Amor en turbulencia. (2da parte de Un amor en tiempos de guerra) TERMINADA.

101.

— ¿Bagdad? ¡A Irak! Exclamó sorprendida. — ¿Qué diablos haría ahí?

Justin suspiró con cansancio. —Ángela, esto es serio. James se irá como soldado para ayudar con la contienda que allí se desata.

En la vida hay muchos cosas que te pueden hacen caer, la muerte de un ser querido, si te quedas sola Y que el amor de tu vida se vaya a la guerra. No era como pensar que alguien se iría de viaje a algún país y volvería pronto. No. Esto era totalmente diferente. Saber que él se iba a otro país, el cual tenía un conflicto interno, en el cual estaban muriendo personas, ÉL SE iba para defender al país. ¿Pero quién lo defendería a él?

Él había abandonado a su familia y se había ido a una misión, y los encontró muertos al regresar. ¿Y si esta vez era él el que no regresaba? ¿Si esta vez era ella la que tendría que esperar que lo trajeran en un ataúd? Ellos tenían un niño. Y estaba ella también. Ella que sabía que si a james le pasaba algo no tendría mucho sentido continuar sola. Ella que sabía que si él moría en la guerra dejaría a su niño huérfano. ¿Cuántas malditas probabilidades había de que un soldado volviera ileso? ¿Pocas, verdad? Muy pocas.

Llevó ambas manos a su cara mientras sentía las lágrimas resbalar por sus mejillas. Él se iba a ir. A rendirle honor a un país. Y a acabar con lo poco que quedaba de ella. No podía permitirlo. No podía dejar que él cometiera ese acto de suicidio. — ¿Qué? Preguntó volviendo a la realidad. —Él puede morir allí. Dijo con la voz entrecortada.

—Esa era la razón por la que quería hablar contigo... Se irá en unos pocos días. Dijo su hermana.

Y eso la hizo llorar más. No lo pudo contener y lloró, Como hacía tiempo no lo hacía. Sintió dos pares de brazos envolviéndola. —Vamos a buscar una salida, él no se puede ir así, le dijo su madre.

Ángela asintió como si pudiera creerlo pero sabía que su hermana no jugaría con algo así, Y no dudó cuando le propusieron llevarla a ir a verlo.

Cuando entró a la que había sido su casa por un tiempo se sintió extraña. No parecía un hogar, sino una simple casa. Los pocos cuadros que había en la pared habían sido descolgados, y las pocas decoraciones que colgaban en las paredes fueron removidas. Era como si hubiera entrado a un lagar desconocido.

Entonces lo vio salir. Era el mismo de siempre, pero le faltaba algo. Su sonrisa. — ¿Qué haces aquí? Le preguntó confundido.

—Estaremos por ahí afuera, dijo Justin saliendo con _______ de la sala.

Ella al principio no supo qué responder y él siguió entrando en una caja los cuadros que habían sido desmontados de las paredes como si ella no estuviera ahí. —No te has preocupado por tommy en las últimas semanas, dijo de forma rápida.

—Sé que él está bien... Tu madre y tú lo cuidan muy bien, respondió rebuscando en algunos cajones.

—Sí, pero tú eres su papá... Deberías estar interesado en él.

—Sería un caos si me volviera a acercar de nuevo ¿Recuerdas como era antes? No estamos en una montaña rusa, además, si lo veo o no, no cambiaría nada, él seguiría estando bien.

—Eso... Eso... empezó a decir tratando de buscar una respuesta pero no la encontró.

— ¿A qué viniste Ángela? Me dejaste claro que no me querías en tu vida. ¿Qué estás haciendo aquí, entonces?

Ella respiró hondo, se abrasó a sí misma fingiendo que tenía frio y miró hacia abajo. — ¿Por qué te vas? Preguntó.

Vio que él dejó la caja en el suelo y la observaba. — ¿Qué haré aquí? Preguntó frunciendo el ceño. — ¿Ver cómo le consigues otro papá a Tommy? ¿Ver cómo haces tu vida feliz con otra persona? ¿Qué es lo que te preocupa? Si veo al niño o no da igual y creo que si a estas alturas te ofreciera dinero por él lo negarías, entonces ¿Qué es lo que quieres? No tengo nada que me ate a este lugar.

—No puedes solo irte... James. Está mal, dijo con la mirada triste, tratando de encontrar algo qué decir.

—No sé a qué vienes, Ángela. Tengo mucho que hacer, empezó a decir tomando nuevamente la caja que había dejado en el piso. —Creo que venderé esta casa o la dejaré cerrada aún no sé, pero...

—No quiero que te vayas, le dijo mirándolo fijamente. —No quiero que lo hagas.