22.

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— ¿Ángela? Preguntó james.
Ella suspiro de alivio al escuchar su voz pero al mismo tiempo sus ojos se llenaron de lágrimas, tenía ganas de decirle la verdad, él no le creería que se había caído de las escaleras, sollozó. — ¿Estas bien? 
—Sí, respondió mientras se limpiaba las lágrimas.
—Te invito a cenar, ¿Qué dices?
Silencio.
— ¿Estás ahí? ¿Pasa algo?
—No, no pasa nada… Está bien, acepto.
—En unos minutos paso por ti.
Sabía que estaba cometiendo una locura y que lo que menos podía hacer era salir pero lo necesitaba, necesitaba que él la abrazara y le dijera palabras bonitas y no la hiciera sentir inferior ni una estúpida. Se paró lentamente y buscó un sweater negro y unos jeans del mismo color, el dolor era tan fuerte que no se pudo bañar, se aplicó crema desinflamante lentamente y buscó todos sus cosméticos para maquillarse, después de veinte minutos tenía sus golpes un poco disimulados, suspiró tristemente, cuando escuchó la bocina del vehículo de james bajó lentamente las escaleras. 
— ¿A dónde vas? Le preguntó alma.
—Saldré con James, vuelvo en breve.
—Tú no puedes salir, en ese estado no.
—Mamá por favor, vuelvo enseguida.
Cuando se montó en el vehículo de james trató de evitarlo pero no pudo, él le tomó el rostro en sus manos y la observó… — ¿Que te pasó? Le preguntó preocupado. 
Silencio.
—Ángela ¿Qué te pasó en la cara?
—Problemas con mi madre, dijo rogando que le creyera.
— ¿Alma te hizo eso? Le preguntó en voz alta.
Silencio.
— ¡Responde!
—Estábamos discutiendo, no fue nada importante.
—Bien, hablaré con ella, no puede hacer eso, te golpeo como si fueses un animal, respondió mientras trataba de salir del vehículo, Ángela lo tomó por el brazo… —No lo hagas por favor, solo empeorarás las cosas, dijo mientras se limpiaba las lágrimas. No quería que se le cayera la mentira, no quería que james fuera a buscar a Richard, ella le tenía miedo y sabía lo vengativo que era, la podía perseguir y dejarla peor. 
—Por favor, le rogó Ángela.
James golpeó el volante, — ¿Cómo mierda me pides que me quede tranquilo? ¡Mira cómo te dejó! Exclamó enojado.
—Por favor, si le dices algo te voy a odiar.
Él la observó y le acarició el pelo… —Por esta vez ganaste. 
Cuando ella vio el restaurante al que iban su corazón empezó a latir desbocado, ahí siempre estaba Richard con sus amigos… —Te gustará este restaurante, hacen una pasta perfecta. ¿Ángela?
Ella estaba aterrada…— Yo… Yo no…
— ¿Tu no qué?
—Yo… sí, si me gusta… respondió finalmente.
—Vamos, le dijo él sonriendo mientras la tomaba de la mano. Ella sintió que él le presionaba uno de sus tantos moratones e hizo una mueca de dolor. — ¿Te he hecho daño? Le preguntó él observándola fijamente.
—No, respondió mientras respiraba hondo, — ¿por qué no pedimos la comida para llevar?
— ¿Para llevar? Preguntó él confundido.
—Sí, y vemos una película en tu casa o algo así ¿Qué dices?
Él sonrió, —está bien, pero igual tenemos que entrar y sentarnos.
— ¿Entrar? Preguntó asustada.
—Sí, es su extraña política, yo tampoco la entiendo.
Silencio.
—Pero te gustará, te lo aseguro.
Ella asintió mientras rezaba en su interior para que Richard no estuviera ahí, cuando entraron y se sentaron en una mesa, james se disculpó y fue a buscar a una camarera. Ella se quedó mirando la mesa, no quería levantar el rostro, y cuando por fin lo hizo se encontró de frente con su pesadilla: su ex novio. 
Él la observó con odio, y ella desvió la vista, tenía tanto miedo que sentía que iba a vomitar, tenía que salir de ese lugar, cuando se disponía a pararse james apareció, ella sin pensarlo le apretó el brazo… —Vámonos james, vámonos por favor. Dijo con lágrimas en los ojos.
—Pero si solo tenemos que esperar unos minutos.
—Te lo estoy rogando, le dijo llorando… —Por favor, vámonos de aquí.
Él vio el pánico en sus ojos… — ¿Te sientes mal? Le preguntó acariciándole el pelo.
—Por favor, sollozó.
—Bien, respondió mientras la tomaba de la mano y salía con ella.
Ángela no podía detener el temblor en sus manos y en todo su cuerpo, de repente escuchó a alguien detrás de ellos. Ella jaló a james para que se montaran en el vehículo pero él se detuvo.
— ¡Ángela! Le gritó Richard.

Amor en turbulencia. (2da parte de Un amor en tiempos de guerra) TERMINADA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora