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La mañana recién se encontraba iniciando, los rayos del sol golpeaban delicadamente el cristal de aquella ventana en un intento por ingresar a la habitación del ojiazul; afortunadamente para Zim, esta vez no fue despertado ni por las corrientes de aire frío que normalmente lo habrían hecho levantarse de su cama. Pues había cerrado la ventana antes de dormir.

—¡Buenos días hermanito!– Irónicamente, el castaño no contó con que Gir lo despertara; soltó un bufido y posteriormente se cubrió con las sabanas.

El menor corrió hacia la cama y se lanzó en un intento de despertar al contrario, ganándose un grito por parte del mayor; quien lucía realmente molesto de la repentina aparición de Gir.

—¡Mierd...– Estaba por exclamar, cuando notó que aparentemente fue visto por sus padres; pues ambos adultos se encontraban fuera de la habitación con una expresión de shock puro en sus rostros ante la aparente grosería que el castaño estaba por decir.

La combinación de emociones que los adultos sentían era realmente extraña, por un lado estaban considerablemente felices de oír a su hijo mayor hablar después de tantos años; mientras que por otro estaban un poco "espantados" al darse cuenta de que su aparente primer palabra casi fuera una grosería.

Hubo un silencio entre los presentes durante unos minutos, eventualmente Zim decidió sacar a su hermano de la habitación y cerrar la puerta para proceder a vestirse. Una vez se quedó sólo, talló su rostro con ambas manos; se maldecía internamente ante lo que sus padres podrían hacerle tras escucharlo decir eso.

Mientras tanto, la aparente discusión continuaba afuera; los adultos se miraban mutuamente, seguían sin creer lo que habían escuchado. Incluso juraban que alguno de los dos seguía durmiendo y sólo era parte de algún mal sueño.

—... ¿Mamá, papá?– Se escuchó a Gir preguntar, sacándolos eventualmente de su aparente trance —¿Están bien?, parecen asustados– Mencionó el pequeño de goggles con inocencia.

—¿G-Gir?, ¿tú... Escuchaste lo que tu hermano dijo?– Preguntó el hombre, a lo que el menor respondió asintiendo levemente.

—Sip, pero no es la primera vez que lo hace– Comentó, dejando aún más desconcertados a los adultos junto a él.

—¡¿Qué?!– Exclamó la mujer, no podía creer lo que el pequeño les estaba contando —¡¿Cómo...

—Ya ha dicho otras cosas antes– Interrumpió Gir —Como cuando conocí a Dib...– Repentinamente se detuvo, no sabía si era correcto contarles al respecto después de tanto tiempo

—Gir... ¿Qué otra clase de cosas ha dicho tu hermano?– Preguntó el mayor mientras tomaba ligeramente al pequeño por los hombros. El mencionado sólo esperaba que sus padres lo perdonaran después de lo que iba a decir.

—P-Pues, el día que conocimos a Dib, él... Él dijo su nombre– Contó un tanto inseguro, su madre intentaba contener algunas lágrimas de alegría y emoción que poco a poco se escapaban de sus ojos.

—¿Su nombre?...– Preguntó el hombre —Te refieres al nombre de Dib, ¿ci-cierto?– Era claro que se encontraba igual de emocionado que su esposa.

El menor sólo asintió ligeramente mientras desviaba la vista, pues temía que sus padres le dijeran algo por no habérselo dicho antes.

•••

Después de un ciertamente incómodo desayuno (pues los adultos no dejaron de observar a Zim) el par de hermanos salieron camino al encuentro con el azabache y su hermana. Quien ,irónicamente, tampoco se salvó de la mirada de los adultos al ver como los cuatro se dirigían a la eskuela.

—Ehh, ¿qué les sucede a sus padres?– Preguntó el de gabardina, después de alejarse considerablemente de ellos

—Oh, sólo están felices de que mi hermanito ya pueda hablar– Mencionó el menor, obteniendo una mirada confusa por parte del castaño.

-—¿Qué?...– Dib se detuvo un momento —¿Les contaste sobre nuestro trabajo?– Preguntó un tanto molesto, pues Gir había prometido no contar nada a nadie hasta que hubiese algo de "avance".

—¡N-No!, ellos se enteraron porque él dijo una mala palabra– Se defendió de la acusación mientras señalaba al ojiazul, ganándose una mirada con cierto odio por parte del mencionado.

A•U•T•I•S•M  AU! [Invader Zim]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora