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Los gritos de la chica eventualmente llamaron la atención de los adultos en la sala, quienes se molestaron notoriamente.

—¡¿Qué demonios pasa allá arriba?!– Exclamó el hombre de chaqueta roja, la adolescente bajo las escaleras dispuesta a acusar al menor.

—¡Gir se encerró junto a Zim!– Exclamó Tak ciertamente molesta —¡Y no quiere dejarme entrar!– Ante la acusación, los cuatro adultos subieron para intentar arreglar lo que sea que estuviese pasando.

Mientras tanto, el niño de goggles parecía ciertamente orgulloso de si mismo tras haberse atrevido a hablarle así a su prima; después de todo lo importante era defender al castaño.

—¡Listo!– Mencionó con entusiasmo —Tak no volverá a molestarte hermanito– Habló para posteriormente abrazar suavemente al mayor. La ciertamente adorable escena no duraría mucho; pues los adultos entraron de golpe en compañía de la pelimorada. Haciendo que el abrazo entre ambos se rompiera de repente.

—¡¿Qué carajo está pasand...– Las palabras del hombre de chaqueta roja fueron cortadas al darse cuenta de lo que pasaba —¿Quien demonios eres tú?– Preguntó al notar al chico de gabardina junto al ojiazul.

—Ehh, pu-pues...– Era claro que Dib se encontraba un poco nervioso, pues no quería que los adultos frente a él malinterpretaran la escena.

—Es el chico del que les hablé ayer– Mencionó la chica —¿Recuerdan?, el "nuevo amigo" de Zim– Comentó haciendo unas pequeñas comillas en la palabra "amigo".

El azabache no comprendía el por que ahora el par de hombres frente a él lo miraban con desaprobación,"mierda, ¿qué demonios hizo Tak ahora?" se preguntaba al notar como la chica lo miraba con diversión.

Zim por su parte tampoco entendía nada de lo que pasaba, y debía admitir que había comenzado a incomodarlo bastante que de repente todas las miradas se posaran sobre él; algunas de curiosidad y muchas otras de aparente seriedad. Eventualmente desvío la vista al suelo, pues había comenzado a ponerse nervioso otra vez.

—Muy bien... ¿Por qué no bajamos de una vez?– Habló de repente la mujer, rompiendo un poco la incomodidad entre los presentes.

Ante el comentario, el castaño se negó rápidamente con un quejido; pues no quería tener que enfrentar los fastidios de su prima. Dib lo notó y posteriormente decidió intervenir.

—Creo que a Zim no le agrada esa idea– Mencionó el azabache al notar que obviamente el ojiazul no quería bajar —¿Por qué no...–

—¿Qué demonios estás diciendo?– Interrumpió la pelimorada —¿Qué clase de cumpleaños sería sin que él nos acompañe?– En ese momento Dib quería que la chica gótica fuera tragada por la tierra.

—No lo sé, ¿uno sin que cierta persona lo fastidie?– Comento el de lentes mientras miraba de un modo incriminador a la adolescente, ganándose una mirada ciertamente amenazante por parte de esta.

—¿Fastidiar?, ¿de que estás hablando?– Preguntó el hombre de chaqueta púrpura, el azabache se levantó de su lugar dispuesto a contar toda la verdad; pues no quería ver sufrir más al de vestimenta rosa.

—Lamento ser yo quien se los diga, pero Tak les ha estado ocultando algo– Habló el chico, Zim observaba incrédulo lo que su mejor amigo estaba haciendo; nunca nadie lo había defendido de esa forma.

—Tsk, sólo son estupideces– Mencionó la adolescente —No le hagan caso, es un pobre idiota que...–

—Tienes razón– Interrumpió el de gabardina —Tal vez no les interese saber de lo que pasó la vez pasada en la eskuela– Ante el comentario, los adultos posaron sus miradas en la pelimorada.

—... ¿Qué pasó exactamente?– Preguntó el padre del ojiazul, Dib procedió a contar el pequeño "incidente" de aquel día; incluyendo la horrible crisis por la que Zim pasó.

Después de que el azabache contase el incidente, todas las miradas de los presentes se posaron incriminadoramente sobre la chica gótica.

—Por favor... ¿De verdad le creen a este imbécil?– Habló la pelimorada intentando desviar las sospechas —¿Siquiera tienes pruebas?– Preguntó, pues sabía que (ya que Zim no hablaba) Dib no tendría la prueba "grande" para acusarla.

—¡Sí!– Se escuchó exclamar al menor —A mi hermanito no le gusta cuando te le acercas... Tampoco cuando lo abrazas o lo llamas por su "apodo"– Mencionó lo último haciendo énfasis en la palabra "apodo" dando a entender que era más bien un insulto.

Tak estaba prácticamente acorralada, no tenía más excusas que pudiese dar para defenderse. El hombre de chaqueta roja la observó con bastante ira, suspiró y posteriormente habló

—Creo que... Debemos discutir esto en casa– Habló mientras desviaba la mirada hacia su pareja, quien asintió ligeramente.

Los dos hombres se fueron un poco más temprano, no sin antes pedir disculpas a los padres del ojiazul por el comportamiento de su hija.

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¿Qué me cuentan bandita?, ¿Cómo va su sábado?

En lo personal estoy un poco aburrido ekisde, así que esperen el regreso de nuestro poderosísimo maratón de fin de semana para entretenerme asies.

A•U•T•I•S•M  AU! [Invader Zim]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora