Amor en turbulencia. (2da parte de Un amor en tiempos de guerra) TERMINADA.

88.

Él sonrió y negó al tiempo que se tiraba con ella debajo, en la cama. — ¡Aléjate! Chilló Ángela pero él tapo su boca con su mano mientras que con la otra acariciaba su vientre y subía sus manos hasta su sostén. De un momento a otro quitó la mano de su boca y la sustituyó por sus labios. 

Ángela sentía sus manos en todas partes, y simplemente explotó... Sentía rabia con ella por ser tan estúpida y seguir enamorada de él y tenía miedo... Miedo de caer en su juego nuevamente, miedo de que la hiciera sufrir de nuevo, que la hiciera sentir miserable, que pisotee su autoestima. No quería pasar por eso... No otra vez. Sintió que las lágrimas se desbordaban por su rostro. Lo amaba pero al mismo tiempo él la destruía. 

James paró de besarla al notar sus sollozos. Se separó de ella rápidamente y llevó ambas manos hasta su pelo. —Lo siento... Lo siento... repitió observándola con ojos tristes... —Me dejé llevar... Es solo que... 

Ángela asintió mientras se acurrucaba debajo de las sabanas y sollozaba. —Nena... yo no quiero hacerte sufrir... Lo siento tanto... repetía james al tiempo que se desnudaba hasta quedar en bóxer y se metía en la cama. No lo pudo evitar y la abrasó, no le gustaba verla llorar. 

—Perdóname cielo, Lo juro... No quería hacerte daño... Es solo que.... Maldita sea, me muero por hacerte el amor y tenerte cerca, extraño tu sonrisa, extraño verte en casa, te extraño demasiado ¿Sabes? Le dijo besando su hombro. 

Ella secó sus lágrimas. —Te amo tanto, aunque no lo parezca, le dijo tomando una de sus mano entre las de él y besando sus nudillos. — Amo todo de ti, eres perfecta para mí. 

— ¿Dónde estabas james? Preguntó con la voz rasposa.

—Salí con Justin a celebrar el cumpleaños de un amigo. 

— ¿Mi hermana estaba con ustedes? Preguntó sintiéndose de repente tonta.

—Sí, no he estado con nadie más, además tú mi tipo perfecto de chicas.

Ella sonrió. — ¿Tu tipo?

James soltó una carcajada. —Sí, me gustan pequeñas y lindas, y nena... Tú eres preciosa. 

—No soy tan pequeña, respondió sonriendo.

—Bueno, al menos no eres más alta que yo.

Ella sonrió. —Bien, entendí tu punto. Respondió girándose y observándolo. Él acaricio su mejilla. —Necesitas dormir, cielo.

Ella asintió, — tú me estás distrayendo.

James sonrió y la abrazó dándole un beso en la frente. —Lo siento, pastelito.

—No me digas así. Respondió rodando los ojos.

—Está bien, pastelito.

—Hablo en serio, dijo tratando de alejarse.

—Es broma, cielo. No te enojes. Le dijo entrelazando sus dedos con los de ella. —Me aseguraré de que nadie te despierte. 

—Confío en ti, le dijo Ángela acurrucándose en su hombro.

—Gracias, le respondió sonriendo.

Cuando Ángela abrió los ojos se sorprendió de que aún fuera de noche, se encontró sola en la cama. Frunció el ceño y vio a su madre entrar a su habitación con tommy en brazos. —Cielo has dormido al menos 17 horas, le dijo Alma sentándose en la cama.

— ¿Qué?! Preguntó alarmada. ¿Hablas en serio?

Alma asintió. — ¿James se fue? Preguntó y se arrepintió luego. 

Su madre sonrió, sí y mira lo que te dejó. Ángela observó la mesita a su lado, tenía una canasta con todo tipo de chocolates y un globo que decía te amo. No evitó sonreír como boba. 

—Creo que lo traes loco, le dio Alma alzando sus cejas de forma divertida.

Ella se sonrojó. — ¿Te está gustando james? Le preguntó.... —Digo, no gustarte como novio sino... Ya sabes...

Alma soltó una carcajada y se encogió de hombros. — ¿Qué te puedo decir? Se ha comportado de maravilla y te ha cuidado, eso me agrada. 

Y lo más triste del caso fue que no volvió a verlo, ella había conseguido otro nuevo trabajo, la coordinadora del trabajo anterior la había llamado y ahora estaba metida en un comercial para Adidas, sí. Y era realmente genial.

Realmente no podía entenderlo, la quería a momentos y luego la dejaba sola. Ya ni siquiera era necesario evitarlo, él mismo no aparecía por ningún lado. Más humillada no se podía sentir, había hecho algunos amigos y estaba tratando duramente de que alguno se le metiera en el corazón para poder distraerse y olvidarse de james pero parecía imposible. Su nuevo amigo Franco, era muy bonito, tenía que reconocerlo, había estado saliendo con él a discotecas y restaurantes en plan de amigos por al menos un mes pero de igual forma se sentía vacía.

Su madre le insistía que llamara a James porque al parecer Tommy lo echaba de menos pero ella no podía obligarlo, él sabía claramente que tenía un hijo. Rogar por su atención sería patético.

Ese viernes había llegado temprano a casa, se sorprendió al ver a James con el bebé en sus brazos, hacía 30 días que no sabía nada de él y aun así la verlo no pudo evitar el remolino que se formó en su estómago. — ¿Qué haces aquí? Le preguntó tratando de sonar despreocupada pero había fallado. 

—Vine a invitarte a salir, le dijo sonriendo. 

— ¿Crees que puedes salir de la nada, invitarme a salir y pretender que simplemente dirá si? Preguntó enojada.

—Pretendía que lo hicieras, le respondió james frunció el ceño.

—Bueno, lo siento... Esta noche tengo planes. 

— ¿Has quedado con alguien ya? 

—Sí, Franco y yo saldremos esta noche, respondió tirando el bolso que tenía puesto, había estado en el gimnasio y estaba sumamente cansada. 

—Eso no será un problema. Respondió james. —Te estoy invitando ahora, es de tarde, te puedo traer en la noche. Además tú lo dijiste, tienes planes 'para esta noche' no para esta tarde.

Ángela abrió los ojos como platos. —No james, no saldré contigo.

Él suspiró y dejó al bebé en la cuna, se le acercó y tomó su mano. — Anda, será divertido para Tommy.

Ella frunció el ceño. — ¿A dónde iremos? 

—No te puedo decir, es una sorpresa pero al niño le encantará, lo sé. Podrías empacar algo de ropa e incluir trajes de baño. 

— ¿Nos llevarás a la playa? Preguntó curiosa.

Él cabeceó. —No exactamente.