57.

285 11 0
                                    

— ¡Ángela! ¡Un regalo para ti! Gritó su hermana. 

— ¿Otro? Preguntó confundida. Tomó la pequeña cajita color rojo. La observó con curiosidad, dentro de ella había una nota pequeña diminuta. —Para mi princesa, Feliz navidad. Había una cadena, que al parecer era de oro blanco, el dije era un muñequito de nieve. Sonrió como tonta. Observó a james, el cual la observaba sonriendo. Sin pensarlo corrió hacia él y se le tiró encima, él la tomó en sus brazos. —Gracias, Gracias, Gracias... le dijo besándolo. — ¿Cuándo lo conseguiste? Creí que no te gustaba la navidad... 

Él la dejó en el suelo... —Lo conseguí esta mañana, y... No. No me gusta la navidad, pero eso no quiere decir que no haga pasar a mi princesa una feliz navidad. 

Ángela lo abrasó, no le importó el hecho de que alguien los observara, y no importaba lo que su mamá creyera, james era un buen tipo, él nunca la golpearía. Nunca.

Justin se acercó a james algo cansado. —No sé por qué mierda le regalan cosas que la niña no puede usar. Me han puesto a armar un robot gigantesco, ¿no solo podían regalarle una muñeca que dijera hola y adiós? Preguntó frustrado.

James sonrió, se encogió de hombros. —Te compadezco, hermano.

—No te burles, ya te veré cuando nazca tu hijo, le dijo sonriendo. 

James sonrió. Su hijo. ¿Sería un niño o una niña? ¿Tendría que comprar muñecas o carros? ¿Tendría que llevarlo a clases de natación o a una academia de ballet? Suspiró. Definitivamente no le importaba le sexo del bebé. Escuchó que alguien lo llamaba. Se giró para observar a Alma observándolo. ¿Podemos hablar? Le preguntó. 

—Claro.

—Sígueme, dijo caminando hacia la pequeña biblioteca que había en la casa.

— ¿Qué pasa? Preguntó james confundido.

Alma se frotó las manos como si estuviera pensando qué decir. —Voy a ser directa. No te quiero para mi hija. Te haré el trabajo más fácil. Tú no quieres a ese bebé. Nosotros sí. Y encontraré a algún hombre que sí lo querrá. 

James frunció el ceño. — ¿Qué? Preguntó asombrado.

—Mira, sé que tú no quieres a ese bebé, mi hija está en pleno embarazo, conozco las hormonas, así que lo que haremos es lo siguiente... Esperamos a que el bebé nazca y te desapareces. 

—No haré eso porque a usted le dé la gana.

—No es porque me esté dando la gana, esto no es capricho. ¡Yo amo a mi hija!

—Su hija es mi mujer.

—Mujer que tú no quieres, y solo estás con ella porque te sientes atado por el bebé. Para nosotros el bebé no es una atadura. Nosotros los vamos a criar. 

James sonrió apretando los dientes. — ¿Por qué no se mete en sus asuntos?

—Porque me meto es que te digo esto de Ángela, tú no la mereces, ella no merece estar triste, ni tener a un tipo a su lado agresivo. Esa no era mi idea para cuando ella tuviera un bebé.

—No me importa su idea, ese es el detalle, que no me importa si a usted le guste o no que esté con ella. 

—Te la voy a quitar cuando nazca el bebé, así que hazla feliz en lo poco que te queda.

—Eso ya lo veremos, le dijo enojado.

Alma pensaba decir algo cuando vio que la puerta se abría y Ángela entraba. — ¿todo bien? Preguntó algo extrañada. — ¿Qué hacen aquí? ¿Qué pasa? 

—Todo bien, dijo Alma fingiendo una sonrisa.

Ella observó a james, el cual tenía el ceño fruncido. Estaba enojado. —Me voy de aquí, dijo saliendo. 

— ¿te vas? Preguntó confundida. — ¿A dónde? 

—De aquí, Ángela. Me voy de aquí, dijo bruscamente. — ¿Te vienes conmigo o no? 

Amor en turbulencia. (2da parte de Un amor en tiempos de guerra) TERMINADA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora