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Un sonoro grito resonó en toda la casa, asustando un poco al pequeño de goggles que se encontraba en la sala junto a la chica gótica; quien se encontraba harta de oír múltiples gritos y quejidos durante toda la tarde. Molesta, Gaz optó por subir y confrontar a quien sea que estuviese gritando.

Mientras tanto, en el baño se encontraba Dib intentando sanar la herida en el brazo de Zim... Sólo que ello no era totalmente su fuerte, pues el ojiazul no dejaba de quejarse y ocasionalmente maldecir a causa del inmenso dolor que le provocaba la aparente solución de alcohol con la que el de gabardina intentaba desinfectar la cortada.

—... Sólo cálmate– Habló el azabache —Casi termino, ya no te dolerá tanto– Era realmente impresionante como manejaba la situación sin caer en el desespero.

—¡Dijiste lo mismo hace diez minutos!, ¡DIEZ MALDITOS MINUTOS!– Exclamó el más bajo, era claro que (a diferencia de Dib) él sí se encontraba desesperado y prácticamente al límite de alterarse notoriamente.

El de lentes suspiró pesadamente antes de volver a hablar, pues lo que menos quería era gritarle de nuevo a su ahora pareja... En secreto, claro está.

—Lo sé...– Mencionó —Pero sería más fácil si dejaras de moverte, ¿no lo crees?– Habló Dib mientras aplicaba nuevamente un poco de alcohol sobre la herida, ocasionando que el contrario soltase un grito que rápidamente fue ahogado al morder ligeramente su mano.

—¡¿Cómo demonios esperas que no me mueva si sigues poniendo esa mierda en mi brazo?!– Volvió a exclamar, el de gabardina debía admitir que el contrario tenía un muy buen punto.

—Y... Listo–Comentó mientras soltaba delicadamente el brazo herido del castaño —Ahora necesito qu...– Antes de que siquiera pudiera terminar su oración, pudo notar como Zim se apartaba rápidamente; claramente temía que lo volviese a lastimar.

Dib no pudo evitar soltar una pequeña risa al notar la reacción del ojiazul, el pelinegro se dispuso a buscar en el botiquín lo que aparentemente necesitaría. Mientras que el contrario se limitaba a seguirlo atentamente con la mirada, pues temía que lo hiciera pasar por algo peor que esa pesadilla con el alcohol.

Eventualmente pudo apreciar como el contrario sacaba un rollo de vendas, dejando al castaño notoriamente confundido.

—¿Para qué es eso?– Preguntó con curiosidad mientras se acercaba lentamente al de gabardina.

—Sólo son vendas– Contestó Dib mientras desenvolvía algunas —Son para evitar que tu herida sangre demasiado– De igual modo, el azabache se acercaba al contrario, haciendo que este retrocediera un poco.

—... N-No me va a doler, ¿verdad?– Preguntó el ojiazul con un poco de desconfianza, pues ya había pasado por demasiado dolor como para creerse una estupidez como esa.

—Claro que no– Mencionó el de gabardina en un tono de amabilidad —Sólo lo pondré sobre tu herida, te prometo que no dolerá nada– Ante el comentario, Zim decidió confiar en él y acercarse para permitir que vendase su herida.

Dib procedió a vendar suavemente la cortada, mientras le dedicaba ocasionales sonrisas al contrario.

A•U•T•I•S•M  AU! [Invader Zim]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora