42.

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Ángela se aferró al brazo de james mientras salían del lugar. — ¿Ángela? La llamó David.
Ella se giró, vio que james también lo hacía…— ¿Te quedarás en casa esta noche? Peguntó él un poco incómodo.
—No, ella no ira a tu casa, respondió james con el ceño fruncido.
David observó a Ángela, al igual que james. — ¿Le dices a paula que no podré ir? Le preguntó en forma de disculpa. Se despidió de David, sintió como james prácticamente la arrastraba fuer del local. —Espera, dijo Ángela sintiendo que se caería.
James la soltó de golpe, y ella casi se caía… — ¿Qué te pasa? Preguntó recobrando el equilibrio.
Él ahuecó su rostro en ambas manos y la besó fuerte, —Eres mía ¿Entiendes eso?
Ella asintió… —David, es solo un amigo. Respondió sintiéndose que flotaba, ella era de él, él mismo lo había dicho. 
James sonrió un poco, le abrió la puerta y Ángela se montó en el vehículo, luego lo rodeó y se montó, ella suspiró mientras iba de camino, — ¿Estás enojado conmigo? Preguntó recostándose en su hombro. 
—No, cielo, respondió james tiernamente, mientras posaba una de sus manos en su pierna y la acariciaba.
Solo bastó poner un pie dentro de la casa de james para saber que algo iba mal, se sentía como si no hubiera dormido en más de una semana, un cansancio desconocido la arropó. — ¿Te pasa algo? Preguntó james observándola. 
Ella trató de sonreír pero su rostro estaba pálido, empezó a sentir que sudaba frio… — Voy a vomitar, alcanzó a decir mientras corría al baño y cerraba la puerta.
Luego de unos minutos, y de haber vomitado al menos todo lo comido en una semana, se dio un baño, había ensuciado su ropa, solo pudo salvar la ropa interior, salió envuelta en una toalla, james se acercó a ella, y puso ambas manos en su hombro. — ¿Quieres que vayamos a un médico? Le preguntó preocupado. 
Ella negó… —Ha de ser por no haber dormido bien, ya sabes… me obsesiono con eso de los desfiles. 
Él asintió, la tomó de la mano, la llevó a la cocina, y allí la obligó a beber algo horrible llamado sopa. — En serio, me siento mejor, dijo pasándole le plato.
—No has comido casi nada.
—Gracias a Dios, dijo con cara de asco. 
James sonrió, — ¿Hacemos algo? Pregunto acariciando su mejilla.
—Lo siento, respondió con tristeza, —pero por esta noche, paso. Necesito dormir.
—Entonces vamos a la cama, le dijo él a milímetros de sus labios.
—A dormir, recalcó Ángela.
Él levantó las manos en señal de rendición, — No he dicho nada más, dormir me parece… bien.
Ella rió a carcajadas mientras caminaba a la cama, se quitó la toalla y pensaba tirarse a dormir pero james se lo impidió. —Si duermes en ropa interior en mi cama, no te aseguro que me pueda concentrar y solo dormir, le dijo poniéndole una de sus camisetas. 

*O*

Amor en turbulencia. (2da parte de Un amor en tiempos de guerra) TERMINADA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora