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Había conocido a un chico. Y ese día saldría con muchos amigos y él estaría en ese grupo. No tenía que mentir, era guapo. Muy guapo. De piel bronceada, pelo negro y ojos color gris. Era hijo de un senador, y siempre estaba metido en esas cosas del modelaje, aparentemente era soltero y se llamaba Steve. 

Su madre se había alegrado cuando le había contado que había conocido a un nuevo chico. Cuando se miró el corto vestido color negro de satén y luego sus zapatos altos color azul se sintió más que segura .Tenía un peinado hermoso, que consistía en dos trenzas que envolvían su pelo y al final quedaba suelto. —Bien, estás bien. Se repitió a sí misma.

—Creo que ese vehículo aparcado afuera pertenece a tu chico, le dijo Alma entrando a la habitación. 

Ángela se asomó por la ventana y sonrió. —Sí, es él, dijo al tiempo que le daba un beso en la mejilla al bebé, se dio cuenta al instante que le había dejado la mejilla manchada con el labial rosa. —Joder, ¿Mamá podrías encargarte? 

—Claro... Claro, me alegro tanto de que estés saliendo con alguien.

—No, no estamos saliendo, respondió sonriendo. —Pero en caso de que sí lo acepte lo traeré aquí a pasarse las navidades con nosotros, aunque sea un día. ¿Lo aceptas? 

— ¡Por supuesto!

Cuando se montó en el vehículo lo observó. —Hola.

—Hola preciosa, esperarte ha valido la pena. 

Ella sintió que sus mejillas se encendían. Bien. Él la estaba poniendo nerviosa.

A medida que avanzaba la noche no podía negar que se divertía como no lo había hecho en mucho tiempo. Había bailado hasta más no poder. Todos los amigos que había hecho en el trabajo eran personas grandiosas, no se podía quejar. No se notaba esa tiranía ni esa envidia, aunque eso no quería decir que no la hubiera. 

Cuando observó su reloj, notó que eran las dos de la mañana. Todos parecían no notar lo tan tarde que era y aunque podía llegar a casa a la hora que quisiera, tenía una pequeñita responsabilidad llamada tommy, no quería que su madre se desvelara toda la noche por cuidarlo. Ese era trabajo de ella. 

— ¿Nos vamos? Le preguntó a Steve tomándolo del brazo.

—Claro, pero después de bailar. 

Ella asintió y se dirigió con él a lo que más o menos parecía una pista de baile, él depositó sus manos en su cintura y la pegó a su cuerpo. — ¿Te he dicho que eres hermosa? Le preguntó observándola. 

Ángela se mordió el labio. — Esta noche no.

Steve sonrió. —Entonces te lo diré, Eres hermosa, le susurró al oído. —Porque no me das ese sí que estoy esperando.

Ella alzó sus cejas. — ¿Quieres salir conmigo? Le preguntó él.

— ¿Tendrías algún inconveniente sabiendo que tengo un hijo? Le preguntó esperando que su respuesta fuera mala pero notó que él ni siquiera se inmutó. —No, respondió al instante. — ¿Cuál es el problema con eso? ¿Eres casada? 

—No. Estoy separada del papá del niño, le respondió observándolo seriamente.

—Está bien. ¿Eso es un sí? Preguntó sonriendo.

— ¿Tienes algún inconveniente en conocer a mi mamá? Así como ir a pasarte un día o dos conmigo en navidad. 

Silencio.

—Falta mucho para navidad, respondió luego de unos segundos.

—Es la otra semana. La otra semana es 24 de diciembre. ¿Tienes algún inconveniente en ir ese día? 

Él parpadeó. —No me habían invitado antes a una cena navideña pero claro, podría ir aunque sea por unas horas. 

—Entonces sí. Respondió Ángela. —Acepto.

—Gracias por esto, le dijo Steve besándola. —En serio nena, Gracias.

Y entonces ahí la noche comenzó, todos en el grupo se habían enterado de su nueva relación y empezaron a celebrar, bebió de más. Bailó de más y disfrutó de más. Cuando miró su reloj y se dio cuenta de que eran las cinco de la mañana se asombró. — Es hora de irnos ya, le dijo a Steve el cual la tenía abrazada. 

—Es temprano, respondió él.

—Sí, temprano en la mañana. Bromeó Ángela.

Cuando él la llevó a casa se sintió fenomenal. Tenía novio. Tenía novio. Y uno muy lindo. Cuando entró a la casa pensó que su madre la estaría esperando pero no fue así, al parecer todos dormían. Vio la escalera borrosa. —Mierda, dijo por lo bajito mientras se quitaba los tacones para subir.

Cuando entró a su habitación algo la hizo asombrarse, james estaba sentado con el bebé en sus brazos el cual lloraba y él trataba de calmar. — ¿Qué pasó? Preguntó preocupada. A esa hora el niño solía estar dormido. Y además ¿Qué hacía james a las 5 de la mañana en su habitación? 

—No ha querido dormirse, respondió él pasándole al niño.

Ella frunció el ceño y empezó a mecerlo en sus brazos como acostumbraba hacer para conseguir que se durmiera. Luego de unos minutos el niño se durmió. Ángela lo acostó con cuidado en la cuna. 

—Tal vez solo te extrañaba y no quería dormirse hasta que te viera, le dijo james observándola.

Ángela no respondió, estaba cansadísima, y además medio borracha, empezó quitándose el vestido y luego los accesorios, entró al baño y se desmaquilló. Cuando salió y pretendía acostarse a dormir lo escuchó hablar. —Entonces conociste a alguien, le dijo con tono apagado.

En ese momento ella sintió que su garganta se reducía. Asintió incapaz de hablar. Lo vio suspirar y mirar hacia otro lado, se notaba triste. — ¿Y él sabe que tienes un bebé? Le preguntó sentándose en la cama. 

Ella, que estaba costada lo observaba. Asintió mirando hacia otro lado.

— ¿A él le gustan los niños? Le preguntó james.

—No lo sé, respondió Ángela sinceramente. —Pero tampoco me importa... Tommy ya tiene papá, concluyó con voz diminuta. 

Lo vio asentir guardar silencio. — ¿Estás enamorada de él? Peguntó luego de unos segundos.

Ángela se encogió de hombros. ¿Realmente estaba preparada para responder esa pregunta? Definitivamente no. Podría amar a Steve o tal vez no. Solo tenía un mes conociéndolo, aunque no podía negar que él la ponía nerviosa, que solo pensaba en él. ¿Estaba enamorada entonces?

Silencio.

—Me estás matando ¿Sabes? Le dijo james con la voz entristecida. 


Amor en turbulencia. (2da parte de Un amor en tiempos de guerra) TERMINADA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora