Amor en turbulencia. (2da parte de Un amor en tiempos de guerra) TERMINADA.

64.

James observaba al pequeño bebé que tenía frente a él, estaba en una incubadora conectado a tubos extraños, era tan pequeño, tocó una de sus manitas, estaba dormido, una enfermera le había concedido dos minutos con el niño. Solo dos. Sentía que algo en su pecho se rompía. Si el niño moría no se lo iba a perdonar nunca. Sonrió tristemente. ¿Qué había hecho? Él debía estar ahí con ella para protegerlos. No pudo evitar las lágrimas que se derramaban por sus ojos. —Esta vez, lo voy a hacer bien, dijo limpiándose las lágrimas. —Prometo que lo haré bien. 

Permaneció toda la madrugada en la sala de espera, Alma le había puesto las cosas difíciles, no quería que viera a Ángela y él no armaría un escándalo para sacarla de la habitación. Le tocaba esperar. Se frotó los ojos con cansancio. Se había bebido al menos cinco tazas de café pero de igual forma se sentía cansado. Observó su reloj, eran las ocho de la mañana. 

En el día le fue aún más imposible verla, ya la situación empezaba a cansarlo, quiso ver a su hijo pero Alma no se lo había permitido. En la noche, ya cansado, se dispuso a verla sí o sí. En ese momento vio a ____ salir de una habitación caminando a paso lento, mientras justin sostenía a su nuevo bebé, se notaba que estaba muy feliz, y que había llorado. Los vio entrar a la habitación de Ángela. ¡Joder! Tendría que esperar más tiempo. 

Ángela sonrió al ver a su hermana entrar a su habitación. Justin le pasó a su nueva sobrina. ——Es hermosa, dijo besando su mejilla. —Ya mamá me ha dicho que se llama Cloe, es un nombre hermoso. ¿Tú cómo estás? Le preguntó. 

Su hermana sonrió. —Feliz, no te puedo mentir, pero algo cansada. Igual no te preocupes, en cuanto me recupere vendré a verte, espero que no dures mucho tiempo aquí. 

Ángela sonrió tristemente. —Quisiera que mamá se fuera a descansar. 

____ observó a Alma. —Mamá, deberías irte con nosotros.

— ¿Pero con quien se quedará Ángela? Ella está sola.

—James está ahí afuera. Dijo Justin metiéndose en la conversación.

— ¿James? Preguntó Ángela confundida.

— ¿No lo sabías? Preguntó Justin.

Ella negó.

Todos miraron a alma al mismo tiempo. — ¿qué? Preguntó a la defensiva. 

—Mamá, es hora de que dejes que Ángela y james arreglen sus asuntos, sin que tú intervengas. 

—Pero... él la dejó sola. Dijo a la defensiva. —Y yo estuve aquí con ella, además cuando salga de aquí se va conmigo, no con él. 

— ¿Cómo? Preguntó Ángela asombrada. 

—No me mires así, él no te quiere. Le dijo directamente.

— ¡Mamá! Exclamó ____. —Deja de meterte. 

Alma se paró de mala gana. —Está bien, me voy a casa de ___ pero en la noche volveré. 

Todos salieron de la habitación. Ángela suspiró. No evitó sonreír, james estaba ahí, pensó que se había olvidado de ella, que no le importaba si estuviera en la casa o no. Sintió que la puerta se abría, al alzar la vista se encontró con el hombre que amaba. Él se le acercó e hizo algo que la sorprendió, se inclinó hacia sus labios y la besó, luego se sentó a su lado y llevó una de sus manos hasta sus labios. — ¿Cómo estás, cielo? Preguntó lentamente. 

Ella no tenía palabras. Asintió como si eso fuera una respuesta y luego habló. —Bien, algo cansada. ¿Viste a Tommy? Le preguntó. 

—Lo vi, pero no sabía que ese era su nombre.

—Lo siento. Pero se me ocurrió hace unos días. No sabía que daría a luz tan pronto. 

James sonrió. —Es hermoso. 

—Yo no lo he podido ver, dijo tristemente.

Los demás días en el hospital fueron fatales, aunque Ángela se sentía recuperada, las peleas constantes entre james y su madre la agotaban psicológicamente. James había amanecido con ella aunque su madre estuvo en contra todo el tiempo. Sonreía como boba, ese hombre la desarmaba totalmente. Estaba sumamente tierno y atento con ella. Ojala y se pudiera quedar así. Pensó esperanzada. 

Finalmente el sábado pudo tener a su bebé en brazos, no evitó las lágrimas que se derramaron por sus mejillas, era hermoso, y no se parecía mucho a ella, tenía los ojos de un color negro intenso, y el pelo castaño oscuro, se parecía mucho a james. Estaba algo delgadito y sus mejillas estaban sonrojadas por el llanto. Ella lo arrulló en sus brazos viendo como el bebé se calmaba.

—Es hora de irnos, dijo Alma tomando al bebé en brazos. 

—Mamá... dijo Ángela en tono de advertencia.

—Esto ya lo hablamos, dijo alma observándola. — Te vas conmigo.