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Nunca entendió a su madre, podía tener a hombres buenos, que la amaran ¡Pero no! Ella amaba a toda la lacra que expulsara la sociedad, había tenido novios cantantes, drogadictos, esperaba que éste Paul algo, fuera diferente y duraran al menos un mes juntos.
— ¿Problemas? Preguntó james.
Ella se asustó, ni se había dado cuenta de que habían llegado a su casa, negó con la cabeza mientras salía, tomaba la niña en brazos y entraba, su casa era hermosa, para solo vivir un hombre en ella, su hermana le había contado que actualmente él no era ni casado ni tenía alguna relación conocida, él era según ella, un hombre solitario. Eso era extraño, muy extraño. Cuando quiso preguntarle si alguna vez estuvo casado, o si tenía hijos, ella desvió el tema, y no logró concluir.
Caminaba mientras observaba los cuadros abstractos que habían en el lugar, parecía un hogar pero le faltaba algo, era como si fuese un caparazón, un bello caparazón; tenía cuatro habitaciones, una cocina bastante espaciosa, con un pequeño comedor, lo que más llamó su atención, fue el patio trasero, estaba decorado con mesas de madera y algunos manteles, había un columpio, y un asadero.
— ¿Tienes mucho tiempo viviendo en esta casa? Preguntó confundida.
—Bastante.
— ¿Y entonces por qué….?
En ese momento sonó su celular y tuvo que ir a responder, — ¡Richard! Chilló, se alejó de ellos por un momento, mientras lo escuchaba hablar, ¿Alguien se podía quedar embobado solo con la voz de otra Persona? Sonreía como idiota, —No, sí claro, ¿Dónde es ese concierto? Ah, ya entiendo, si, la boda ya acabó, ¿A las ocho? Perfecto, te enviaré la dirección en un rato, sí, te quiero, dijo y colgó, al girar james estaba detrás de ella, le sonrió. — ¿Tu novio? Preguntó. 
— ¡Sí! Exclamó contenta.
— ¿A qué hora te vas?
—Dentro de… miró su reloj, Una hora, así que ¿Dónde está el baño? Preguntó mientras buscaba su bolsa. Él le dejó estar en la habitación que había ocupado su hermana y su cuñado, cuando se quedaron allí.
Se metió rápidamente al baño, al salir, miró su reloj, 7:32, ¡Joder! Aumentó la velocidad en sus movimientos, hasta que por fin consiguió cambiarse, eran las 7: 59, miró su vestuario aprobándolo, el concierto era en un bar, a decir verdad ni la banda conocía, eran unos extraños que tenían una que otra canción sonando en la emisora, se miró en el espejo mientras se hacía una coleta alta y se dejaba algunos flequillos fuera, se puso lápiz labial color rosa y se aplicó delineador. Al salir se quedó asombrada ante la imagen, james estaba vestido con unas bermudas de cuadros, y un t-shirt, estaba cocinando, y la niña estaba en un asiento para bebés en la cocina observándolo, realmente se las apañaba bien, sentía que sobraba.
James se dio cuenta de una tercera persona y volvió la vista, la observó, se veía realmente hermosa con ese vestido, le dejaba ver sus largas piernas, — ¿Cenarás con nosotros? Le preguntó deseando que su respuesta sea un sí.
—Me gustaría, pero tengo planes ¿Para otra ocasión?
Él asintió mientras servía la cena en la mesa, y llevaba a Sofía a ella.
— ¿Eso qué es? Preguntó curiosa.
—Lasaña fría de atún y crema de broccoli y parmesano para la niña
¡Woa! Y ella no sabía hacer unas buenas tostadas, ¡Qué vergüenza! 
—Te gusta la cocina ¿eh?
Él sonrió, —Un poco.
—Bien, estaré por allá, dijo señalando el balcón, tomó un asiento alto en madera que había y se recostó de la verja mientras veía a algunas personas pasar, observó su reloj, había pasado al menos media hora, y Richard no la llamaba, voltio la vista, y observó a james y a la niña cenando tranquilamente, a sinceridad ya hasta hambre tenía, marcó al teléfono de su novio al menos doce veces pero él no respondía, —Todavía puedes cenar con nosotros, le dijo james. 
—Mi novio está en camino, respondió fingiendo una sonrisa.
— ¿Segura? Le preguntó james riendo.
— ¡Ya párale! Él vendrá, ya lo verás.
Pero no fue así, pasaron al menos dos horas y ella aún seguía sentada en el mismo maldito lugar, solo que esta vez sus ojos estaban llenos de lágrimas, era una estúpida, una estúpida que fingía tener a un novio que la amaba cuando la verdad era que ella era la única que hacía algo por la relación, miró al piso, lo que menos quería era ponerse a llorar, pero se le estaba haciendo inevitable.
—Oye al parecer tu novio te hizo el plantón ¿No?
Esas palabras hicieron que el mar de lágrimas que estaba conteniendo saliera a flote, sollozó, — ¿Por qué no me dejas en paz? Le gritó mientras se paraba del asiento y corría al baño.
James se quedó de piedra, no se imaginaba que ella estuviese llorando… —Ángela, espera… dijo corriendo detrás de ella.

Amor en turbulencia. (2da parte de Un amor en tiempos de guerra) TERMINADA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora