• C. 138 • [49]

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—¡Papá, atrápala! —gritó Hyunjin.

El Capitán Chromium atrapó la lanza con una mano.

—No seas arrogante —dijo Ace riéndose—. Las reglas de este juego cambiaron —con la estrella en una mano, estiró la otra hacia la cadena de cromo que estaba enrollada no muy lejos de los pies de Hyunjin y cobró vida. Avanzó como una serpiente hacia Ace y se enrolló alrededor de su brazo. Ace volvió a estirar el brazo y la lanzó hacia el Capitán.

El Capitán la bloqueó con la lanza una vez, dos veces, el sonido de metal contra metal resonó en el páramo. Pero el Capitán Chromium estaba perdiendo terreno, cada golpe lo empujaba más cerca del borde del techo. Miró hacia abajo una vez para recobrar la compostura cuando la cadena se elevó y se encerró alrededor de su garganta.

Hyunjin gritó y corrió hacia él. Intentó enterrar sus dedos entre la cadena y la piel de su padre, incluso mientras el metal se apretaba con más fuerza. Su papá cayó sobre una rodilla, estaba sofocándose. El chillido más estridente y escalofriante resonó sobre sus cabezas. Hyunjin se encogió y resistió la urgencia de cubrir sus orejas, no dejó de jalar de la cadena. Comenzó a aflojarse cuando Ace desvió su concentración hacia la barrera.

Con un gruñido reverberante, la parte trasera de un camión gigante semiacoplado que estaba incrustado en la barrera, se liberó y cayó. Aterrizó con un estruendo resonante en el páramo, a unos pocos metros del lateral de la catedral y alzó una nube de polvo gigante.

El Capitán Chromium arrancó la cadena de su cuello, la lanzó lejos y masajeó su garganta, estaba agitado. Hyunjin entrecerró los ojos hacia el agujero gigante que dejó el camión semiacoplado y asimiló la porción de cielo nocturno. Debería haber estrellas, pero algunas luces artificiales apuntaban al domo, bloqueándolas.

—¿Quién se atreve a interferir? —gruñó Ace.

Como si hubiera sido convocada, una cabeza se asomó por el agujero en dónde el tráiler había estado. Por la silueta que formaban las luces fulminantes, Hyunjin no pudo distinguir los detalles, pero reconocería ese
cabello esponjoso en cualquier lugar. No sabía si estaba más eufórico o horrorizado.

—¡Lo lamento! —gritó JeongIn—. ¿Están todos bien? No golpeé a nadie, ¿no?

Como respuesta, Ace soltó un grito de furia. Levitó aferrándose a la cadena, inclinó su brazo hacia atrás y la lanzó hacia la apertura. Los ojos de JeongIn se abrieron por la sorpresa y se desvaneció. La cadena se atascó en la barrera y derribó una rueda de aluminio. Ace se congeló levitando sobre la catedral mientras la cadena colgaba a su lado. Escaneó la barrera, tenso y observador mientras descendía gradualmente hacia el techo.

Un capitel alto y angosto se separó de la torre occidental y se abalanzó sobre Ace quien hizo una mueca y envió la cadena hacia el capitel. La cadena se encendió como si estuviera hecha de oro fundido. Cuando impactaron, sonó como si hubiera detonado una bomba. Una cascada de piedras cayó alrededor de ellos, algunas eran tan grandes como la cabeza de Hyunjin.

Hyunjin escuchó un grito de dolor. Parpadeó para liberarse del polvo mientras
buscaba en el techo de la catedral. JeongIn titiló y volvió a aparecer. Había seguido a Ace, intentando acercarse y ahora estaba atrapado en la lluvia de piedras. Alzó sus brazos para protegerse de la explosión.

Ace rugió al ver al chico.

—¡Había esperado volver a vernos! Tú y yo tenemos asuntos pendientes.

JeongIn se sorprendió al percatarse de su error. Volvió a hacerse invisible, pero la cadena ya estaba avanzando por el aire. Se estrelló contra una ventana y se aferró a la pared sobre los vitrales dentados cuando Ace jaló hacia atrás. Piedras volaron hacia afuera dejando un cráter en dónde JeongIn había estado parado.

SUPERHERO   •   [Hyunlix]  •  ADAPTACIÓN Donde viven las historias. Descúbrelo ahora