Felix casi había llegado al centro del sistema de iluminación de la arena cuando el andamio en el que estaba tembló por una sacudida. Lanzó un grito cuando se meció la estructura debajo de el.
Sujetando un cable de acero de seguridad, echó un vistazo sobre su hombro.
—Tiene que ser una broma.
El Centinela estaba ubicado precariamente sobre el andamio, sus manos cubiertas por la armadura sujetaban las barras de metal mientras intentaba estabilizar sus pies. Alzó su cabeza y, a pesar de no poder ver su rostro, Felix prácticamente pudo sentir el odio del vigilante golpearlo como una ola.
El chico se puso de pie utilizando el cable para equilibrarse. Llevó su otra mano cerca de su cinturón.
—No esperaba verte aquí hoy —dijo Felix—. ¿Qué haces irrumpiendo en una fiesta de los Renegados?
—Podría preguntarte lo mismo —respondió mientras intentaba erguirse. Pero el andamio se meció por su paso y rápidamente volvió a flexionar las rodillas —. Pero creo que sé la respuesta. Y no funcionará.
—Por el momento, todo va bien —escupió.
Sosteniéndose con su mano izquierda, el Centinela alzó su puño derecho. El guantelete comenzó a emitir un brillo blanco y caliente.—No esta vez, soldadito de juguete —rio Felix y tomó un arma de la pistolera en su cadera, una que había diseñado precisamente para este momento.
Ambos apuntaron.
Dispararon.
El rayo de energía del Centinela golpeó a Felix en su hombro izquierdo. El chico se tambaleó hacia atrás y, por un momento, estuvo suspendido en el aire hasta que sacudió su mano y volvió a sujetar el cable de seguridad. Se colgó de las vigas, su mano derecha sobre el cable, una rodilla envolvía las gruesas barras.
Exhaló aliviado.
El Centinela no tuvo tanta suerte. El proyectil impactó directamente en su pecho y se magnetizó con su traje antes de liberar una poderosa descarga eléctrica. Felix, asombrado por su propio golpe, apenas registró el grito de dolor del vigilante antes de que cayera.
Felix escuchó el impacto cuando aterrizó en el suelo junto con los gritos de sorpresa de quiénes lo rodeaban.
Felix gruñó.
Su brazo izquierdo se había entumecido por la explosión. Maldijo, el sudor brotaba en su cuello mientras luchaba por alzarse con una sola mano.
—Ese idiota —masculló y profirió algunos insultos antes de volver a plantar con seguridad sus rodillas sobre el andamio.
Una rápida evaluación de la escena a sus pies exhibió al cuerpo del Centinela desplomado boca abajo sobre el suelo. Se preguntó brevemente si la descarga eléctrica lo habría matado. No había tenido tiempo de probar su efectividad. No importaba. Era claro que había perdido el elemento sorpresa. Varios pares de ojos se habían desviado hacia él. Thunderbird lo fulminaba con la mirada, se estaba preparando para impulsarse en el aire con un rayo tronando en su puño cuando Cianuro apareció en la niebla y clavó algo en su espalda. Thunderbird aulló de dolor y giró para enfrentarlo. En segundos, el rayo en su mano chisporroteó y destelló una sola vez antes de disolverse en el aire. Atacó a Cianuro con toda la fuerza de una tormenta enfurecida.
Felix desvió su atención, buscando a Ace. Ya no estaba parado estoicamente junto a la plataforma, había caído sobre sus rodillas. Tenía la cabeza inclinada y una mano aferrada a su pecho. Los escombros formaban un círculo perfecto alrededor de sus pies y Felix pudo darse cuenta de que había estado utilizando las pocas habilidades que le quedaban para protegerse de los objetos voladores. Sus poderes eran apenas suficientemente fuertes para protegerlo durante la carnicería. Pero su fuerza no duraría. Felix solo podía suponer cuánto le había costado desviar las armas y proyectiles que habían volado en su dirección desde el inicio de la batalla.
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SUPERHERO • [Hyunlix] • ADAPTACIÓN
FanfictionEncontrar amor donde buscaba venganza... Encontrar venganza dónde una vez hubo amor... Felix decidió unirse al equipo de sus rivales con un único objetivo en la mente: Vengarse.