[5 1]

275 36 3
                                    

—¿Hermanito?, ¿estás ahí?– Se escuchó a Gir preguntar, pues ya habían pasado varias horas desde que el mayor se había encerrado en su habitación; eventualmente hizo que tanto sus padres como el menor se preocuparan notablemente.

—...– No hubo respuesta, el castaño se encontraba sentado sobre la cama mientras mantenía su cabeza ligeramente metida entre sus rodillas, su respiración continuaba un tanto entrecortada a causa de unos aparentes nervios; aún podía sentir la temperatura de su rostro levemente alta... Sin dudas era algo que había comenzado a odiar notoriamente.

"¡¿Por qué me pasa esto?!", se preguntaba, "¡sal de mi cabeza, maldita sea!", en medio de lo que parecía ser un ataque tanto de frustración como de desespero al no entender lo que le sucedía; soltó un quejido mientras procedía a arrojar violentamente todo lo que se encontraba en la cama; desde las sabanas y almohadas de esta hasta su mochila, sin siquiera importarle lo que había adentro.

El sonido que provocó el golpe de este último objeto al azotar contra el suelo, asustó bastante al pequeño de goggles que se encontraba afuera de la habitación. Gir se apresuró en bajar para avisar a sus padres lo que el mayor estaba haciendo.

Rápidamente los adultos subieron para evitar que el ojiazul se hiciese daño en medio de su aparente ataque de ira.

—¡Zim!, ¡abre la puerta!– Exclamó su padre con cierto temor de que el mencionado se llegara a lastimar. Los adultos golpeaban con desesperación la puerta esperando que el chico la abriera.

En el interior del lugar podía verse al castaño con sus manos presionando un tanto fuerte sobre su cabeza, los gritos y golpes provenientes del exterior sólo lo habían empeorado todo. Puesto que ya se encontraba prácticamente en su "límite", procedió a algo que sin duda preocuparía notablemente a cualquiera... Comenzó a rasguñar con fuerza uno de sus antebrazos.

El dolor era lo último de lo que Zim debía preocuparse, pues estaba tan alterado que prácticamente no lo sentía; lágrimas comenzaron a brotar de sus ojos, no a causa del ahora invisible dolor, si no de la enorme desesperación que lo aquejaba.

Repentinamente se detuvo, cayó de rodillas hacia el frente mientras dejaba salir todo el amargo llanto que amenazaba con presentarse en él. En el exterior no se escuchaba nada, pues los presentes habían guardado silencio al percatarse de la forma tan abrupta en que se detuvieron los gritos y ocasionales golpes dentro de la habitación.

Eventualmente el ojiazul accedió a dejarlos entrar después de desahogarse por completo.

•••

Aquel chico de ojos ámbar se encontraba recostado sobre su cama, estaba completamente perdido en los múltiples pensamientos que tenía respecto a Zim. Pues jamás había conocido a nadie como el chico de ojos azules que ahora le había robado el corazón.

—¡Dib!– Se escuchó a Gaz llamarlo —¡Baja de una vez!, ¡papá dice que la cena está lista!– El mencionado bajó a la cocina después de unos minutos.

El resto de la cena lo pasó en completo silencio, aún se encontraba ligeramente pensativo sobre el aparente "Crush" que tenía con el castaño.

—¿Ocurre algo?– Preguntó el mayor al notar que el pelinegro lucía prácticamente perdido (por decirlo de alguna manera) —Estuviste muy callado desde que tu amigo se fue, ¿te encuentras bien?– Cuestionó, a lo que Dib intentó evadirlo tocando cualquier otro tema.

—N-No es nada, sólo...–

—Mira, si es por como reaccionó al querer irse...– Comentó el científico —No pienses que me lo tomé a mal o algo así... Su padre me contó sobre eso– Ante eso último, el azabache sintió un gran alivio momentáneo; pues así no necesitaría dar explicaciones para prácticamente todo el comportamiento del ojiazul.

—¿D-De verdad?, y bien... ¿Qué dices?– Preguntó Dib, pues aún tenía el ligero temor de que su padre lo viera como una "mala influencia" al enterarse de la condición de Zim.

—¿Qué opino?...– Repitió de un modo retórico —Dib, ese hombre me contó que su hijo ahora puede hablar gracias a ti, eres el primer amigo que ese chico ha tenido en toda su vida... ¿Y de verdad piensas que eso está mal para mí?– El mayor parecía realmente orgulloso de su hijo, debía admitir que todo lo que había hecho por el ojiazul era verdaderamente admirable.

A•U•T•I•S•M  AU! [Invader Zim]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora