Amor en turbulencia. (2da parte de Un amor en tiempos de guerra) TERMINADA.

91.

Luego de cenar los tres se acostaron en el suelo de la sala a ver tv, se escuchó el estruendoso sonido de un relámpago. Tommy iba a romper a llorar pero Ángela lo tomó en sus brazos justo a tiempo. No pasaron ni dos minutos cuando empezó a llover fuerte. James se paró de su asiento y cerró las puertas y ventanas. Luego de unas horas se dispuso a acostar al niño, era tarde. Buscó en su bolso su celular. No tenía ninguna llamada de Franco, frunció el ceño. Qué raro.

— ¿Pasa algo? Le preguntó james entrando a la habitación.

—Franco tenía que llamarme, respondió pensativa. 

James se encogió de hombros. —Tal vez cambió de planes.

Ella asintió. —Tal vez, respondió guardando su celular.

Se dio una ducha rápida y se puso una pijama abrigada. Observó la cama con pánico, james ya se había acostado, estaba sin camisa. Se mordió el labio y subió a la cama, era casi imposible mantener las distancias en una cama tan pequeña así se acurrucó voluntariamente en sus brazos mientras escuchaban la lluvia caer. — ¿Has pensado en darme una niña? 

—James... Tú y yo no somos una pareja estable...

—Si lo dices por el dinero... Puedo mantenerlos a los tres... 

—No me refiero al dinero, respondió alejándose de sus brazos. —Me refiero a que no tenemos una relación estable.

James se acostó de lado y la miró. —Porque tú no quieres...

Ángela mordió su labio. —Tú no lo entiendes... respondió dándole la espalda y acurrucándose entre las sabanas. 

— ¿No puedes darme una última oportunidad? Le preguntó tristemente.

—Buenas noches, James. Le dijo con los ojos llenos de lágrimas. Ni siquiera podía pensarlo, darle otra oportunidad implicaba volver a sufrir y ella no quería eso. No de nuevo.

En medio de la noche sintió como el cuerpo de james se pegaba al de ella y como una de sus manos se posaba por encima de sus senos. Giró para observarlo y notó que estaba dormido. Y se veía tan condenadamente sexy. Mordió su labio y le dio un beso en la mejilla. Él la pegó con más fuerza a su cuerpo aún con los ojos cerrados. Sonrió con tristeza. ¿Por qué no se podían quedar así para siempre? 

Al otro día cuando abrió los ojos, escuchó la risa del niño, miró a los lados solo para darse cuenta de que estaba sola en la habitación. Bostezó y frotó sus ojos. ¿Qué hora era? Se levantó con desgano y se paró en el marco de la puerta. Sonrió al ver a su pequeñito e le piso junto a su padre tratando de abrir unos chalecos inflables.

— ¿Qué están haciendo? Preguntó Ángela arrodillándose junto a ellos.

—Ya nos descubrió tu mama, le dijo james al niño. 

Tommy soltó una carcajada y gateó hasta james. 

—Busca tu traje de baño, te llevaré a un lugar... le dijo observándola.

Ella asintió, se levantó y preparó algo para desayunar. Sonrió al ver que james realmente estaba tan capacitado para vivir solo. Él hacía todo por sí mismo. Se puso un traje de baño negro y por encima un vestido playero color blanco.

Observó a james sacar un coche para bebé del armario. Oh, él realmente estaba preparado para todo. Era un día nublado lo que le impidió ponerse lentes de sol. Lo vio tomar el control del cochecito así que se limitó a caminar a su lado. — ¿Te puedo preguntar a dónde vamos?

—Es sorpresa, respondió james tomándole la mano. 

El pueblecito en el cual se encontraban era realmente bonito, todas las casas eran prácticamente iguales y todo estaba bordeado por la playa. Vio que él se detuvo en un restaurante y entraron. Se veía casero. Sencillo pero lindo.

Unos señores que podrían ser fácilmente sus abuelos se acercaron a ellos. — ¡Cuánto tiempo sin verte! Exclamó la señora abrasándolo. El señor se limitó a saludarlo. —Esta es mi novia, Ángela, le dijo james posando su mano en la parte baja de su espalda. 

—Un gusto conocerte, dijeron ambos señores al unísono. 

James escogió una mesa cerca de la orilla de la playa. Sacó a tommy del coche y empezó a ponerle protector solar. El niño ponía mala cara y trataba de alejarse. Finalmente le pusieron los flotadores. — ¿Ellos son los dueños del local? Preguntó Ángela curiosa.

Él asintió sonriendo. —Solía venir aquí con papá. Hacen la mejor sopa de mariscos de la zona. Dijo entusiasmado.

—Tendré que probar eso.

—Definitivamente lo harás.