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Tras caminar una cuadra más, ambos habían llegado a la tienda donde se suponía debían comprar la pasta dental. El detalle era que aparentemente recién estaban por abrir.

—¡Disculpe!, señor– El menor intentaba llamar la atención del hombre que se encontraba abriendo el negocio.

—¿Qué necesitan?– Aquel hombre eventualmente volteó para atender al par... Los ojos de Zim se abrieron como platos al ver de quien se trataba.

—... ¡Vaya!, ¡es genial volver a verte!– Habló el de barba de candado al reconocer al chico de ojos azules —¿Cómo has estado Zim?– Preguntó con amabilidad.

Fugaces recuerdos sobre la vez que se conocieron habían comenzado a rondar por la cabeza del chico castaño, honestamente no tenía ganas de "revivirlos" otra vez.

—Uhmm... ¿Ustedes se conocen?– Preguntó Gir al notar cómo el hombre saludó a su hermano.

—¡Por supuesto que sí!– Contestó entusiasta el adulto —Mi nombre es Roger soy su terapeuta– Comentó, mientras que el menor parecía ciertamente interesado en conocer más sobre aquel amistoso hombre.

—Entonces, ¿qué es lo que necesitan?– Preguntó nuevamente Roger mientras pasaban al negocio.

—Queremos una pasta dental, por favor– Mencionó el pequeño de abrigo verde, el castaño permaneció con la vista en el suelo; pues se sentía realmente incómodo... Otra vez.

—¡A la orden!– Habló con entusiasmo para proceder a buscar el objeto entre unas cuantas cajas, al parecer todavía no desempaquetaba la mercancía.

—Me agrada este tipo– Mencionó Gir al ojiazul junto a él, este permanecía un tanto incómodo; pues temía que el adulto los entretuviese más de lo esperado con sus pláticas sin sentido.

Después de unos minutos realmente largos (o al menos para Zim) el mayor volvió al mostrador del lugar con la pasta dental, no sin antes dedicarle una amistosa sonrisa al castaño; poniéndolo aún más nervioso de lo que estaba.

El pequeño de goggles procedió a pagar y eventualmente el par de hermanos se encontraban prácticamente a nada de abandonar el lugar... Hasta que Roger los detuvo.

—¡Esperen!...– Llamó el hombre de anteojos mientras salía rápidamente del negocio —S-Sé que nuestro primer encuentro no salió muy bien, pero quiero que sepas, que estoy para ayudarte... Puedes confiar en mí, ¿de acuerdo?– Concluyó mientras le daba una suave palmada en el hombro al más bajo.

Al escuchar eso último, por la mente del ojiazul rápidamente pasó el recuerdo de su última sesión junto a Dib; y como el de gabardina le había indicado que debía aprender a hacer nuevos amigos (además de él, claro).

Pensó un poco su respuesta, eventualmente asintió con una pequeña sonrisa; pues creyó que podía darle al hombre una oportunidad para que intentase ayudarlo.

A•U•T•I•S•M  AU! [Invader Zim]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora