[8 0]

168 25 1
                                    

El resto de la tarde las cosas sólo empeoraron, Zim seguía notablemente molesto con Dib por la estupidez que este último cometió al insultar y tachar de pedófilo al adulto frente a ellos. Y Roger se dio cuenta de ello al notar que el ojiazul no tenía ánimos de contestar a lo que ocasionalmente le preguntaba.

Al final (puesto que aparentemente no hubo un avance considerable) el hombre con barba de candado decidió dejar todo así, eventualmente estaba por abandonar el lugar hasta que el azabache lo detuvo.

—¡Espere!...– Llamó deteniendo su camino —S-Sólo quería disculparme... Ya sabe, por lo de antes– Comentó, realmente se notaba arrepentido; y no sería para menos si tomamos en cuenta que al parecer Zim no planeaba perdonar lo que hizo al menos durante un muy buen tiempo.

El mayor se detuvo a pensar un momento; sabía que Dib ya había sufrido demasiado debido a la inmensa culpa que pareció aquejarlo en cuanto lo vio bajar las escaleras ciertamente temeroso.  Además era consciente de que tarde o temprano debía ser perdonado por el ojiazul, después de todo (al menos en el tiempo que llevaba conociéndolo) sabía que este último no era nada rencoroso.

—... Está bien, sé que no fue tu intención– Habló el adulto mientras le dedicaba una pequeña sonrisa —Pero no creó que yo sea el único que merece tus disculpas, ¿sabes?– Mencionó dirigiendo su mirada al chico de cabello castaño que se encontraba sentado en el sofá y viendo al de gabardina con una expresión de obvia molestia en su rostro.

Dib soltó un ligero suspiro al notar la mirada desaprobatoria que este le dedicaba, debía admitir que el hombre tenía razón; antes de siquiera intentar ganarse la confianza de Roger debería hacer que Zim lo perdonara... Cosa que, creía, no sería nada fácil.

Eventualmente el mayor se despidió dejando al par sólos nuevamente, un incómodo silencio se instaló entre ambos al pasar unos minutos. Durante los cuales el más bajo no hizo nada más que dedicarse a observar al de lentes de un modo acusador y ciertamente molesto... Irónicamente eso sólo lo hacía ver más adorable de lo que ya era (o al menos sólo a ojos del contrario).

—Entonces... ¿Quieres dejar de mirarme así?– Preguntó el azabache —¡Tú mismo lo viste!, todo está arreglado y ya no tienes por qué estar molesto conmigo– Comentó, irónicamente el contrario sólo parecía más molesto que antes.

—Ya veo... Bien, sí es lo que quieres– Mencionó Dib, suspiró ligeramente y habló —Lo acepto, ¿de acuerdo?, sé que no estuvo nada bien el gritarle así... Y decirle "fetichista de mierda".... Y el tacharlo de pedófilo sólo porque no me había dignado a conocerlo mejor... ¿Contento?– Concluyó, aparentemente esperaba que Zim lo perdonara al reconocer su error.

Curiosamente eso no logró nada, el castaño permanecía juzgándolo con una mirada acusadora y el ceño ligeramente fruncido. El de gabardina suspiró resignado, sabía que eso no sería tarea fácil... Sin embargo aún había algo que podría intentar, era una estupidez; pero sin duda sería todo un milagro si es que funcionaba.

—¿Sabes algo?, está bien– Mencionó Dib tras un corto silencio —Pero que quede claro una cosa, tendrás que perdonarme en algún momento– Tras decir eso el pelinegro se dirigió a la planta alta de la casa, dejando al ojiazul un poco confundido.

"¿Qué demonios se supone que hará?", se preguntó al verlo bajar después de un rato mientras cargaba algo entre sus manos, irónicamente eso sólo alimentó más su curiosidad. Eventualmente pudo ver que al parecer se trataba de una pequeña... ¿Bocina?, "ya está, debe estar loco" pensó el de camiseta rosa al notar como el azabache presionaba algunos botones en el pequeño altavoz.

Rápidamente Zim se percató de que había comenzado a sonar una melodía que conocía a la perfección... La canción "Verge" de Owl City.

—... Si esta estupidez no hace que me perdones, entonces debes ser un idiota– Mencionó el azabache durante el aparente intro musical de esta, posteriormente comenzaría a cantar mientras que el castaño sólo contenía las ganas de continuar con la letra. Al parecer esa era una de sus canciones favoritas, cosa que Dib sabía perfectamente.

—¡Vamos!, no me dejes sólo– Habló el de gabardina mientras se acercaba al contrario y lo incitaba a continuar con la canción.

—...These are our hours...– Finalmente se dignó a continuar, sólo que este permanecía sentado y golpeando ligeramente su pie contra el suelo siguiendo el ritmo de la música.

Eventualmente Dib tomó al contrario suavemente de sus manos y lo levantó incitándole a continuar con la letra de la canción.

Ambos pasaron los siguientes minutos cantando a todo pulmón, y ocasionalmente sacándole algunas risas al más bajo. Zim debía admitir que se lo estaba pasando increíble.

—¡Out on the verge of the rest of our lives!– Concluyeron al unísono, posteriormente ambos retomaron sus lugares en el sofá mientras se reponían de tanto reír.

—Y... ¿Qué dices?, ¿crees que puedas perdonarme?– Preguntó el azabache, el contrario sólo se limitó a darle un gran abrazo; indicando que al parecer sí lo haría.

A•U•T•I•S•M  AU! [Invader Zim]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora