Amor en turbulencia. (2da parte de Un amor en tiempos de guerra) TERMINADA.

44.

Se encontraba cenando con desgano, su madre la observaba y la volvía a observar, sinceramente quería contárselo pero con paúl ahí, no hablaría nada personal, él podía ser un buen hombre pero no era su papá, solo el acompañante de su madre, solo eso. 

—Mamá, empezó a decir cuando estaban en la cocina. — ¿Por qué estas orgullosa de mí? Le preguntó tristemente.

Alma secó sus manos, y mientras entraba unos platos en la despensa empezó a hablar… —Eso es fácil, Porque eres una niña de muy buenos sentimientos y aunque estás en ese mundo sucio del modelaje no te dejas influenciar por nadie, eres buena e inteligente y no necesitas traerme un título de la universidad para demostrármelo. Además eres centrada, te gusta algo… vas por ello y lo logras, ah y eres mi hija… Por eso estoy orgullosa de ti. 

Ángela sintió que sus lágrimas amenazaban por salir… —Creo que después de esto, no estarás orgullosa de mi, dijo tristemente.

—Fumaste marihuana, dijo alma poniendo una mano en su pecho. 

Ella negó y no pudo contener las lágrimas que salían desparramadas de sus ojos, tapó su rostro con ambas manos y empezó a llorar. —Háblame ¿Qué pasa? ¿Es marihuana? 

—Estoy embarazada, dijo con la voz en un hilo.

Alma se quedó estática, y por primera vez en mucho tiempo no sabía que decir, — ¿Qué? Preguntó como si lo que le dijeron fue en otro idioma. —Es una broma ¿Verdad? 

Ella negó mientras lloraba con más fuerza. — ¿Quién es el papá? ¿Richard? Preguntó asustada.

—No mamá, él no…

— ¿Y entonces? ¿James?

Ella asintió, alma se le acercó y la abrasó con fuerza mientras la escuchaba sollozar, —Cálmate ¿Si? Vamos a salir de ésta juntas, amor. Tu hermana tuvo a su bebé joven, yo las tuve joven y tú también lo harás.

—Voy a ser una mala mamá, sollozó.

—No digas eso, cuando salí embarazada tampoco sabía nada y aun no sé mucho, y así mírate, tú eres mi hija, hice un buen trabajo contigo y porque tengas un niño no estaré menos orgullosa de ti. 

—Tengo miedo, sollozó Ángela.

— ¿James lo sabe? Preguntó su madre.

—No se lo quiero decir, se va a enojar.

— ¿Pero por qué? Si un bebé es algo hermoso, debes decírselo.

— ¿Tú crees? Preguntó insegura.

— ¡Claro! Él es papá de ese niño, es más debes decírselo ahora mismo.

Ángela suspiró… —No sé qué voy a hacer.

—Estoy contigo cielo, y si james no quiere al niño, de eso no te preocupes, aquí no te faltará nada, ni a ti ni la bebé. 

—Te amo, mamá, dijo abrasándola nuevamente.

—Yo también te amo, corazón. Ahora cálmate un poco, y ve y busca al papá de ese niño, él merece saberlo, lo sabes.

Ángela asintió con pesar, la que se iba a armar cuando lo supiera. No, realmente no estaba preparada. —Mejor se lo digo mañana, dijo con miedo.

— ¿Lo estás evitando?

—Quiero descansar mamá, es de noche ya… pero mañana a primera hora del día, iré. Me voy a dormir. Le dijo.

Alma la tomó de la mano y subió con ella a su habitación, la observó acostarse en la cama, ella seguía siendo su niña pequeña, su habitación estaba decorado como si aún lo fuese, y ahora estaba embarazada, no podía culparla, ella había sido muy joven cuando salió embarazada de ___... solo esperaba que tuviera un matrimonio estable y feliz, que no fuera madre soltera. Sabía lo que eran las depresiones por sentirse sola. Sintió que sus lágrimas caían por sus mejillas, su pequeña niña era ya una mujer, una mujer embarazada. 

Bajó las escaleras con desanimo luego de verla al menos una hora dormir, si se mudaba con james, se quedaría sola, sola con paúl, la iba a extrañar muchísimo, no estaba de más decir que en caso de que él no lo aceptara estaría más que feliz de tener a un pequeño niño corriendo y rompiendo cosas por todas partes. Sonrió tristemente, observó como paúl la observaba. — ¿Qué pasa? Preguntó preocupado.

—Mi hija está embarazada, dijo suspirando con cansancio.