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—Mira, sé que no debería decirte esto pero cuando ella vino aquí la noté triste, ya sabes... distinta, me dijo que incluso pensaba que la engañabas. 

—Pero... eso no es cierto. Respondió llevando ambos manos a su cara y respirando hondo. —Necesito encontrarla, concluyó con ojos triste. 

—De seguro es mejor que estén así, intervino justin...— Creo que te comportaste con ella como un tonto, y sé que la adoras, lo he visto pero también te he visto agresivo con ella, tal vez ella se cansó. 

James los observó a ambos. ¿Cómo Justin le podía decir que dejarla era lo mejor cuando él no había abandonado a ____? ¡Joder! Tan solo los quería de vuelta, quería que lo perdonara, había sido un idiota, pero... pero él era así. Ella había conocido esa parte tierna de él que se había empeñado en enterrar cuando murió su familia. Él la amaba. Ella no podía irse así por así. Tenía que contarla con ayuda o no. 

Cuando salió de casa de sus amigos se quedó pensando en lo que le diría, tenía que ser algo que funcionara, algo que la hiciera volver. Cuando volvió a casa se sintió vacío, tan solo habían pasado unas horas desde que se había marchado y sentía la soledad carcomiéndolo. Irónico ¿No? Él que había aprendido a estar solo, él, que cuando ella estaba ahí ni siquiera estaba en casa. Se había equivocado tanto y lo que más le dolía era el hecho de que la entendía, si él hubiera sido ella también lo hubiera abandonado. 

Se sentó en el piso. No quería perderla, no así. No sin luchar.

Ángela observó cómo luces rosadas atravesaban la habitación, casi anochecía, observó a tommy, el cual se la había pasado durmiendo, le dio un beso en su rosada enjilla. Su madre se la había pasado haciéndole preguntas acerca de james. Ella no respondía nada en concreto. Solo quería estar sola, empezar de cero, pero eso era casi imposible, él era el papá de tommy, tarde o temprano tendría que enfrentarlo, solo esperaba que fuera más tarde que temprano.

James aparcó fuera de la casa de Alma. ¿Cómo no lo había pensado antes? Ángela debía de estar en casa de su madre, pretendía tocar la puerta de forma insistente pero antes de chocar el puño contra la puerta recordó que si adoptaba esa actitud agresiva Ángela no regresaría con él. Respiró hondo y tocó dos veces, tenía que serenarse si quería recuperarla. 

— ¿Dónde está Ángela? Preguntó con tono tranquilo una vez que se abrió la puerta.

— ¿Ángela? Preguntó Alma. —Se supone que está contigo.

James la observó detenidamente. — ¿No está aquí? Preguntó.

Alma negó y cerró la puerta. James sonrió. Ella. Estaba. Mintiendo. 

Se montó en el vehículo y avanzó una distancia prudente, la noche le daba ventajas, observó como las luces de la habitación de Ángela se encendían, y se reflejaba una sombra que se paraba de la cama. Sonrió. Ella estaba ahí. Ahora tenía que encontrar la manera de sacarla.

Amor en turbulencia. (2da parte de Un amor en tiempos de guerra) TERMINADA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora