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El ojiazul se encontraba en la sala jugando con Gir, a decir verdad estaba comenzando a aburrirse y decidió entretenerse un poco junto al menor... Sólo que al parecer no era muy bueno en ello.

—¡Entonces mi cerdito usó un puño gigante y aplastó a mini alce!– Hablaba el pequeño con cierto entusiasmo de por medio.

—Espera un momento– Interrumpió el mayor —¿Como es eso posible?, un cerdo no sería capaz de hacer algo así– Era claro que la imaginación no era totalmente lo suyo.

—Sólo es parte del juego...– Explicó el niño —Estamos usando nuestra imaginación, ¿entiendes? eso significa que podemos hacer lo que queramos– Si había algo en lo que Gir fuese realmente bueno, sin duda eso era el explicarle a su hermano mayor cómo funcionaban las cosas.

El castaño se quedó pensando un poco, eventualmente (y una vez logró comprender a lo que el menor se refería) decidió seguir con el juego; pues se le había ocurrido una gran idea.

—Bien, en ese caso... ¡Mini alce usa un arma de proyectiles y destruye a tu estúpido cerdito!– Habló igualmente con entusiasmo, el contrario sólo pudo "actuar" y agregar algunos "efectos de sonido" a la acción descrita por el mayor.

Tras pasados unos minutos, sus padres le indicaron al menor subir a su habitación. Pues había algo que querían discutir con el ojiazul.

—Verás, e-el asunto es que...–

—Roger ya viene para acá– Interrumpió su madre mientras tomaba suavemente al chico por uno de sus hombros —Así que será mejor que lo esperes aquí, ¿bien?– Indicó, Zim sólo se limitó a tomar asiento en uno de los sofás; siendo sinceros no había entendido del todo.

"¿Por qué tiene que venir aquí?", se preguntaba, "creí que él tenía su propio consultorio, o lo que sea que haya sido esa rara oficina". El castaño comenzó a jugar con sus dedos para distraerse un rato, eventualmente pudo escuchar como alguien llamaba a la puerta.

•••

—¡¿Quieres cerrar la boca de una maldita vez?!– Se escuchó a Gaz gritar, pues ya estaba harta de oír los múltiples gritos que Dib soltaba desde su habitación.

La pelimorada subió para encararlo y callarlo de una vez por todas.

—¿Qué demonios te sucede?, llevas dos jodidas horas gritando como un maldito loco– Preguntó al entrar y notar al azabache recostado boca abajo en su cama, aparentemente estaba molesto.

—Es algo complicado... No creo que te importe– Contestó Dib, aún en la posición de antes.

—En eso tienes razón, no me importa– Comentó Gaz —Pero llevas así desde que llegamos de la eskuela, ahora ¿quieres decirme por qué actúas como imbécil?– Era obvio que se encontraba molesta.

Puesto que obviamente la pelimorada no se iría hasta que le dieran una respuesta, Dib optó por contarle. Claro, omitiendo algunas partes para que la gótica no se enterara que hablaba de Zim.

•••

La tensión en aquella sala podía ser fácilmente cortada con un cuchillo, nadie había dicho nada en el tiempo que llevaba la aparente "visita" del hombre con barba de candado.

—Entonces, ¿hay algo que quieras contarme?– Preguntó Roger en un tono de amabilidad —Ya sabes, ¿algún nuevo amigo o algo así?– En cuanto Zim escuchó esa aparente "sugerencia" inmediatamente dirigió la mirada hacia sus padres de un modo casi incriminador, el ojiazul no era ningún idiota; obviamente los adultos esperaban que hablara sobre su relación de "amistad" con Dib.

—A decir verdad... Sí, ha-hay algo que me gustaría contar– Comentó el ojiazul mientras desviaba la mirada hacia el suelo —N-No sé si ya estés enterado, p-pero tengo un amigo desde hace tiempo– Al oír eso último, en el rostro del hombre se formó una pequeña sonrisa; pues (según lo que sabía respecto a la condición del castaño) tenía entendido que le sería realmente difícil el hacer amigos debido a los problemas de socialización con los que mayormente contaba.

—¿De verdad?, ¡vaya! Es increíble– Habló el mayor en un tono entusiasta —Y, ¿cuál es su nombre?– Cuestionó con curiosidad.

—D-Dib, su nombre es Dib– Contestó el chico, aparentemente los nervios en su interior estaban comenzando a calmarse.

Ambos pasaron el resto de la tarde hablando de múltiples temas, desde diferentes series animadas y lo que opinaban al respecto; hasta de sus gustos en cuanto a música.

Zim debía admitir que le agradaba hablar con el hombre, pues le parecía alguien realmente amistoso para ser un adulto; además de que, sabía, podía confiar en él para contarle cualquier cosa... O bueno, casi cualquier cosa.

—Bien, creo que eso será todo por hoy– Mencionó Roger mientras se despedía —Nos vemos la próxima semana... Amigo– Comentó el de barba de candado mientras despeinaba ligeramente al de camiseta rosa. Este último sólo soltó una pequeña risa mientras movía su mano en un ademán de despedida.

Irónicamente su felicidad no duró mucho, pues algo estaba por mandarla a la mierda. O mejor dicho... Alguien, el ojiazul rápidamente se percató de que un auto color rojo oscuro se aproximaba desde una esquina. Quizás no fuera nada para que el chico se preocupara y sólo se trataba de una extraña coincidencia; pero de igual modo no tuvo otra mejor opción. Corrió adentro lo más rápido que pudo y se encerró en su habitación, implorando que no fuera lo que él imaginaba.

A•U•T•I•S•M  AU! [Invader Zim]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora