—Oh, ¿estás mejor?– Preguntó el de gabardina al notar el pequeño empujón por parte del castaño, el mencionado sólo asintió ligeramente.
Puesto que era obvio que Dib no planeaba dejar al más bajo ahí, ya que era claro que lucía realmente preocupado, el azabache pensó en una forma para que pudiese llevar al de vestimenta rosa de vuelta a su hogar.
—Entonces... ¿Sabes como volver a tu casa?– Preguntó con un tono dulce en su voz, Zim respondió a ello con una mueca de cierto nerviosismo; pues recién se había mudado hace una semana y no conocía la ciudad del todo bien. Era claro que tener que regresar a casa por su cuenta, y peor aún; sin tener ni idea de a dónde ir, lo aterraba.
Negó desesperadamente con su cabeza; por otro lado al pelinegro se le acababan las opciones, y que el castaño no hablara le dificultaba mucho más el poder ayudarlo. Al final optó por llevarlo a su casa, pues era mejor idea que dejarlo ahí aterrado y ciertamente alterado.
—Tengo una idea– Habló Dib mirando al contrario a los ojos —¿Qué tal si te llevo a mi casa?–
El ojiazul ladeó su cabeza con confusión; "¿debería ir con él?", pensaba, "papá y mamá dicen que no debo confiar en desconocidos".
Después de un pequeño debate mental sobre si aceptar el ofrecimiento del chico o no, Zim asintió; después de todo sabía que podía confiar en alguien tan amable como lo fue Dib con él en todo el día.
Ante la respuesta afirmativa del castaño, ambos fueron camino al hogar del azabache; durante el trayecto el de vestimenta rosa mantuvo la vista en el suelo, ocasionalmente mirando de reojo a su acompañante u observando las casas a su alrededor. Después de recorrer unas cuantas cuadras, ambos llegaron a su destino.
•••
Al llegar a la casa, Zim no pudo evitar notar que (a diferencia de las demás casas de la cuadra) la de Dib contaba con una valla aparentemente eléctrica, pues no contaba con la madera tradicional como la mayoría de cercas o vallas; esta eran más bien rayos eléctricos conducidos por postes previamente clavados en el césped.
—¿Te gusta?– Preguntó el de gabardina al notar la obvia fascinación del ojiazul —Mi padre es científico, puso esa valla hace años– Contó, posteriormente se dispuso a abrir la puerta; dejando escuchar unos cuantos gritos de una aparente discusión proveniente del interior de la casa.
Al ingresar, podía apreciarse al pequeño de goggles azules y a la hermana gótica del azabache corriendo por toda la casa mientras peleaban por una consola de videojuegos.
—¡¿Dónde demonios estabas?!– Exclamó Gaz, ciertamente molesta por la tardanza de su hermano mayor.
Era claro que Dib no planeaba contarle a su hermana sobre la situación de hace un rato, por lo que tuvo que inventarse una excusa que sonara creíble.
—La señorita Bitters nos dejó más tiempo en el aula... Ya sabes como es– Habló el de gabardina, para posteriormente entrar. Detrás del mencionado podía verse al castaño asomándose con curiosidad, pues le pareció haber escuchado la voz de Gir.
—¡Hermanito!– Exclamó el menor al notar la presencia del ojiazul —Perdón por no haberte avisado antes, ¡Gaz me invitó a su casa!– Contó el niño
—No es verdad– Replicó la pelimorada en un tono molesto —Este idiota se me acercó y no dejó de seguirme hasta que llegamos– Mencionó la chica gótica quitándole la consola de las manos al menor.
Zim por su parte se limitó a tomar asiento en el sofá al lado de su hermano, acción que posteriormente Dib imitó y se sentó junto a él. Eventualmente el de lentes le sonrió amistosamente esperando que el de vestimenta rosa se sintiera cómodo... Irónicamente terminó siendo todo lo contrario.
Por más que confiase en su aparente nuevo amigo, el ojiazul no podía dejar de sentirse ciertamente incómodo al estar en un lugar que desconocía por completo; además (agregando que aún estaba un tanto preocupado por sobre como volvería a casa) un aparente miedo había comenzado a manifestarse en su interior.
Si bien no estaba lo suficientemente alterado como para que su lenguaje corporal lo hiciese notar, el sentimiento en sí ya era realmente abrumador para su cabeza. Comenzó a jugar nerviosamente con sus dedos, ocasionalmente mordiendo sus manos o rascándose el brazo suavemente mientras mantenía su mirada en el suelo.
Gir notó el comportamiento del mayor y decidió actuar, tomó una de su manos suavemente y posteriormente comenzó a hablarle para que se mantuviera tranquilo.
—Tranquilo hermanito...– Habló el niño de goggles intentando mantener al castaño en calma —Papá y mamá vendrán por nosotros en cualquier momento– Mencionó en un intento por reconfortarlo y evitar que se hiciese daño a causa de los nervios.
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A•U•T•I•S•M AU! [Invader Zim]
FanfictionZim ha pasado toda su vida oyendo a las demás personas catalogando sus comportamientos cómo "anormales", o "extraños". Sin embargo, años después, finalmente obtiene la aparente respuesta al ser diagnosticado con Trastorno del Espectro Autista, tres...