56.

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Justin entró a la habitación. —Todo ha sido una locura desde que se fueron, me obligaron a asegurarme de que no hubieras golpeado a Ángela. Algo tonto ¿No? Preguntó observando a Ángela acurrucada contra su cuerpo. 

— ¿Cómo pueden creer que puedo golpearla? Preguntó acariciando su rubia melena.

Justin se encogió de hombros, — Yo te conozco y sé que no lo harías, pero ellos no. Ya sabes, vieron como golpeaste al chico y se asustaron. Te diré algo amigo, tu suegra la tiene contra ti. 

—Me importa una mierda lo que piense Alma. 

—Sí, me di cuenta... pero es la mamá de Ángela, ___ también está enojada contigo, no puedes tener a toda la familia en tu contra, ellos adoran a Ángela y luego de verte estrellar a Axel contra la pared quieren separarla de ti.

—No lo voy a permitir, dijo james frunciendo el ceño.

—Tú no puedes contra todos, cambia tu forma, debes calmarte un poco, tú sabes que Ángela te ama. 

—No es tan fácil, dijo james en tono bajo. 

—Créeme que lo sé, pero sabes cómo es Alma ¿Quién quita que cuando nazca el bebé la envíen a otro lado? Su madre tiene muchas relaciones y paúl también, fácilmente la envían a otro país para alejarla de ti por un tiempo. Y si lo hacen estarías bien jodido. 

Silencio. 

—Solo piénsalo, es una idea lo que tiene Alma, no es seguro pero sabes que si se lo proponen la pueden alejar de ti incluyendo al bebé.

James cerró los ojos como si le doliera lo que estuviera escuchando más no dijo nada.

—Yo calmaré a todos, ya comprobé que Ángela está perfectamente bien, dijo Justin sonriendo.

James asintió. Una vez que Justin salió de la habitación observó a Ángela, él no iba a permitir que se la quitaran, no iba a dejar que la alejaran de él y si tenía que ir al fin del mundo para buscarla lo haría, él no perdería a su mujer. Definitivamente no. 

Aunque lo que más le preocupaba era que ella no quisiera estar con él, sabía que la hería, temía que en uno de sus arranques de rabia dijera cosas que no sintiera y ella no quisiera estar más con él. Si ella no lo quería a su lado, y la enviaban lejos sería casi imposible recuperarla. 

Al otro día Ángela al despertar se vio sola en la cama, cerró los ojos y los volvió a abrir, se sentía cansada, observó al final de la cama a james, estaba vestido, la observaba sonriendo, pero detrás de su sonrisa había algo más ¿Tristeza? No podía saberlo exactamente. — ¿Quieres que me quede aquí todo el día? 

— ¿Por qué? Preguntó james confundido.

—Es navidad, dijo algo sonrojada. —Supongo que todos estarán jodiendo con regalos y tú no celebras eso, si quieres... Nos quedamos aquí viendo películas.

James sonrió, se acercó a ella y le dio un beso en la frente. —No pasa nada, además no te querrás perder tus regalos. 

—Los regalos no me importan, dijo sinceramente. —No me sentiría bien si estás incomodo, puedo buscar mis regalos mañana. 

James se quedó observándola unos segundos. — ¿harías eso por mí? ¿Quedarte aquí y no celebrar navidad? Preguntó con las cejas arqueadas.

Ella asintió. —Lo haría si te quedaras aquí conmigo.

Él sonrió. —Baja, no quiero que tu mamá piense que te he raptado aquí, te espero abajo.

Ella se encogió de hombros, —está bien. 

Cuando bajó había mucho alboroto, llevaba el pelo suelto, un vestido de rayas azules que era más arriba de la rodilla y unas sandalias. Su madre se acercó a ella preocupada. —Cielo, ¿Estas bien? Le preguntó tocándole los brazos, el cuello y el estómago. 

—Si mamá, respondió algo extrañada. — ¿Por qué no debería estarlo? 

—Anoche me asusté cuando lo vi golpear... 

Ángela levantó una mano en señal de silencio. —No, no sigas con ese tema, él nunca me haría daño. Me quiere, dijo con brillo en los ojos.

— ¿segura? Preguntó alma no convencida.

—Segura, repitió Ángela con una sonrisa. 

Axel no se le acercaba, pobrecito, tenía marcas en el cuello. Se sentía culpable por eso. Debajo el árbol de navidad habían muchísimos regalos, ella se sentó en las piernas de james mientras veía como los repartían, recordaba que anteriormente ella era una de las que se metía en medio de todos y buscaba como loca sus regalos pero este año no le importaba, lo único importante en su vida era ese bebé que llevaba en su vientre y ser feliz con james. 

Observó todos los regalos de Sofía, Alma la adoraba... Una bicicleta, patines... Lo curioso era que ella no podía montar ninguno de esos juguetes, sonrió la ver como justin trataba de guardarlos sin que ella lo notara y la niña lloraba. Había boletos de viaje a otros países para Axel y su hermana, un plasma para la hermana de paúl, dinero en cheque. ____ soltó un gritito al ver su regalo de parte de paúl era un cheque con una cifra elevada para comprar cosas para el bebé, — ¡Ángela! Chilló ella. —Es para las dos, para comprar cosas de bebés para ambas, dijo tomándola de la mano para llevarla hasta el árbol. 

—Wow, esto es mucho dinero, dijo Ángela sonriendo.

—Gracias paúl, dijo su hermana abrasándolo y luego abrasando a su madre. 

Ángela observó la situación, abrasarlo no sería tan... tan... mal. Así que lo hizo, sabía que se había sorprendido, — Muchas Gracias por esto... Y gracias por hacer a mi mamá feliz, dijo sinceramente.

Paúl sonrió. —Mi intención no es sustituir a tu papá, pero me gustaría que no me vieras como un extraño. Quiero lo mejor para tu mamá, para tu hermana y también para ti. 

Ángela asintió, luego se dejó en volver por los brazos de su madre. —Feliz navidad, cielo. ¿Segura que estas bien? 

Ella sonrió. —Por Dios, ¡Claro que lo estoy! Exclamó sonriendo.

— ¡Ángela! ¡Un regalo para ti! Gritó su hermana. 

¿Otro? Preguntó confundida. Tomó la pequeña cajita color rojo. La observó con curiosidad, dentro de ella había una nota pequeña diminuta.

Amor en turbulencia. (2da parte de Un amor en tiempos de guerra) TERMINADA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora