87.

255 10 0
                                    

—Un vestido, respondió observando el movimiento de sus manos encima de su rodilla. 

— ¿Por aquí? Preguntó acariciado su rodilla.

—No, más arriba, respondió.

Sintió como james acariciaba su pierna... — ¿Por aquí? Preguntó nuevamente.

Ella gimió, —joder, no hagas eso.

— ¿Esto? Preguntó james sonriendo acariciando desde su rodilla hasta donde la cubría el corto vestido que llevaba.

—Por favor, le dijo en un susurro.

— ¿Por qué? Preguntó james. 

—Solo déjalo, respondió fastidiada tratando de pararse pero él la mantuvo entre sus brazos.

—Si me lo dices, te dejo ir y dejo de acariciarte. 

Ella gimió de frustración. —Está bien... No quiero que lo hagas porque... porque me excitas... dijo con el rostro ruborizado. 

James soltó una carcajada. Ángela rodó los ojos y le pegó con la mano en el pecho. Él rió más fuerte. Cuando empezó a cerrar los ojos, sintió las caricias de james en su brazo y sus besos. Escuchaba que él le decía algo pero sus ojos se cerraron.

Cuando despertó, se encontró en la cama junto con Tommy, el niño estaba acurrucado contra su pecho. Ella no se había movido hasta ahí, se levantó un poco y vio a james dándole la espalda con un brazo en el palo del cual se sostenía la cortina. —Vamos, preciosas... Solo una hora más, ella no ha dormido en toda la noche. Escuchó que le decía james a una enfermera joven que estaba delante de él. 

—Las reglas...

—Solo es una hora, linda. Te lo prometo. Le dijo y luego se inclinó y le susurró algo. La chica se sonrojó de forma casi exagerada asintió y se fue.

No pudo evitar sentir esa punzada de celos. Aunque estaba coqueteando para que ella pudiera dormir más no soportaba le hecho de que estuviera mirando a otras chicas y más sabiendo que la enfermera era bonita. Fingió que estaba dormida. Entonces sintió que alguien besaba su mejilla y abrió los ojos. —Hola, princesa, le dijo james. 

Ella se sentó y empezó a arreglar su cabello, por las mañanas era un desastre. —Te ves lida cuando despiertas, le dijo sonriéndole. 

—Joder, no mientas, le respondió saltando de la cama y buscando en su bolso alguna goma para amarrarse el pelo. 

Esa noche mientras bailaba en el evento disimuló su cansancio, la verdad era que se sentía estresada, lo único bueno era que el niño se había mejorado y estaba en casa. Eso le dio fuerzas para hacer una presentación perfecta. Cuando llegó a casa, notó que la habitación estaba vacía, era extraño que james no estuviera ahí, se había acostumbrado a encontrarlo sentado en el sillón con el bebé en brazos. Se sintió algo decepcionada. Suspiró con cansancio mientras se sentaba en la cama. — ¿Cómo estás? Preguntó su madre entrando a la habitación.

Ella asintió sin sonreírle. —Cansada. Fue una buena presentación la de hoy.

—James se fue hace unas horas, solo pasó por aquí y luego dijo que tenía que salir. 

Ella asintió y forzó una sonrisa, cuando su madre se fue salió al balcón. ¿Salir de noche? ¿Con quién? Se preguntó. Tal vez estaba con la enfermera, los había visto hablar antes de salir del hospital, o tal vez estaba con cualquier chica revolcándose en el asiento trasero de su auto. Negó con la cabeza acostándose en la cama. Aunque sentía que su pecho se contraía no iba a sufrir por eso, al final y al cabo él era un hombre libre y podía meterse con quien quisiera, aunque a ella le doliera. 

Al otro día en la noche se sentía algo nerviosa, era la última presentación y tenían que hacer una coreografía de hip hop, y ella sinceramente no dominaba muy bien ese género, pero igual se esforzó lo más que pudo y no se notó su inexperiencia. Cuando todo finalizó, la coordinadora les informó que llamaría en la semana a algunas chicas para que trabajaran nuevamente con ella en otros eventos y que la otra mitad del dinero que le prometieron se lo depositarían en sus cuentas bancarias al otro día. Eran las tres de la mañana y la mayoría de las chicas saldrían a celebrar que todo había salido bien pero ella no se pudo unir, debajo de todo el maquillaje tenía ojeras y estaba extremadamente cansada. Además ya no podía contar con que james cuidara de tommy en lo que ella regresaba a casa, porque era obvio de que él había empezado su vida nuevamente, y no lo culpaba, él no tenía la obligación de quedarse con el bebé mientras ella modelaba de madrugada. 

Al subir a su habitación notó que el bebé lloraba y nadie estaba con él. Esas pequeñas cosas la hacían sentirse como una mala madre. Había terminado con el evento, tendría al otro día dinero pero en ese justo momento se sentía vacía, sentía que sus lágrimas se apilaban en sus ojos. Estaba tan cansada y odiaba no tener las fuerzas necesarias para cuidar del bebé. 

Alma sintió que tocaban la puerta. Se sorprendió al ver a james afuera. — ¿Ángela ha llegado? Preguntó preocupado.

Ella asintió. —Una amiga la ha traído.

Él tocó su cuello. —Supongo entonces que tendré que irme, dijo. 

Alma lo observó. Su hija estaba cansada, y la había visto triste, además el niño no había parado de llorar y aunque no aceptaba del todo a james, tenía que admitir que quería mucho a Ángela y a su hijo. Todos lo notaban. — ¿Me puedes hacer un favor? Le preguntó.

Él asintió.

— ¿Puedes quedarte con ella esta noche? El niño no ha parado de llorar y...

—Está bien, respondió james sonriendo y subiendo las escaleras.

— ¡Necesito dormir! Escuchó que Ángela le gritaba al niño, su llanto se escuchaba por toda la casa. 

Ángela no sabía que hacer, la única manera de mantenerlo quieto era caminando con él por la habitación y sus pies dolían demasiado para hacer eso. Sintió que alguien entraba en la habitación y se sorprendió al ver a james parado en frente de ella observándola. —He venido a ayudarte. Le dijo.

Ella frunció el ceño. —No necesito tu ayuda, Gracias.

—Ángela... Dame al bebé.

—No, le respondió. 

Él se le acercó lo suficiente para que ella notara que olía a alcohol. —Puedes regresar a tu fiesta o donde sea que estabas, el niño y yo estamos bien. 

James suspiró cansado y le quitó el bebé, poniéndolo en la cuna, Tommy no hizo ningún intento de llorar, se quedó quieto y empezó a cerrar los ojos. Ángela vio como james la pegaba bruscamente a su pecho. —Es eso lo que te tiene tan enojada ¿Verdad? Le preguntó apretándola fuerte.

—Suéltame, le dijo lentamente.

Él sonrió y negó al tiempo que se tiraba con ella debajo, en la cama. — ¡Aléjate! Chilló Ángela pero él tapo su boca con su mano mientras que con la otra acariciaba su vientre y subía sus manos hasta su sostén. De un momento a otro quitó la mano de su boca y la sustituyó por sus labios. 

Amor en turbulencia. (2da parte de Un amor en tiempos de guerra) TERMINADA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora