[5 2]

262 32 0
                                    

Los días siguientes, las cosas parecieron ir de mal en peor para el ojiazul; pues había comenzado a sentirse realmente extraño. No entendía el por qué, pero ahora no podía ver al de gabardina sin que su mente se llenara de múltiples ideas... Ideas muy raras a su parecer.

—... ¿Zim?– El mencionado fue sacado de sus pensamientos por Keef, quien eventualmente le indicó que el almuerzo había terminado —¿Estás bien?, luces un poco perdido– Cuestionó mientras ambos se dirigían a su aula, ¿donde estaba Dib?... Justo en camino de hecho, aparentemente había ignorado su despertador durante horas; ocasionando que llegase realmente tarde a la eskuela.

Corría lo más rápido que sus piernas se lo permitían, algunas veces tropezando ligeramente o tirando algunas cosas a su paso. Eventualmente logró llegar al plantel, tomó un respiro antes de comenzar a caminar por el pasillo en busca de su aula; cuando se encontró con algo que lo alegró notoriamente... Zim y Keef estaban de igual modo en camino a su aula, juntos.

—Oh, ¡hola Dib!– Saludó el pelirrojo con su ya característico entusiasmo, el de sudadera magenta volteó de igual modo; ocasionando que su rostro se tiñera en un ligero tono rojo al ver de quien se trataba.

El de lentes esbozó una sonrisa al ver que finalmente parecían llevarse bien, eventualmente se aproximó a ambos para continuar el camino juntos. Durante el trayecto pudo notar que el castaño parecía un tanto extraño, pues evitaba a toda costa el contacto visual con él.

El resto de la eskuela las cosas sólo parecían más raras entre los dos, casi no hablaban tanto como otros días; además de que Zim parecía estar preocupado por algo... Sin embargo era claro que Dib no podría ayudarlo, o al menos no en esa ocasión.

Tras unas ciertamente largas y tediosas horas, las clases llegaron a su fin; las sospechas que el de lentes tenía sobre el extraño comportamiento del castaño rápidamente se confirmaron al notar que mencionado ni siquiera se molestó en esperarlo como lo hacía todos los días. En lugar de ello sólo se limitó a ir en busca de su hermano menor, oportunidad que Dib decidió aprovechar para hablar un poco con él y descubrir lo que le sucedía.

—¡Zim, espera!– Llamó el pelinegro mientras se acercaba al mencionado, tocó su hombro con suavidad para que el contrario no se sobresaltara.

Un rápido escalofrío recorrió la espalda del ojiazul, su corazón latía con fuerzas al tiempo que un enorme sonrojo aparecía en su rostro... Sin dudas era algo que detestaba.

—... ¿Estás bien?– Preguntó el de gabardina —Te he notado muy raro últimamente– La mirada del contrario permaneció en el suelo, los latidos en su corazón eventualmente se intensificaron indicando que estaba siendo consumido por los nervios.

"Maldición", pensaba,"¿por qué demonios es más fuerte ahora?"; la respiración del castaño había comenzado a agitarse gradualmente. Era claro que esa extraña sensación terminó en un caos para su cabeza.

Prácticamente sin tener otra mejor opción ante el desastre por el que su cerebro atravesaba, procedió a correr sin un rumbo fijo al interior del plantel. Dib estaba por ir tras él cuando rápidamente se detuvo.

"¡¿Qué mierda crees que haces?!",  se preguntaba, "¡sólo ve tras él, maldito idiota!", el de lentes se encontraba en medio de un aparente debate mental. Por un lado estaba la inexplicable necesidad de ir tras el ojiazul para intentar tranquilizarlo (pues todo apuntaba a que el mencionado estaba atravesando por una crisis).

Sin embargo, aún estaba la aparente obligación de recoger a los menores; si bien no estaba tan preocupado por Gaz (puesto que ella podría volver a casa sin problemas) sí lo estaba por Gir.

—¿Mary?...–  Convenientemente, el pequeño de goggles azules recién se encontraba saliendo cuando se topó con el de gabardina —¿Donde está mi hermanito?– Preguntó.

—Es-Escucha, Gir– Habló el azabache —¿Crees que puedas irte junto a Gaz?, t-tu hermano y yo tenemos... Un asunto que atender– El menor asintió con entusiasmo, eventualmente se aproximó a la chica pelimorada para emprender el camino a su casa.

Tan rápido como los menores se fueron, Dib procedió a correr en busca del castaño, pues temía que algo o alguien pudiera hacerle daño.

A•U•T•I•S•M  AU! [Invader Zim]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora