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El almuerzo terminó, Gir se despidió y volvió a clases al igual que los demás. Mientras que Dib no podía dejar de sentirse especial en cierto modo, pues aparentemente había sido la primera palabra que Zim ha dicho en toda su vida; y eso claramente lo hizo sentirse increíble al respecto.

Una vez en clase, el de gabardina continuó lanzando pequeñas miradas al castaño acompañadas de ocasionales sonrisas; cosa que después de un rato Zim decidió imitar, pues le pareció que eso era lo que los amigos hacían.

Eventualmente la eskuela llegó a su fin, el ojiazul salió al pasillo en busca de su hermano menor... Grave error, como era de esperarse siendo hora de salida, había una gran aglomeración de alumnos en cada pasillo; algunos desesperados por salir lo más rápido posible mientras que otros simplemente estorbaban a propósito en medio del camino.

Los constantes roces, golpes y algunos malos olores no fueron algo de mucho agrado para el castaño; a menudo soltaba quejidos u ocasionales gritos para que lo dejasen pasar y librarse de ese aparente "infierno". Dib, quien de igual forma se dirigía a buscar a su hermana, notó la obvia incomodidad en el rostro del más bajo.

—¿Qué sucede, Zim?– Preguntó acercándose a él.

El chico respondió a ello con un quejido, indicando que obviamente no lo estaba; el azabache no comentó nada más, pues dedujo lo que el contrario quiso decir con eso, y se quedó junto a él esperando a que el desastre con los empujones terminara.

Después de unos cuantos minutos, por fin el pasillo estaba relativamente libre para que ambos pudieran pasar; Dib le indicó al contrario que todo había terminado y que ya podía continuar con su camino, sin embargo el castaño aún parecía seguir nervioso. "¿Donde mierda está Gir?", pensaba, "sabía que no se podía confiar en alguien tan amable como esa mujer ".

—¿Pasa algo?– Preguntó amablemente el pelinegro al notar el nerviosismo en el rostro del ojiazul

Como es de esperarse, Zim no contestó a ello; tenía la vista en el suelo mientras hacía ligeros puños con sus manos para calmar los nervios. Por su lenguaje corporal era claro que se encontraba al borde de una crisis como la que experimentó en la mañana, el de lentes lo notó e intentó calmarlo.

—Sólo respira, ¿recuerdas? Como en la mañana ¿bien?– Explicó intentando tranquilizarlo,"sólo respira" se repitió mentalmente para calmarse.

Una vez logró recobrar la calma, ambos salieron del edificio buscando a sus respectivos hermanos... Sin éxito alguno. Para Dib eso no era nada nuevo, pues ya era común que Gaz se fuera a casa mucho antes que él; sin embargo sí lo era para Zim, pues es alguien realmente estricto cuando se trata de su rutina y no se tomaba muy bien los cambios.

—Ugh, parece que deberé regresar sólo de nuevo– Mencionó Dib para sus adentros al no ver a Gaz por ningún lado.

Por otro lado, el castaño estaba comenzando a alterarse de nuevo"¿donde demonios está? " pensaba "¡él sabe que tenemos un maldito sistema!".

—En fin, ¡nos vemos mañan..– El azabache estaba por irse cuando notó la situación en la que Zim se encontraba —¿Estás bien?-–Preguntó.

Los ojos azules del contrario comenzaron a cristalizarse en lágrimas, lágrimas en su mayoría de miedo y notable frustración al no encontrar a su hermano. Podría decirse que Zim se preocupaba por cualquier cosa, sin importar cual pequeña o insignificante fuera; algo exagerado a ojos de las demás personas.

Dib lo notó y decidió hacer algo antes de que el castaño se alterara de más, lo envolvió en un cálido y ciertamente tranquilizador abrazo.

"¿Qué está haciendo?", se preguntaba, "sea lo que sea... Se siente muy bien",  era extraño que el ojiazul no se opusiera al abrazo; pues no era alguien que tolerara muy bien el contacto físico repentino.

Mientras que el de gabardina abrazaba con delicadeza al más bajo en un intento de evitar que rompiese en llanto, el castaño permaneció inmóvil sin corresponder a ello en ningún momento. Sólo se encontraba parado, estático mientras respiraba hondo recobrando la calma. Después de unos minutos con una cuanta tensión de por medio, Zim logró tranquilizarse; empujó ligeramente al azabache indicando que ya se encontraba bien.

A•U•T•I•S•M  AU! [Invader Zim]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora