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—Oh, Zim...– Mencionó Dib acercándose al castaño mientras observaba la mirada derrotada de este, ciertamente lucía mal tras esa pequeña crisis —No mereces pasar por todo esto– Habló en un tono dulce, mientras cuidadosamente limpiaba las lágrimas que lentamente escurrían por las mejillas del ojiazul.

Hizo un poco de espacio extra moviendo algunos de los pupitres que se encontraban a los lados, eventualmente se sentó junto al contrario abrazándolo suavemente con uno de sus brazos. Zim sonrió ligeramente al notar la acción por parte del de gabardina, inocentemente recostó su cabeza en el hombro del contrario; haciendo que (eventualmente) el rostro de Dib se tiñiera de un ligero rojo al sentir el contacto.

Hubo un silencio que ocasionalmente era opacado por el sonido de algunas hojas cayendo al suelo y de los automóviles que se escuchaban a la distancia; eventualmente el de lentes decidió hablar para romper la incomodidad que amenazaba con presentarse entre ambos.

—Entonces... ¿Ella siempre es así contigo?– Preguntó con curiosidad, pues (a juzgar por la forma en que el castaño reaccionó después de que Tak lo abrazara) supuso que no era la primera vez que la pelimorada lo fastidiaba de ese modo.

Zim desvío la mirada al suelo bastante apenado, pues jamás le había dicho a alguien sobre los malos tratos que recibía por parte de su prima; podría decirse que la pelimorada se aprovechaba cruelmente de que él no hablase para poder tratarlo como la peor basura que existe.

Eventualmente asintió ligeramente, Dib se quedó callado; no necesitaba más pruebas que eso para comprender que el castaño realmente lo pasaba mal estando en compañía de la chica gótica. Decidió hacer algo al respecto, pues no podía tolerar ver al ojiazul así de aterrado e inseguro.

Pasaron el resto del almuerzo ahí, pues el de gabardina no quería que Zim se sintiera incómodo estando cerca de la chica si volvían a la cafetería. "¿Como es posible que alguien sea tan desgraciado?", pensaba el de lentes, "¿acaso no se da cuenta del horrible daño que le está haciendo?".

Finalmente el almuerzo terminó después de unos minutos, eventualmente el par regresó a su aula; mientras que Dib se encontraba planeando alguna forma para hacerle ver a Tak que lo que hacía al castaño estaba terriblemente mal. Durante el trayecto de regreso, el ojiazul lucía un tanto aterrado por sobre lo que podría pasar estando con la chica en el aula.

—... Tranquilo, todo estará bien– Mencionó Dib al notar el nerviosismo en el de vestimenta rosa, entrelazó su mano con la del contrario dándole cierta seguridad y confianza al sentir el contacto.

Después de unos minutos de extensa caminata, ambos ingresaron al aula; encontrándose con la fría mirada de la pelimorada que los observaba sentada en su pupitre. Zim se ocultó detrás del de gabardina debido al miedo, mientras que Dib observaba fulminante a la gótica frente a él; ganándose una risa por parte de la mencionada al ver como intentaba proteger al castaño.

El resto de las clases estuvieron repletas de una horrible tensión de por medio, al igual que antes, Tak no quitaba su mirada de Zim; mientras que (irónicamente) ella también estaba siendo vigilada por el azabache. Al final de la eskuela, Dib fue el primero en levantarse de su pupitre y enfrentar a la adolescente.

—¡Hey!, ¡detente!– Exclamó el chico llamando la atención de la pelimorada, cosa que eventualmente consiguió.

—¿Qué mierda quieres?– Preguntó la chica en un tono indiferente, el de lentes parecía realmente furioso.

—¡¿Quien demonios te crees?!, ¡¿no te das cuenta de que Zim es diferente?!– Exclamó nuevamente con bastante furia, era claro que no toleraría ver al ojiazul así de aterrado otra vez.

—Espera un momento...– Habló Tak, para eventualmente soltar una carcajada —¿También sabías que este imbécil tiene autismo?– Mencionó para comenzar a reír, mientras que Dib estaba prácticamente hirviendo en ira.

—Aww, me das ternura creyendo que puedes defender a este idiota– Habló la pelimorada después de reponerse de reír —Sólo miralo, es, fue y siempre será un maldito cobarde; tú no cambiarás nada de eso– Al escuchar ese comentario, Zim no pudo evitar soltar unas cuantas lágrimas; pues creía que la pelimorada tenía razón... Siempre sería un jodido cobarde.

El ver al castaño llorar fue la gota que colmó el vaso, Dib estaba totalmente iracundo; golpeó a la chica con fuerza en su estómago haciéndola retroceder un poco.

—¡CIERRA TÚ MALDITA BOCA!– Exclamó el de gabardina aún más furioso que antes, sabía que estaba prácticamente muerto al haber hecho eso; pero sin duda lo valía siempre y cuando pudiera defender al ojiazul.

Tak soltó una ligera risa acompañada de una sonrisa siniestra, sabía que ahora Dib sería un obstáculo en su plan; así que decidió dejarlo "vivir" pues tenía otros planes en mente para él.

A•U•T•I•S•M  AU! [Invader Zim]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora