33.

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— ¿Quiénes fueron? Preguntó asustada, no sabía el motivo de sus temblores pero sospechaba que lo que le diría era algo malo.

—Ellas eran parte de james, ellas…

— ¿Qué pasa? Preguntó james a lo lejos…— ¿de qué estás hablando Daniel? Preguntó de forma amenazante.

— ¿No sabe Ángela acerca de tu esposa y tu hija? Preguntó observando a james.

— ¡Cállate! Exclamó james acercándosele. — Te dejé muy claro que no…

Daniel sonrió mientras se acercaba a Ángela, —Tú no eres mujer para él, eres demasiada blanda, ni siquiera sabes de la muerte de ellas, agregó observándola con malicia. 

— ¡Tú te lo buscaste! Exclamó james mientras lo golpeaba fuertemente, haciéndolo caer al suelo. 

Ángela no sabía que decir, estaba parada en shock, su esposa, su hija, ¡Ambas muertas! ¿Él las había asesinado? ¿Un accidente? ¿Qué había pasado? ¿Por qué nunca le había dicho que era viudo? ¿Su hermana lo sabía? 

Entendía todo y no entendía nada, su mente iba en todas direcciones, abrió la boca para decir algo pero la cerró, se dejó caer en donde estaba mientras las lágrimas empapaban su rostro, se sentía tan mal, por ella, por él, ¿por qué le ocultaba cosas? ¿Esa era la razón por la que no la quería? ¿Por su familia muerta? Sintió de repente que el aire le faltaba, se estaba asfixiando con sus pensamientos, con sus lágrimas, sintió que alguien la ayudaba a parar, observó al otro rubio a su lado, era el hermano menor de james, Robert, — ¿Estás bien? Le preguntó en tono preocupado. Ella no respondió, no podía. 

Observó hacia donde estaba james, no podían separarlo de su hermano, el cual estaba ensangrentado, y le suplicaba para que lo liberaran, ella nunca había visto a james en esa manera, pero se le ocurrió que no lo conocía, no sabía cuál james era el real, si el que había conocido anteriormente, o este que estaba viendo. 

Una chica tenía un bate, y lo iba a golpear, en ese momento el raciocinio volvió a su cabeza, — ¡No! Exclamó mientras se acercaba a ambos hombres, todos observaban sin hacer nada, — ¡James basta! Gritó tratando de meterse entre ellos pero le fue imposible. —Por favor, rogó, él la observó y soltó a su hermano. 

Todos retrocedieron, realmente estaban aterrados, pero ella no, ella amaba a ese hombre que todos consideraban un monstruo, sin importarle las cosas, corrió a sus brazos y lo abrasó fuerte, mientras dejaba que las lágrimas emparan su rostro. Él envolvió sus brazos a su alrededor. 

— ¡Mira cómo has dejado a tu hermano! ¿Qué has hecho? Le gritó alba. 

En ese momento james se soltó del agarre de Ángela y se fue. Todos miraron en su dirección, más nadie lo siguió excepto ella, la cual corrió detrás de él y justo cuando estrelló la puerta de la habitación, ella entró. 

—James, dijo a modo de disculpa, —Lo siento… Yo no sabía… empezó a decir llorando.

Él estaba parado mirando por la ventana… —No creo que quieras saber sobre mi vida.

— ¡Claro que quiero! ¡Quiero saberlo! Exclamó secándose las lágrimas.

—Luego de que te lo cuente, me dejarás. 

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Amor en turbulencia. (2da parte de Un amor en tiempos de guerra) TERMINADA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora