• Superheroe •

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En el comienzo éramos todos villanos...

Durante cientos de años, el resto del mundo les temía a los prodigios. Nos
perseguían. Nos atormentaban. Nos temían y oprimían. Nos consideraban brujos y demonios, monstruos y abominaciones. Nos apedreaban, ahorcaban y quemaban mientras las multitudes se reunían para observar con ojos crueles, orgullosos de estar librando al mundo de un paria más.

Tenían razón en sentir temor. Cientos de años. ¿Quién lo habría soportado?

Ace Anarquía lo cambió todo. Reunió a los prodigios más poderosos que encontró y juntos se rebelaron.

Comenzó con la infraestructura. Edificios gubernamentales, extraídos de sus cimientos. Bancos y mercados de valores, reducidos a escombros. Puentes, arrancados del cielo. Autopistas enteras, convertidas en páramos rocosos. Cuando el ejército envió aviones, él los sacó del aire como polillas. Cuando enviaron tanques, los aplastó como latas de aluminio. Luego fue tras las personas que le habían fallado. Que les habían fallado a todos ellos. Desaparecieron gobiernos enteros. Desmanteló a los organismos de seguridad del Estado. Mató a todos aquellos burócratas hábiles que habían conseguido puestos de poder e influencia a través de sobornos, y lo hizo en una cuestión de semanas.

A los Anarquistas les importaba muy poco lo que viniera después una vez que se desmoronara el viejo orden. Solo les interesaba el cambio, y lo consiguieron.

Pronto, varias bandas de villanos comenzaron a salir arrastrándose de las cenizas de la sociedad, cada una de ellas, sedienta de su propia porción de poder, y no pasó mucho tiempo antes de que la influencia de Ace Anarquía se extendiera por el mundo. Los prodigios se unieron por primera vez en la historia, algunos cargados de ira y resentimiento; otros, desesperados por conseguir una aceptación que nunca llegaba. Exigían un trato equitativo, derechos humanos y protección bajo la ley. Y en algunos países, presas del pánico, los gobiernos se apresuraron por satisfacer sus requerimientos.

Pero en otros países, las rebeliones se volvieron violentas, y la violencia terminó en anarquía. Surgió el caos, para llenar el vacío que la sociedad civilizada había dejado atrás. El comercio y la manufactura se paralizaron en gran medida. Las guerras civiles estallaron en todos los continentes. Gatlon City quedó en gran parte aislada del mundo, y el temor y la desconfianza que prevalecieron reinaron durante veinte años.

La llaman la Era de la Anarquía.

Ahora que ha pasado el tiempo, las personas hablan sobre los Anarquistas y sobre las demás bandas como si fueran la peor parte de aquellos veinte años, pero no lo fueron. Claro, todo el mundo estaba aterrado de ellos, pero, básicamente, te dejaban tranquilo mientras pagaras cuando te tocaba pagar y no les causaras problemas. Pero las personas, las personas, fueron mucho peores. Sin regla ni ley alguna, la existencia se convirtió en un sálvese quien pueda para hombres, mujeres y niños por igual. Los delitos o la violencia no tenían ningún tipo de consecuencia; no había nadie a quien recurrir si te golpeaban o robaban. No existían la policía ni las cárceles. Al menos, no que fueran legales. Los vecinos se robaban entre sí. Se saqueaban tiendas y se acaparaban provisiones, y se dejaba que los niños se murieran de hambre abandonados a su suerte. Se convirtió en una pulseada de los fuertes contra los débiles, y da la casualidad de que los fuertes solían ser personas vulgares.

En tiempos como aquellos, la humanidad pierde la fe. Sin tener a nadie a quien admirar, a nadie en quien creer, todos nos convertimos en ratas que gorronean en las alcantarillas. Tal vez, Ace realmente fuera un villano. O tal vez, fuera un visionario. Tal vez, no haya mucha diferencia. De cualquier manera, las bandas gobernaron Gatlon City durante veinte años mientras los vicios y los crímenes se propagaban como aguas residuales dentro de una tubería obstruida. Y la Era de la Anarquía podría haber seguido veinte años más. Cincuenta años más. Una eternidad. Pero entonces, aparentemente, de un día para el otro... la esperanza.

Una esperanza radiante y viva, enfundada en capas y en máscaras.

Una esperanza gozosa y bella, que prometía solucionar todos tus problemas, derramar justicia sobre tus enemigos y, seguramente, en el camino, regañar a algunos peatones imprudentes.

Una esperanza cálida y halagüeña, que alentaba a la gente normal a permanecer adentro, a salvo, mientras ellos lo arreglaban todo.

No se preocupen por ayudarse a sí mismos. Ya tienen suficiente entre manos, ocupándose de ocultarse y lamentarse como lo han venido haciendo últimamente. Tómense un día de descanso. Nosotros somos superhéroes. Lo tenemos bajo control.

La esperanza se llamó a sí misma los Renegados.

SUPERHERO   •   [Hyunlix]  •  ADAPTACIÓN Donde viven las historias. Descúbrelo ahora