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La mañana ascendía cada vez más, ligeros rayos de sol ingresaban por la ventana a la habitación de aquel chico de cabello castaño. La luz dejó al descubierto el papel tapiz sobre las paredes con tonalidades verdes un poco intensas, distintos pósters con la temática de varias series animadas y la cama donde el ya mencionado se encontraba durmiendo.

Claro, al menos hasta que la molesta luz de la mañana lo despertó.

—Zim, despierta– Habló su padre parado en el marco de la puerta —Llegarás tarde a la eskuela.

El chico respondió a ello con un quejido, pues hasta ese momento se encontraba durmiendo plácidamente y no quería que lo interrumpieran. Eventualmente, y en vista de que su padre seguiría molestándolo si no se levantaba, decidió hacerle caso y dejar su cama para ir a desayunar; después de todo ya había comenzado a darle hambre.

Se vistió con una camiseta rosada adornada con delgadas lineas horizontales, unos pantalones de mezclilla realmente cómodos a su parecer y un par de tenis con detalles en color negro y blanco; una vez vestido bajó para el desayuno, encontrándose con su hermano menor, Gir, comiendo entusiastamente los waffles preparados por su madre.

—¡Buenos días hermanito– Saludó el pequeño niño con los goggles azules. El mayor sólo se dedicó a mantener la vista en el plato con su comida, para posteriormente comenzar a comer.

Después de unos minutos, el par de hermanos fue camino a la eskuela acompañados por sus padres. Pues Gir era demasiado pequeño como para ir sólo y Zim no era la clase de hermano mayor que se esperaría para un niño de su edad.

•••

La familia había llegado hasta el edificio con la palabra "Eskuela" en un letrero grande sobre la puerta principal, una mueca de nerviosismo no tardó en mostrarse en el rostro del ojiazul; pues nunca antes había estado en un lugar tan ruidoso y mal oliente como ese.

—Bien Gir, recuerda– Mencionó su madre —Debes ayudar a tu hermano a encontrar su aula, después busca a algún profesor que te ayude a encontrar la tuya ¿entiendes?

—¡Claro mamá!– Contestó el menor, era claro que estaba emocionado por entrar. Tomó la mano del mayor, se despidió de sus padres y comenzó a caminar hacia el edificio; está de más mencionar que Zim se encontraba realmente nervioso, pues nunca había entrado a un lugar desconocido sin la compañía de sus padres.

Ambos ingresaron, Gir estaba por acompañar a su hermano a buscar su aula cuando una profesora, que aparentaba ser la que impartiría las clases a Gir y sus compañeros, se cruzó en su camino.

—¡Hola!, debe ser tu primer día ¿cierto?– Preguntó dirigiéndose al menor

—¡Claro!- Contestó el pequeño con su característico entusiasmo -Pero necesito...–

—Ven conmigo, te llevaré a clases– Mencionó la mujer antes de que Gir pudiese continuar

—Me encantaría, pero necesito estar con mi hermanito– Habló el menor abrazando a Zim

—Tu hermano estará bien, lo verás en unas horas más– Mencionó aquella mujer para tomar a Gir de la mano e intentar guiarlo a su aula junto a los demás niños.

—¡No!, ¡espere!... ¡De verdad necesito estar con él!– Exclamó el niño mientras forcejeaba para que lo dejasen ir.

El chico sólo pudo dejar salir un grito llamando la atención de quienes estaban en el lugar, "¡¿por qué mierda se lo está llevando?!", pensó , "¡no se lo lleve!, ¡lo necesito!". Su cabeza era un caos, no entendía nada de lo que pasaba; ¿por que se están llevando a Gir?, ¿y si no encuentro mi aula? ¡¿QUE DEMONIOS VA A PASAR CONMIGO?!. Preguntas como esas azotaban su cabeza.

Estaba estático parado en medio del pasillo, respiraba agitadamente mientras la ansiedad lo comenzaba carcomer internamente. Su sangre comenzó a helarse debido al miedo extremo que sentía, provocando que comenzase a temblar ligeramente y (por consecuente) haciendo que sus piernas comenzaran a fallarle.

Se sentó de espaldas a una pared cercana y comenzó a mecerse un poco para aligerar la ansiedad y miedo que comenzaban a abrumarlo, recibiendo bastantes miradas de extrañés y unas cuantas de curiosidad al apreciar tan extraña escena.

•••

Mientras tanto, a unas cuadras de ahí se encontraban cierto chico azabache y su hermana quienes iban de camino a la eskuela.

—¡Quieren que creamos que es una maldita mancha!– Hablaba el de peinado de guadaña a su hermana, quien parecía no prestarle atención.

—Por fin llegamos, asi no tendré que escuchar tus idioteces más tiempo– Mencionó la chica gótica para ingresar al edificio.

El de gabardina entró junto a ella, encontrándose con un grupo de chicos observando algo que aparentaba ser fascinante o al menos extraño; pues la gran mayoría estaban musitando sobre la rareza de la escena.

La curiosidad obligó a Dib a observar, encontrándose con un chico de cabello castaño que aparentaba estar aterrado por la expresión en su rostro y las pequeñas lágrimas que comenzaban a brotar de sus ojos fuertemente cerrados.

—... ¿Qué mierda le pasa?– Se escuchó a alguien de los presentes preguntar

—Debe estar loco– Mencionó alguien más

—Que marica de mierda– Ese comentario fue el detonante para que el pelinegro decidiera ayudar al pobre chico y darles una lección a los demás.

—¡¿Pero qué carajo les pasa a ustedes?!– Exclamó Dib poniéndose en medio de todos y aparentemente protegiendo al ojiazul —¡¿Nadie nota que él no está nada bien?!–

El grupo que observaba se comenzó a dispersar al escuchar al de gabardina, dejándolos sólos eventualmente. Dib se acercó al castaño para intentar calmarlo, pues lucía realmente alterado y temblaba bastante; cosa que lo preocupó pues creyó que podría pasarle algo malo si no se tranquilizaba.

—... Sólo cálmate, ¿Bien?– Mencionó el pelinegro agachándose al nivel del contrario, procuraba tener una voz lo más tranquila posible para que el ojiazul se sintiera calmado.

Después de unos minutos que parecieron eternos, Zim logró tranquilizarse gracias a Dib.

—¿Mejor?...– Preguntó el de lentes dedicándole una cálida sonrisa al contrario.

—...– No contestó, sólo se limitaba a observar el suelo y respirar profundo para calmarse por completo.

A•U•T•I•S•M  AU! [Invader Zim]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora