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Como si ya pareciese una costumbre, la tensión en aquella sala era verdaderamente abrumadora; mientras que Púrpura intentaba romper el hielo hablando de lo primero que se le ocurriese, podría decirse que Rojo ya tenía algo "perfecto" en mente para hacerlo (o al menos desde su propia perspectiva).

—Entonces... ¿A qué creen que se deba ese "asunto" con Zim?– Preguntó el hombre de cabello negro a los contrarios frente a él.

Estos se miraron entre si con bastante incertidumbre de por medio, honestamente llevaban haciéndose esa misma pregunta prácticamente desde que que recibieron el diagnóstico que cambiaría la vida de su hijo mayor.

Aparentemente ninguno de los dos supo como responder a ello, por lo que podía apreciarse como se mantenían en silencio al pasar un rato. Eventualmente el de chaqueta roja decidió volver a hablar.

—¿Saben?, no busco ofenderlos ni nada por el estilo al decir esto... Pero tengo la sospecha de que podría deberse al modo en que ustedes lo criaron– Añadió, el contrario sólo le dedicó una mirada con cierto odio al hombre de cabello rubio; al parecer esperaba que Púrpura le llamara la atención a su pareja tras ese comentario.

—... ¿Qué demonios te hace pensar eso?– Se le escuchó al padre de Zim preguntar mientras soportaba su odio lo mejor que podía —¿Estás diciendo que no sabemos como criar a nuestro propio hijo?– Añadio, la mujer rápidamente lo tomó de su mano impidiendo que se levantara e hiciera una escena.

—¿Yo?, para nada...– Mencionó Rojo en un tono de aparente indignación —Sólo digo que tal vez su "problema" se deba al hecho de que... No lo sé, ¿sean un poco ausentes en su vida?, les aseguro que la salud mental de Zim no estaría tan jodida si tan sólo ustedes...–

—¡A TI PUEDE IMPORTARTE UNA REVERENDA MIERDA SI SU MALDITA CONDICIÓN ES CULPA NUESTRA!– Exclamó el contrario mientras se levantaba agresivamente del sofá, aparentemente estaba dispuesto a golpearlo.

Sin embargo fue detenido por su esposa antes de que siquiera pudiera acercarse, al igual que Púrpura retuvo al de chaqueta roja para evitar que la discusión se intensificara.

•••

El par de "amigos" se encontraban en la sala, aparentemente no podrían subir tomando en cuenta que Tak esperaba hablar con el azabache... Cosa que obviamente no ocurriría, ni ahora ni en un millón de años.

—¿Qué demonios haces aquí?– Preguntó Dib mientras observaba a la adolescente con bastante ira.

—Escucha, s-sólo quería saber si estarías dispuesto a... Darme una segunda oportunidad– Mencionó la pelimorada —Sé que no fui una gran persona desde la última vez que los vi, pero créeme... Estoy decidida a cambiar– Era claro que ese discurso hubiera sonado creíble para cualquier otra persona, sin embargo ese no era el caso de Dib.

—Woow... Eso fue una mierda, de verdad que eres pésima en esto; ¿lo sabías?– Comentó el de gabardina mientras dejaba escapar una pequeña risa, mientras que el ojiazul sólo deseaba que la adolescente no optará por desquitar su furia con él una vez que volvieran a casa.

—Esto no es ningún maldito chiste, de verdad quiero hacer las paces con ustedes dos– Habló Tak en un tono de seriedad.

—Ohh, entonces déjame ver si entendí... ¿Realmente esperas que te perdonemos después de todo por lo que nos hiciste pasar?– Mencionó el pelinegro para comenzar a soltar algunas carcajadas, cosa que eventualmente fue imitada por el castaño; sólo que este lo hacía más por compromiso que por burla.

La adolescente observó como el par dejaban de reír, si tan sólo no tuviera otra cosa en mente era claro que ya los hubiese golpeado.

—¡¿Quieren callarse de una vez?!...– Exclamó —Para tu información, Zim ya está enterado de esto, ¿no es así?– Cuestionó dirigiéndose al de suéter rosado, parando abruptamente con la risa de este.

A•U•T•I•S•M  AU! [Invader Zim]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora