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— ¿Quién? Preguntó algo desinteresada.

—James.

Solo escuchar su nombre hizo que su estómago se revolviera, ¿sería lo que llamaban mariposas en el estómago? Giró en todas las direcciones, hasta que lo vio en una esquina vestido totalmente de negro, algo dentro de ella se elevó al cielo, sonrió como tonta y caminó en su dirección, no se contuvo y cuando estuvo a centímetros de él lo abrasó fuerte. Sintió como sus brazos la apretaban.

James besó su pelo, —Me desaparezco por menos de un mes y me cambias. 

Ángela se horrorizó… —No, dijo observándolo a los ojos aún entre sus brazos, Yo no te cambié, él es solo un amigo... James te extrañe tanto, dijo tristemente… —Pensé que nunca volvería a verte, que me odiabas, perdóname ¿Si? Yo… Yo no debí irme, pero… sus palabras se atoraron en su garganta y sus lágrimas empezaron a salir… —Yo te amo, y te amo completamente, no me importa si eres malo o bueno, yo te amo y quiero estar contigo, cielo. 

Silencio.

—Anda, háblame, dime algo… le rogó poniéndose de puntitas y dándole un beso en la mejilla. 

James cerró los ojos ante su contacto, suspiró cansado. —Yo también te extrañé muchísimo… Pero… 

—No, no pongas peros, yo extraño dormir en tu cama, contigo, y que amanezcamos abrazados, extraño tu forma de cocinar, perdóname, por favor. Rogo con el rostro empapado de lágrimas.

—Tranquila, nena… No llores. Le dijo besando sus parpados. —Las princesas no lloran.

—Esta princesa está triste porque siente que su príncipe no la quiere. 

—Yo no soy un príncipe.

—Para mí lo eres, respondió Ángela lentamente… —Eres mi hombre perfecto, el hombre que yo amo.

James no sonreía, parecía como si sus palabras le dolieran, Ángela lo tomó de la mano, aprovechó que los demás estaban concentrados en diferentes actividades, abrió la puerta del cuarto de servicio y entró junto a él. — ¿Qué pasa? Preguntó acariciando su rostro. — ¿No me quieres? Preguntó preocupada. 

—Ángela, Yo…

— ¿Tú qué? ¿No me quieres? Volvió a preguntar.

—Sí, nena, le dijo besándola…— Claro que te quiero, pero…

—Pero nada, respondió ella sonriendo mientras lo besaba a apasionadamente… —Te necesito tanto, le dijo besando su cuello y acariciándolo. 

James la pegó de una pared, y Ángela subió las piernas en su cintura para no caerse, — ¿En serio me extrañaste tanto? Le preguntó besándola.

Ella asintió mientras sentía como él acariciaba su cintura, metía su mano por dentro de su vestido acariciando su vientre, llegando hasta uno de sus senos y apretando su pezón, ella gimió cerrando los ojos.

Las sensaciones que experimentaba eran realmente placenteras y más aún cuando sintió que bajaba su ropa interior y se introducía en ella de golpe, lo besó, ahogando sus gritos en sus labios, lo que menos quería era que alguien se diera cuenta de lo que hacían, sintió como él mordía su cuello, cerró los ojos mientras lo sentía clavarse profundamente en ella, cinco, seis golpes, y sentía que sus piernas fallaban, james suspiraba con dificultad, apoyó su frente en la de ella, —Vamos nena, córrete para mí, le dijo sensualmente. 

Ella no soportó más y se corrió ruidosamente, james siguió golpeando en su interior y luego de unos segundos se corrió besándola. Apoyó su frente en la de ella nuevamente mientras sonreía. —Eres hermosa, le dijo dándole un beso en la mejilla.

—Tú también, respondió Ángela.

Ángela se aferró al brazo de james mientras salían del lugar. — ¿Ángela? La llamó David.

Ella se giró, vio que james también lo hacía…— ¿Te quedarás en casa esta noche? Peguntó él un poco incómodo.

—No, ella no ira a tu casa, respondió james con el ceño fruncido.

*O*

Amor en turbulencia. (2da parte de Un amor en tiempos de guerra) TERMINADA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora