Acababan de dar la una de la mañana cuando Felix pasó su brazalete bajo la cerradura electrónica y entró en la bóveda. Un puñado de luces dispersas parpadeó sobre las hileras de estanterías, iluminando el corredor con una luz apagada y fantasmal. Cerró la puerta tras ella y apoyó sobre una carretilla móvil el enorme recipiente de plástico que había traído.
Ignoró las cámaras de seguridad, aunque sentía la lente observándolo mientras empujaba la carretilla por el corredor principal. Mirar las cámaras siempre provocaba sospechas, así que mantuvo la expresión neutral, el paso despreocupado. Snapshot no llegaría en varias horas. Hasta entonces, tenía toda la bóveda para él.
Esperaba que fuera tiempo suficiente.
El día anterior se le había ocurrido una idea brillante. Jamás podría abrir por arte de magia la caja de cromo en la que se encontraba el casco de Ace. Jamás podría romperla con un hacha mística o destrozarla con un martillo indestructible. Hyunjin jamás dibujaría una abertura para él por mucho que soportara mortificarse coqueteando con él. Pero Felix había olvidado lo que era capaz de hacer. Quizás no tuviera la superfuerza o los poderes psíquicos o el control de los elementos naturales, pero tenía ciencia, tenía persistencia e iba a meterse en aquella caja.No se apresuró, sabiendo que había alguien en la sala de seguridad en este mismo instante que podría estar observando su marcha lenta por los corredores. Tal vez, se preguntaran qué hacía allí en medio de la noche; quizás incluso sospecharan de él.
Felix se movió lento y normalmente. Él y la carretilla pasearon de hilera en hilera, sus ruedas chirriantes irritando sus nervios. Realizaba paradas frecuentes, chequeando la tablilla sujetapapeles que colgaba del costado de la carretilla, fingiendo de vez en cuando hacer anotaciones. Extraía objetos mundanos de la carretilla y se dedicaba a organizarlos cuidadosamente sobre las estanterías. Jamás había estado en la bóveda sin tener el parloteo constante de Taehyung en el oído.
Advirtió por primera vez que una cantidad de reliquias parecían zumbar con una corriente eléctrica silenciosa. Algunas incluso emitían un sutil resplandor cobrizo, parecido al casco de Ace.
Las similitudes la hicieron vacilar al pasar el Reloj de Arena Infinito, en el cual la reluciente arena color blanca subía arrastrándose hacia la parte superior del recipiente. Felix se acercó y colocó el dedo en la base de madera de ébano. Aquel resplandor… le resultaba conocido. Tenía el mismo color y la misma vibración que todos los objetos maravillosos que había observado a su padre crear cuando era niño.
Miró hacia el fondo del corredor. Ahora que los buscaba, era fácil ubicar las piezas brillantes. Sabía que, probablemente, había objetos en la bóveda que, de hecho, habían sido fabricados por su padre, pero no tantos. No la Pluma de Ravenlore, que había estado circulando durante siglos. Ni el Sable Ártico, forjado del otro lado del mundo.
Sacudió la cabeza y volvió a dirigir la carretilla al corredor principal.
—Concéntrate —susurró para sí. Ya habría tiempo después para detenerse en los muchos misterios del departamento de artefactos. Por ahora, lo único que importaba era el casco de Ace y cómo lo rescataría.
Felix se volvió hacia el último corredor y pasó el letrero de colocado al final del estante. A mitad de camino de la hilera, ubicó la caretilla a algunos metros de la caja de cromo, dándole la espalda a la cámara en el otro extremo del corredor. Abrió su cuba de plástico y extrajo su equipo: una batería y pinzas de conexión, un cubo lleno de solución de electrolitos que Siwon le había preparado, y una rueda de acero que había hallado en el desagüe de Wallowridge y lavado esmeradamente en un baño de cloruro de sodio y ácido acético.
Escudriñó una vez más la tablilla sujetapapeles, fingiendo estar cumpliendo obedientemente las órdenes de sus superiores. Luego, abrió el cubo y vertió la solución dentro del contenedor. Cuando el olor a productos químicos irrumpió de golpe, arrugó la nariz. Ahogando la tos, tomó la rueda y la sumergió dentro de la cuba. Con una honda inhalación, envolvió las manos alrededor de la caja de cromo. El metal estaba frío al tacto, y aunque era pesada, consiguió meter la caja dentro de la cuba sin demasiado esfuerzo. La solución chapoteó, elevándose hacia los lados. No estaba seguro del grosor de las paredes de la caja, pero esperaba que la solución fuera lo suficientemente profunda como para corroer toda la base. Esperaba que el tiempo para completar el proceso fuera suficiente. Esperaba que nadie se molestara en venir al sector restringido mientras el experimento estuviera en curso. Esperaba demasiado.
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SUPERHERO • [Hyunlix] • ADAPTACIÓN
FanfictionEncontrar amor donde buscaba venganza... Encontrar venganza dónde una vez hubo amor... Felix decidió unirse al equipo de sus rivales con un único objetivo en la mente: Vengarse.