• C. 117 • [28]

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—Entonces... ¿Nightmare se escabulló en la mansión y robó unos cómics? —preguntó JeongIn, su expresión era un poco más que escéptica.

—Mis cómics de Rebel Z —clarificó Hyunjin—. Los dibujé cuando tenía tu edad.

—No recuerdo que dibujaras cómics.

—Nunca te los mostré. No te preocupes, no te perdiste de mucho. Y solo hice tres números.

Como JeongIn no había podido aventurarse en el mundo, Hyunjin había hecho su prioridad, como hermano mayor, acercarle al niño tanto del mundo como le fuera posible. Esa responsabilidad incluía proveerle a JeongIn numerosas películas populares, libros y videojuegos, junto con los favoritos personales de Hyunjin: los cómics. JeongIn básicamente había aprendido a leer con la colección de cómics de Hyunjin, pero Sketch nunca sintió que Rebez Z fuera lo suficientemente bueno como para compartirlo con alguien.

—Entonces, ¿por qué dejaste de dibujarlo?

Hyunjin tomó un balón de fútbol suelto que había rodado contra la cómoda de Jisung.

—No lo sé. Llegué hasta la parte en que el personaje principal se transformaba en un superhéroe rudo y... solo comencé a perder el interés. En realidad, no había pensado la historia más allá de ese momento y empezó a sentirse como un trabajo de verdad —lanzó el balón contra la pared, rebotó y aterrizó sobre el cesto de la ropa.

JeongIn y él estaban sentados en el suelo de la pequeña habitación y se sentía extraño estar allí sabiendo que se suponía que era el espacio de Jisung. Y era el espacio de Jisung, por lo menos, de este lado de la habitación, estaban sus novelas gráficas de Super Scouts en el estante debajo de la ventana, una diana pintada a mano detrás de la puerta y un póster de emoticones sarcásticos al lado de la cama. El lado opuesto de la habitación, con las camas marineras y los cestos repletos de figuras de acción, obviamente les pertenecía a los mellizos. Se suponía que la habitación también era de JeongIn ahora, pero no había llevado ninguna de sus pertenencias con él. Ningún libro preferido, ni obras de arte ocurrente, nada que sugiriera que era el nuevo residente en este espacio que olía a palomitas de maíz y al champú con aroma a fresas de Jisung. Hyunjin se preguntó cuánto tiempo sería necesario para que JeongIn formara su hogar aquí y esperó no tener que descubrirlo. Quería un hogar permanente para JeongIn y, por más agradecido que estuviera con la familia Tucker por acoger al niño con los brazos abiertos, sabía que, en realidad, no pertenecía aquí.

—El asunto es —continuó Hyunjin inclinando su cabeza contra el edredón de la cama— que esos cómics fueron la inspiración para el Centinela. El personaje básicamente se convierte en el Centinela en el tercer número y fabriqué mi armadura basado en lo que dibujé en ese entonces.

—¿Y crees que Nightmare los quería por eso? ¿Para chantajearte o algo?

—Tal vez. O solo para tener la evidencia para decirle al mundo quién soy.

JeongIn frunció el ceño, no parecía estar convenido.

—Pero ¿cómo supo sobre ellos en primer lugar? ¿A cuántas personas les mostraste ese cómic?

—No a muchas. Quiero decir, nuestros padres los han visto, pero ha pasado tanto tiempo. No creo que lo recuerden en absoluto. Y... —su voz perdió fuerza mientras pensaba. No tenía recuerdos de haberle mostrado esos cómics a nadie más—. Creo que eso es todo.

—¿Qué hay de Jisung o del resto del equipo?

—No, nunca se los mostré. No veo esos cómics hace años. No tengo idea de cómo Nightmare supo de ellos.

—¿Nunca se los mostraste a Felix? -preguntó JeongIn mientras alineaba una colección de pequeñas estatuillas en la alfombra.

—No. Definitivamente recordaría habérselos mostrado. JeongIn dudó, pero Hyunjin no pudo interpretar el sonido.

SUPERHERO   •   [Hyunlix]  •  ADAPTACIÓN Donde viven las historias. Descúbrelo ahora