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[Flashback]

Un pequeño Zim de tres años se encontraba jugando tranquilamente con un par de dinosaurios de juguete, cuando una Tak que aparentaba tener apenas seis años se le acercó de un modo prácticamente amenazante (o al menos así era como lo percibió el ojiazul).

—¿Qué estás haciendo?– Preguntó repentinamente asustando un poco al pequeño niño frente a ella.

El castaño no contestó, pues sólo quería que la pelimorada se fuera y lo dejara jugar en paz; no quería sentirse incómodo y ocasionalmente inseguro estando junto a ella. Pues, a pesar de ser su prima y de que se suponía debían llevarse "bien", Zim no confiaba del todo en la niña que ahora le hablaba.

—... ¿Qué pasa pequeño alien?, ¿no vas a decir nada?– Preguntó la niña en un tono burlón dándole unas ligeras patadas al contrario; "¿por qué me llama así?", pensaba el ojiazul al recordar el apodo por el cual lo llamó, "es extraño".

Puesto que Zim no planeaba contestar, Tak decidió arrebatarle uno de sus juguetes y prácticamente "obligarlo" a hablar para que lo devolviera. Comenzó a correr con el dinosaurio de plástico entre manos mientras era perseguida por el pequeño, quien ocasionalmente soltaba gritos o quejidos esperando que le devolviese el juguete.

•••

Zim se encontraba en la habitación de la que en ese entonces era su casa, estaba dibujando algunos garabatos sin sentido en un cuaderno que su padre le había regalado por su cumpleaños. Ahora con siete años, todo parecía estar relativamente tranquilo para él... Claro que la paz no duró mucho tiempo.

—¡Hey!, ahí está el pequeño alien de la familia– Se escuchó hablar a una chica mientras entraba a la habitación del castaño, Tak (quien ahora tenía diez años) se encontraba en una de sus acostumbradas visitas a "su primo favorito".

"¡Deja de llamarme así!", pensaba el ojiazul, pues ya estaba más que harto de ese "apodo" por el que la pelimorada lo llamaba.

—Escuché que ahora tienes un hermanito– Mencionó haciendo referencia al pequeño de apenas un año que se encontraba en la sala —¿Sabes?, sería realmente un milagro que no fuera un fenómeno igual que tú– Habló la pelimorada para eventualmente soltar una carcajada. Pues , al menos para ella, eso había sido una especie de "broma"... Pero sin duda una realmente cruel.

La página donde el castaño se encontraba dibujando comenzó a empaparse con unas cuantas lágrimas las cuales brotaban poco a poco de sus ojos, respiraba profundamente en un intento por aguantar el llanto; pues lo que menos quería era romper a llorar en frente de ella y que fuese tachado de "cobarde" o "bebé".

•••

Por fin había llegado el día que el castaño esperaba con ansias, su cumpleaños número trece. Y que mejor regalo pudo pedir para una ocasión tan importante; pues afortunadamente él y su familia se mudarían a otra ciudad.

¿Qué tiene eso de emocionante? Se preguntarán, pues bien... Básicamente ahora Zim era totalmente "libre" de los ocasionales malos tratos por parte de su prima Tak, ahora podría relajarse y pasar el tiempo sin ser llamado "alien" o sufrir de crueles bromas por parte de la pelimorada.

La felicidad lo rebosaba, se encontraba recostado en su cama manteniendo una gran sonrisa de satisfacción al imaginar lo increíble que sería su vida ahora sin Tak para molestarlo. Su momento de paz fue interrumpido por el llamado de su padre indicando que ya debían irse.

El castaño bajó las escaleras con entusiasmo, cuando su sonrisa fue borrada repentinamente al notar la presencia de la chica junto a sus tíos en la puerta. Aparentemente estaban por despedirse.

—¡Zim!– Habló Tak con entusiasmo al divisar al ojiazul —Espero que te lo pases increíble en tu nuevo hogar– Mencionó para abrazar al contrario fuertemente, el de vestimenta rosa estaba por empujarla y separarse cuando escuchó a la chica susurrarle algo al oído.

—No te preocupes pequeño alien... Prometo visitarte cada vez que pueda– Susurró la pelimorada estando lo suficientemente cerca de la oreja del castaño, dejando al mencionado prácticamente helado del miedo.

El terror que Zim sintió en ese momento era indescriptible, su sangre se heló por completo al tiempo que sus piernas temblaban ligeramente al igual que sus labios.

Eventualmente tuvo que subir al auto junto a sus padres y hermano menor para dejar su antigua casa y emprender camino hacia la ciudad, mientras el vehículo se alejaba pudo ver en el retrovisor como la chica gótica se despedía con una sonrisa que daba más inquietud (al menos para él) que alguna otra cosa.

[Fin del Flashback]

A•U•T•I•S•M  AU! [Invader Zim]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora