[0 8]

507 45 3
                                    

Los tres se encontraban sentados afuera de una oficina, posiblemente se trataba de la del director. Zim continuaba notablemente alterado, Dib intentaba tranquilizarlo abrazándolo suavemente y Keef, bueno... Él se sentía terrible tras lo ocurrido; no dejaba de repetirse mentalmente que todo había sido culpa suya.

—De verdad lo siento– Mencionó el pelirrojo —N-No sabía que él estaba mal, y-yo sólo quería ayudarlo– Se notaba realmente arrepentido, el de gabardina soltó un ligero suspiro y habló.

—... No es tu culpa, Keef– Mencionó —Estoy seguro de que no tenías idea de lo que pasaría, ¿cierto?– Preguntó el azabache, a lo que el pelirrojo contestó asintiendo levemente.

Por otro lado, el castaño temblaba ligeramente entre los brazos del pelinegro; tenía la respiración un poco agitada debido al miedo y ansiedad que habían comenzado a abrumarlo. Pues jamás había estado en una situación como en la que ahora se encontraba, y eso claramente lo aterraba bastante.

—Tranquilo, todo esta bien– Susurró el de gabardina en un intento para tranquilizar al más bajo; eventualmente la señorita Bitters salió del lugar.

—Hemos llamado a sus padres para una reunión– Mencionó la mayor —¡Más vale que vengan, o ya verán!– Exclamó molesta, posteriormente los tres chicos volvieron a su aula para continuar con las clases. Ahora Zim estaba más nervioso que antes, "¿qué mierda hice ahora?", pensaba, "el único que hizo algo malo fue el idiota de Keef, ¡no dejó de incomodarme en todo el maldito tiempo!".

Durante el resto de la eskuela, el castaño parecía realmente inseguro respecto a la aparente reunión que tendrían sus padres; "¿y si les dicen algo malo?, no... ¿Qué clase de cosas podrían decirles sobre mí? ¡Apenas y me digno a hablar!".

•••

—... ¿Está segura de eso?– Preguntó el hombre un tanto inseguro

—Miren, no soy ninguna especialista en estos temas– Contestó aquella mujer durante la reunión con los padres del castaño —Lo mejor será confirmarlo totalmente antes de sacar cualquier conclusión, puedo recomendarles a alguien si gustan– Mencionó entregándoles una pequeña tarjeta.

Ambos se miraron con incertidumbre, no estaban seguros de que lo que hacían era correcto para Zim; pero después de todo el bienestar de su hijo era la prioridad. No lo pensaron dos veces y aceptaron la oferta de la mujer, ahora verían como decírselo al de vestimenta rosa.

A•U•T•I•S•M  AU! [Invader Zim]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora