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Una gran extensión de campo abierto era levemente iluminada por la tenue luz de la imponente luna sobre el cielo nocturno, millones de estrellas eran perfectamente visibles gracias a la ausencia de contaminación lumínica en la atmósfera terrestre. Una pequeña brisa helada recorría aquel pastizal, haciendo que los pequeños grillos habitantes de este saltaran al rededor del crecido césped.

Zim se encontraba recorriendo tranquilamente la zona, algunas veces rozaba con delicadeza el césped usando una de sus manos; cosa que le permitía observar a ocasionales luciérnagas salir volando ligeramente de este iluminando con suavidad su rostro.

El ojiazul soltó una pequeña risa mientras perseguía a una de ellas con la inocente esperanza de capturarla. Haciendo que muchos más bichos luminosos salieran de sus escondites al sentir como el césped era movido por el chico a su paso.

•••

Aquel chico de cabello azabache se encontraba caminando a través de lo que parecía ser un bosque, podía escuchar perfectamente el ulular de algunos búhos o lechuzas a la distancia; así como percibir la brisa helada golpeando delicadamente su rostro. Dib respiró profundamente mientras se relajaba con el canto de los grillos a su alrededor, levantó momentáneamente la mirada encontrándose con la luna imponiendo su dominio sobre el inmenso manto de estrellas brillantes que cubría el cielo.

Decidió sentarse a descansar un rato mientras se relajaba por completo, se recargó de espaldas contra el tronco de uno de los múltiples árboles a la redonda; eventualmente cerró sus ojos y se quedó dormido.

•••

El castaño continuaba con su persecución de la pequeña luciérnaga que aparentemente quería capturar, sonreía y reía entusiasta mientras seguía corriendo tras la ligera luz que esta emitía a su paso. Debía admitir que eso era verdaderamente increíble, el sentir el viento golpeteando su cara al tiempo que continuaba con su adorable ideal de capturar al pequeño insecto volador.

~|And if you feel the great dividing... I wanna be the one you're guiding|~

Finalmente había parecido conseguir "atraparla", pues el de suéter rosa llegó a un punto en donde el cansancio ya se había hecho notar; cosa que lo obligó a detenerse y descansar un poco. Zim tomó asiento sobre el césped, eventualmente pudo ver como su pequeño compañero se acercaba momentáneamente a la palma de su mano; el ojiazul lo cubrió inconscientemente apreciando como la luciérnaga intensificaba su brillo.

La observó con curiosidad por un rato y posteriormente la dejó ir, el castaño se recostó por completo en el césped mientras observaba fascinado cómo las demás luciérnagas contrastaban perfectamente con las múltiples estrellas en el cielo al sobrevolar con suavidad.

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Dib había retomado su camino desde hace ya unos cuantos minutos, hasta que su caminata fue bruscamente interrumpida por lo que pareció ser un ligero temblor en el área; el pelinegro no le dio mucha importancia y se dispuso a continuar.

Eventualmente pudo ser audible el sonido de un aparente siseo en el viento, sin embargo no era la clase de sonido que se esperaría tratándose de algún reptil común como las serpientes... Este era mucho más intenso y ciertamente aterrador, el azabache optó por ponerse alerta y comenzó a buscar con la mirada al responsable de tan perturbador sonido.

Continuó con su camino mientras permanecía atento para encontrar a lo que sea que estuviese haciendo el ruido, finalmente el de gabardina pareció llegar a lo que aparentemente era uno de los "límites" del bosque; pues ya no había nada más que un gran campo abierto a partir del punto en que se encontraba... El siseo se hizo más fuerte.

Un nuevo temblor se presentó dejando apreciar como una terrorífica criatura surgía aparentemente de la tierra; imitaba la forma de una cobra egipcia y su cuerpo estaba teñido en un manto de total obscuridad, exceptuando a los que parecían ser sus ojos casi tan rojos como el rubí más brillante que exista.

Sus fauces se abrieron dejando ver los dos enormes colmillos que coronaban su boca, la bestia soltó un perturbador "silbido" al aire mientras parecía estar rastreando a su presa. Al parecer la encontró, casi tan escurridiza como una serpiente real el monstruo se adentró rápidamente en la cacería de la desafortunada criatura que sería su presa.

Mientras tanto el pelinegro se notaba estar en un momentáneo estado de shock, no comprendía para nada lo que acababa de pasar. Pero todo cobró sentido una vez que Dib observó aterrado a la que parecía ser la presa de la feroz criatura... Zim.

Pudo divisar la figura del castaño recostado sobre el césped, al igual que percatarse de que aparentemente él sería a quien el monstruo planeaba comer. Casi como si no tuviera una mejor idea, el azabache optó por correr desesperado esperando poder detenerlo antes de que algo terrible ocurriera.

Jadeaba cansado mientras que sus piernas habían comenzado a doler cuando se encontraba aparentemente a mitad de camino, sin embargo era claro que no se daría por vencido. Dib continuó corriendo e ignorando completamente el dolor en sus piernas.

Finalmente (y en vista de que no tenía otra mejor opción) se lanzó contra la bestia esperando ser él quien recibiera el ataque y pudiera salvar al ojiazul. 

•••

Despertó repentinamente, sudaba y se notaba un poco asustado. Eventualmente Dib se percató de que el contrario se encontraba plácidamente dormido entre sus brazos, esbozó una pequeña sonrisa y acarició su cabello con suavidad para proceder a plantar un pequeño beso en la frente del más bajo.

A•U•T•I•S•M  AU! [Invader Zim]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora