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El de gabardina bajó en compañía del ojiazul, encontrándose con el científico recién cerrando la puerta. Al pelinegro le pareció un tanto extraño ver al mayor volver a casa tan temprano, pues generalmente este llegaba ya hasta altas horas de la noche.

El hombre con bata no tardó en percatarse de la presencia de su hijo mayor parado en medio de las escaleras. Mientras que el chico con sudadera magenta permanecía ligeramente oculto tras este.

—¿Papá?– Se escuchó a Dib preguntar
—¿Qué haces aquí?, creí que...–

—Las cosas en el laboratorio tomaron menos tiempo de lo habitual– Habló el mayor —...Veo que tenemos visitas– Mencionó al notar como el niño de goggles azules estaba totalmente concentrado en ver a la pelimorada jugar en su consola de videojuegos, eventualmente posó su mirada sobre el chico de ojos azules que se ocultaba tímidamente tras el de lentes.

—¿Qué tal estás, jovencito?– Preguntó el científico dirigiéndose al castaño, poniendo a este último un poco nervioso. Pues no había hablado con el mayor desde la última vez que lo vio.

—Y-Yo, ehh, creo que debo irme– Se excusó rápidamente mientras mantenía su vista en el suelo —Gir, vámonos ya...– Mencionó el ojiazul mientras tomaba sus cosas y bajaba hacia la puerta principal, para salir del lugar en compañía de su hermano menor.

El de gabardina y su padre se miraron mutuamente extrañados ante la acción del castaño, mientras que el profesor se encontraba discutiéndose sobre si había sido su culpa que el ya mencionado hubiese reaccionado de esa forma, Dib estaba mayormente preocupado; pues temía que el mayor interpretase ello como algo relativamente grosero por parte de Zim.

Mientras tanto, el de sudadera magenta caminaba a un paso rápido por la acera mientras tomaba de la mano al pequeño de suéter verde; su respiración estaba comenzando a agitarse al tiempo que un aparente sonrojo amenazaba con presentarse en su rostro, pues podía sentir su temperatura aumentando gradualmente.

Los múltiples sonidos y demás cosas que abundaban notoriamente en la calle (así como las luces de los postes cercanos) prácticamente estaban por hacer que el castaño se derrumbara, sin embargo no lo haría... O al menos no en público. Lo único que quería era llegar lo más rápido posible a casa para poder tranquilizarse.

Y así lo hizo, tan pronto como ingresó a su hogar se apresuró en subir rumbo a su habitación mientras su respiración continuaba agitándose gradualmente. Cerró la puerta, se sentó a orillas de su cama y rápidamente procedió a sacar el pequeño alce de peluche que llevaba en su mochila para posterioremente abrazarlo en un intento por recobrar la calma.

—...¿Zim?– Se escuchó a su padre hablar desde el exterior —¿Estás bien?, ¿crees que pueda...–

—¡No!... Qu-Quiero estar sólo, por favor– Mencionó el ojiazul, pues no tenía deseos de que sus padres lo vieran así. Pasó las siguientes horas encerrado en su habitación mientras intentaba tranquilizarse tras esa incómoda y ciertamente abrumadora situación.

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¡sE VIENE LO CHIDO SEÑORES!

Por alguna razón me emociona, y eso que técnicamente ya debería de saber lo que va a pasar Xdxd

¿Qué hay de nuevo bandita?, ¿Cómo va su inicio de semana? (chale, me siento como esas tías que se la pasan mandando imágenes culeras de piolín JAJAJA)

En fin, al menos espero que estén tan emocionadxs como yo Xd

Sale bai, se me cuidan y no olviden que se les quiere mucho.

A•U•T•I•S•M  AU! [Invader Zim]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora