55.

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Él le dio la espalda. Suspiró, la ignoraba. Se imaginaba que debía ser complicado estar con alguien que no querías y sentirse así... atado, pero en el fondo sabía que aunque sea un poquito la quería, empezó a trazar círculos en su espalda con sus uñas. Total, ¿Qué más daba si se enojaba? Ya había agotado los adjetivos negativos para ella. Lo sintió tensarse. Se acercó más a su espalda y empezó a darle pequeños besos. — Ángela... dijo él en tono de advertencia pero ella continuó. —Déjame quererte aunque sea un poquito, le dijo en tono bajo. 

Él se giró y posicionó ambos codos a cada lado de su cabeza. — ¿no puedes solo estar quieta y dormite? 

Ella resopló, acarició su cuello. —Dame un beso, le dijo tristemente. 

James sonrió y le dio un pequeño beso, Ángela lo tomó a su cuerpo y lo besó con pasión. Sintió como él apoyaba todo su peso en ella, le rodeó la cintura con sus piernas. — Te necesito, le dijo con voz diminuta. 

Todo fue apresurado como si la pasión la hubiesen tenido encerrada por mucho tiempo. Ángela sentía sus besos por todo el cuerpo, era tal la sensación embriagadora, que creía que era un sueño. Gritó cuando lo sintió enterrarse en ella de forma brusca. Él paró sus embestidas como esperando que ella le dijera si podía seguir o no. — ¿Te duele? Preguntó james algo preocupado por el bebé. —No, no... Dijo ella balbuceando y acercándose más para besarlo. 

Sentir sus golpes en su interior la estaban volviendo loca, no quería correrse tan pronto pero no lo pudo evitar, explotó en un orgasmo, tres golpes más y james hizo lo mismo, se desplomó encima de ella, Ángela sonrió y le acarició la espalda. James giró en la cama y casi se caía, Ángela soltó una risita, él la observó también sonriendo, la atrajo hacia sus brazos y la apretó contra su pecho. —Quisiera que te quedaras así por más tiempo, le dijo acurrucada en su hombro.

—No quiero que te le acerques a ese tipo. Le dijo con el ceño fruncido.

Ella alzó la vista. —Si no quieres que me le acerque no lo haré pero tú quédate así como estás. Le dijo sonriendo. 

James besó su frente más no respondió. —No sé cómo puedes pensar que me das asco, eres hermosa, nena.

—A veces pareciera como si...

—Si me dieras asco no estaría contigo así ahora mismo, le dijo tomando su barbilla obligándola a mirarlo.

— ¿Me quieres? Preguntó esperanzada.

—Eres mi mujer, serás la madre de mi hijo. ¿Cómo no voy a quererte? 

Ángela sintió que las lágrimas se amontonaban en sus ojos y se desbordaban por sus mejillas, no sabía si era el embarazo o la alegría de escuchar sus palabras. —No, no llores, le dio james abrasándola fuerte. 

—Prométeme que te quedarás así, y que me vas a seguir queriendo, le dijo con la voz en un hilo.

—Lo prometo, Te lo dije una vez... Yo siempre estaré aquí. Le susurró.

James se quedó observándola por mucho tiempo, se había quedado dormida, la verdad es que se había excedido un poco, pero ese era él, celoso, impulsivo, agresivo, le costaba cambiar su forma y más con ella, aunque no la tratara del todo bien, odiaba que alguien se le acercara e incluso si alguien la miraba demasiado se irritaba. Pero de alguna forma u otra ella llevaba a su hijo e su vientre y ante eso no podía hacer nada. Sintió que la puerta se abría, estaba apoyado en un codo. — ¿sí? Preguntó algo confundido.

Justin entró a la habitación. —Todo ha sido una locura desde que se fueron, me obligaron a asegurarme de que no hubieras golpeado a Ángela. Algo tonto ¿No? Preguntó observando a Ángela acurrucada contra su cuerpo. 

Amor en turbulencia. (2da parte de Un amor en tiempos de guerra) TERMINADA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora