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El azabache se encontraba de regreso a la casa del ojiazul después de que fuese enviado a una tienda de abarrotes cercana para traer algunos utensilios que necesitarían para la cena.

Una vez ahí sólo dejó las cosas sobre la mesa de la cocina e inmediatamente se dispuso a subir a la habitación de Zim; pues (hasta ese momento) había intentado descubrir el por qué de su reacción tan extraña durante la tarde.

Estaba por ingresar a dicha habitación cuando una voz familiar lo detuvo.

—¡Dib, espera!– Llamó la adolescente mientras subía igualmente las escaleras, el mencionado se detuvo en seco y volteó a verla un tanto fastidiado.

—¿Qué mierda quieres ahora?– Preguntó con cierta molestia en su voz.

—Escucha, a-acerca de lo que pasó en la tarde... Quiero que sepas que yo no tengo absolutamente nada que ver– Mencionó la pelimorada, Dib no era ningún idiota; sabía que Tak había tenido algo que ver de algún modo. Sin embargo no tenía planeado reprocharselo ahora.

Antes de responder, el de gabardina se aseguró de que nadie estuviera cerca.

—No pienso creer tus idioteces más tiempo– Habló aún con bastante molestia —No creas que tu fachada de "buena persona" te servirá para arreglar todo el maldito desastre que hiciste– Mencionó Dib mientras señalaba de un modo acusador a la adolescente. Esta última soltó un suspiro, aparentemente estaba resignada.

—¡Pues bien!– Exclamó —¡Pero te diré una sola cosa!.. ¡Las malditas personas cambian y yo no seré una jodida excepción!– Mencionó para volver abajo, en la mente del azabache habían comenzado a repetirse esas últimas palabras. No sabía si debería preocuparse (por el tono en que la gótica las mencionó) o aceptar sus aparentes disculpas.

Aún con ese pequeño debate mental, el pelinegro ingresó a la habitación; siendo recibido por las miradas confusas de Zim y Gir.

—¿Qué ocurrió allá afuera?– Preguntó el castaño —Creí escucharte hablando con Tak– Mencionó mientras ladeaba ligeramente su cabeza en una muestra de confusión.

—N-No fue nada– Se excusó rápidamente —Sólo una pequeña discusión, nada importante– Puesto que Dib aún se encontraba en medio de ese aparente debate mental, era claro que no podía contarle al contrario sobre lo dicho por la adolescente.

Los tres pasaron el resto de la tarde dentro de la habitación, pues claramente no pensaban bajar otra vez... O al menos sólo Zim, pues temía que Tak lo volviese a incomodar notoriamente.

Por otro lado, las cosas en la sala parecieron volverse realmente incómodas tras varios minutos. Pues (después de que la adolescente contara el pequeño "encuentro" que había tenido con Dib en la planta alta), una tensión horrible se instaló entre los presentes.

—¿Por qué demonios no estaría dispuesto a perdonarte?– Preguntó el hombre con chaqueta roja, recibiendo varias miradas tanto de los padres de Zim como de su esposo.

—¿De verdad te estás preguntando eso?– Mencionó el de cabello rubio —Mira, creo que él está en todo su derecho de "odiarte", Es decir, ¿Qué esperabas que pasara después de todo lo que les hiciste?– Para ambos hombres era claro que su hija estaba dispuesta a cambiar, después de todo les hubiera encantado que la relación de Tak con Zim no hubiera sido una gran mentira prácticamente desde el principio.

—No lo sé... ¿Quizás que ya no me vieran como una jodida amenaza?– Mencionó la pelimorada —Escuchen, de verdad me encantaría arreglar las cosas...–

—Y lo sabemos– Interrumpió el padre del ojiazul —E-Es sólo que... Tal vez Zim no lo vea de ese modo, ¿entiendes?– En cierto modo tenía razón, el castaño estaba tan "traumado" gracias a la adolescente que ahora no podía verla o estar con ella sin que algo en su interior le advirtiese que los maltratos y humillaciones volverían en cualquier momento.

Mientras tanto, en la habitación del mencionado se encontraban ambos "amigos" teniendo lo que aparentaba ser una de sus acostumbradas pláticas sobre casi cualquier cosa.

—... Aveces me gustaría ser normal– Soltó repentinamente el ojiazul, confundiendo un poco a Dib.

—¿De qué hablas?– Preguntó el de gabardina.

—Ya sabes, ser como los demás... Sólo para que Tak deje de molestarme– Ante el comentario, el azabache no pudo evitar ser invadido por un gran sentimiento de pena; en cierta forma era relativamente triste el hecho de que Zim quisiera cambiar sólo para escapar de los fastidios de su prima.

Dib soltó un pequeño suspiro y habló tras un corto silencio.

—Escucha... Nadie es normal, ¿está bien?– Mencionó en un tono de amabilidad —Y los que dicen serlo, sólo son un montón de idiotas– El castaño dejó escapar una pequeña risa ante eso último.

—Entonces ¿qué pasa con Tak?– Preguntó el ojiazul —E-Ella siempre dice que yo nunca seré normal, y que soy... S-Soy...– Su voz había comenzado a quebrarse, realmente le dolía el recordar todo por lo que la gótica lo había hecho pasar.

~|Some people hide their devils deep inside their souls, With me you're safe and sound, let all your demons go|~

El de peinado de guadaña lo notó y rápidamente envolvió al contrario en un suave abrazo, sinceramente había comenzado a odiar notoriamente lo que la adolescente le había hecho al contrario... Pero no imaginó que hubiese dejado unas secuelas tan graves.

A•U•T•I•S•M  AU! [Invader Zim]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora