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Una brisa tranquilizadora podía sentirse en el lugar, el suave canto de las aves y el ocasional sonido de ramas u hojas cayendo de los árboles cercanos le daban un ambiente ciertamente agradable de presenciar.

Aquel chico de ojos azules se encontraba sentado en uno de los pocos espacios con césped que había entre toda la basura y pupitres oxidados. Contemplaba el hermoso cielo azul de la tarde, así como las siluetas que ofrecía aquella lejana ciudad; respiraba profundamente en un intento por relajarse tras la incómoda situación por la que atravesó hace unos minutos.

•••

Dib corría desesperado a través de los casi solitarios pasillos, llevaba ya un largo rato recorriéndolos en su búsqueda de aquel chico de sudadera magenta.

Sólo que aparentemente estaba tan distraído que no notó cuando chocó accidentalmente con Keef.

—¡Hey!, fíjate por dond...– El pelirrojo estaba por reclamar, cuando se percató que se trataba del de gabardina —¿Dib?, ¿qué haces por aquí?, La eskuela ya término hace rato– El azabache se detuvo un momento para tomar aire.

—Ocurrió... Un incidente– Habló intentando recuperar el aliento —¿De casualidad no viste pasar a Zim por aquí?– Cuestionó

El de camiseta azul pensó un poco, eventualmente negó ligeramente con la cabeza.

—Nope, ¿pasó algo malo?– Preguntó Keef de igual modo.

—No lo sé, justo por eso lo estoy buscando– Ambos se despidieron, el pelirrojo le deseó suerte en su búsqueda y continuaron con sus respectivos caminos.

El de peinado de guadaña avanzó a paso lento recorriendo el resto del plantel, buscó entre todos los lugares donde (supuso) podría estar; la cafetería, el gimnasio, el patio de receso, incluso entró a todas las aulas... Sin éxito alguno.

Temeroso de lo peor, se sentó de espaldas contra algunos casilleros; talló su rostro con cierta frustración mientras dejaba salir un sonoro quejido. Revisó su reloj de muñeca para verificar la hora... Ya era un tanto tarde para continuar ahí.

"Maldición", pensaba, "no puedo dejar esto así, ¡debo encontrarlo, maldita sea!". Tras esa pequeña charla motivacional consigo mismo, se dispuso a continuar con su búsqueda.

Caminó por unos minutos más, hasta que eventualmente se topó con lo que parecía ser su última opción... Si Zim no estaba ahí, tendría que darse por vencido.

•••

El castaño se encontraba observando con curiosidad una pequeña flor que había recogido del poco césped que había en el lugar, eventualmente pudo escuchar como la puerta de este estaba intentado ser abierta.

Asustado de que se tratase de algún conserje y lo descubriera ahí, rápidamente corrió a esconderse dentro de un viejo escritorio; se sentó de modo que sus piernas quedasen justo frente a su rostro.

Tras algunos empujones, la puerta fue finalmente abierta mostrando a un ciertamente agotado Dib tras esta. El de gabardina procedió a entrar en busca del ojiazul.

—... ¿Zim?, ¿e-estás aquí?– Llamaba mientras recorría lentamente el lugar, usaba su vista para asegurarse de que estaba revisando bien.

Al oír el llamado, el rostro del mencionado volvió a teñirse de un intenso rojo. Procuraba mantener su respiración tranquila de modo que no lo delatase... Irónicamente no fue eso de lo que debió preocuparse en primer lugar.

El abundante polvo y telarañas del escritorio eventualmente habían comenzado a hacerle "cosquillas" (por así decirlo) pues terminó soltando un pequeño estornudo, cosa que finalmente delató su escondite.

Dicho estornudo fue escuchado por el azabache, quien inmediatamente se dirigió al lugar del que aparentemente provenía; encontrándose con el castaño metido en este. Parecía nervioso, pues al igual que antes evitaba a toda costa el contacto visual.

—Zim, ¿qué haces aquí– Preguntó Dib en un tono suave, pues intentaba mantenerlo tranquilo.

—... N-Nada– Habló el ojiazul mientras mantenía su mirada en un punto al azar, tratando de no ver al contrario a los ojos.

—¿Seguro?– Cuestionó nuevamente el de lentes mientras se agachaba al nivel del castaño —Porque lo que pasó hace rato me hizo creer que...–

—¡Bien!... Demonios– Mencionó repentinamente el de sudadera magenta (eso último en un susurro), pues lo que menos deseaba era que Dib le recordase aquello.

Hubo silencio por un momento, mientras que Zim intentaba planear mentalmente el como lo explicaría.

—Es sólo que...– Tragó un poco de saliva y procedió —N-No lo sé, me siento extraño... Sólo eso– Contó mientras su aparente sonrojo volvía.

Silencio de nuevo, un tanto incómodo para ambos; o al menos hasta que el de gabardina decidió hablar.

—¿Quieres contarme como te sientes?– Preguntó —Tal vez pueda ayudarte– Propuso con amabilidad, eventualmente el castaño decidió salir de su escondite y tomar asiento junto a Dib sobre el poco césped que se encontraba en el lugar.

—¿Y bien?...– El de peinado de guadaña volvió a preguntar, Zim dio un último respiro y procedió a contarle al respecto; incluido el aparente ataque de ira por el que atravesó al no comprender lo que le sucedía.

Nuevamente... Silencio, el castaño mantenía su vista en el suelo; ciertamente temeroso de la respuesta del de gabardina. Mientras que este último no podía creer lo que había escuchado, ¿acaso era un sueño?, ¿o una broma cruel que su cabeza le estaba jugando?.

—¿Entonces?...– Preguntó el ojiazul, pues realmente parecía ansioso por saber lo que le sucedía.

—B-Bien, digamos que es... Fácil de descifrar– Mencionó el azabache con cierta felicidad de por medio, los ojos del contrario parecieron iluminarse plenamente de emoción.

—¿De verdad lo es?– Cuestionó de nueva cuenta el de sudadera magenta —¡Entonces dímelo!, ¡por favor!– Mencionó con entusiasmo, el contrario sólo podía sonreír ampliamente mientras soltaba una pequeña risa. Debía admitir que era una imagen verdaderamente adorable de ver.

—Por supuesto– Habló el de lentes —Verás, a eso se le conoce  como amor... Y puedo decirte que es algo de verdad increíble– Contó al tiempo que tomaba suavemente la mano del contrario.

Zim le dedicó una pequeña sonrisa al de lentes, cosa que eventualmente el de gabardina imitó de igual forma. Sin perder el tiempo, Dib plantó un suave beso en la comisura de los labios ajenos... Haciendo que este se sonrojase notablemente.

A•U•T•I•S•M  AU! [Invader Zim]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora