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La oscuridad de la noche se asentaba cada vez más, relámpagos eran visibles a la distancia; dando paso a una insaciable tormenta. A través de las solitarias y frías calles, era distinguible la figura de alguien encapuchado recorriéndolas con cierta prisa; eventualmente se le pudo ver dejando una pequeña carta en un buzón cercano. Rápidamente se apresuró en volver a casa.

—¿Dónde demonios estabas?– Se le escuchó preguntar a su padre una vez pudo divisar a aquel ser encapuchado.

—... Recuerda que mañana debemos salir temprano, cariño– Añadió otro de los habitantes de dicha casa.

El misterioso ser pasó por alto los comentarios de sus padres, eventualmente se dispuso a subir a su habitación para dormir; pues (tal y como ya lo había mencionado el hombre) deberían salir de casa realmente temprano al día siguiente. Se quitó el impermeable y lo dejó en el perchero junto a la puerta.

Subió las escaleras rumbo a su habitación, una vez ahí se recostó sobre su cama; inconscientemente soltó pequeñas carcajadas. Pues tenía algo increíble en mente... Y esta vez era completamente a prueba de idiotas.

•••

Los alumnos de la eskuela salían rápidamente del plantel, pues habían dado inició a las vacaciones de verano; y con ello se despedían de aquella prisión infantil... O al menos por algunos meses hasta que volvieran para el siguiente año eskolar.

El par de "amigos" se encontraban de camino a casa junto a sus respectivos hermanos, cuando de repente el castaño mencionó algo que detendría abruptamente la caminata de ambos.

—¿Recuerdas a Roger?, el tipo del que te hablé la otra...– Al escuchar ese nombre, la sangre del de gabardina se heló; pues creía que la aparente "amistad" que el ojiazul sostenía con el hombre había terminado hace tiempo. Puesto que ya casi no lo mencionaba... Hasta esa ocasión.

—¿Qu-Qué pasa con él?– Mencionó el azabache, un poco nervioso por lo que el contrario pudiese decir.

—... Bueno, papá y mamá dicen que ahora tendre algunas "sesiones" con él– Habló el ojiazul, haciendo unas pequeñas comillas sobre la palabra sesiones —Y-Yo sólo espero que no te moleste, n-no es mi intención qu...– Eventualmente fue interrumpido por el de lentes.

—Oh, no te preocupes– Mencionó Dib —Es-Estoy seguro de que un poco de ayuda extra nos vendría muy bien– A decir verdad, estaba tan nervioso como el castaño; sin embargo no podría decircelo así como así.

—¡Ese tipo es genial!– Habló el pequeño de goggles metiéndose a la conversación —Es muy amable y simpático, ¿verdad hermanito?– El mayor sólo asintió levemente.

—Es verdad... ¡Deberías conocerlo!, quizás se lleven bien– Dib estaba realmente horrorizado por dentro, si antes ya tenía una muy mala impresión del hombre... Ahora sólo empeoró.

Eventualmente llegaron al punto de la calle donde generalmente se separaban, el de peinado de guadaña continuó el resto del camino junto a Gaz, quien estaba concentrada totalmente en su videojuego.

Una vez llegaron a casa, el pelinegro se apresuró en subir a su habitación para desahogar su ira. Golpeó la cama un par de veces y maldijo otras cuantas.

—¡¿Por qué carajo está pasando esto?!– Exclamó molesto, era claro que (a causa de su desconfianza sobre aquel hombre) debería proteger, no sólo a Zim, si no también a Gir.

A•U•T•I•S•M  AU! [Invader Zim]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora