Inocente.
El era inocente.
Según los Renegados, Felix Jean McLain era inocente.
Las emociones de Felix fluctuaban a cada segundo; de euforia a desconcierto, a la certeza absoluta de que esto era una trampa. Nadie le había dicho qué habían descubierto. Qué nueva evidencia habían encontrado para probar su repentina inocencia. Escarbó en su cerebro para pensar qué evidencia falsa los Anarquistas podrían haber plantado para que los Renegados llegaran a esta conclusión, pero no se le ocurría nada que tuviera sentido. No después de que todos estuvieran tan seguros de su culpabilidad. No mientras la verdad de que él, de hecho, era culpable revoloteaba sobre su cabeza.
Y, sin embargo, aquí estaba. Le estaban entregando una caja con sus prendas y botas originales y le decían que era libre de irse. La misma guardia que le había inyectado el pequeño rastreador entre sus omóplatos utilizó un dispositivo todavía más doloroso para extraerlo. Felix apretó los dientes y no se quejó. La dieron una gasa gruesa y una menta.
¿Esto era un truco?
Esta vez, lo dejaron cambiarse solo.
Exhalando por la nariz, se puso sus prendas y luego golpeó la puerta para hacerles saber que estaba listo. Otros dos guardias estaban apostados a la salida, aunque lo ignoraron
mientras pasaba. Escuchó el chirrido de los engranajes rugir dentro de las masivas paredes. Observó mientras se abría el portón y los dos guardias de Cragmoor lo guiaron hacia las ráfagas heladas de aire de mar. Los guardias estaban armados, como siempre, pero esta era la primera vez que Jisung había estado afuera de su celda sin tener las manos esposadas.Los guardias no dijeron mucho. Una de ellos, una mujer con ojos negros que no tenían ni un rastro blanco en ellos casi sonrió.
—Te escoltaremos hasta el muelle —dijo. Parecía estar cerca de pedir disculpas, aunque no lo suficientemente cerca. ¿Podría ser un truco?
Las manos de Felix cosquilleaban por sus ganas de tocar a los guardias y hacerlos dormir antes de que pudieran guiarlo hacia la trampa que estuviera esperándolo, pero contuvo el impulso. Porque, ¿y si esto era real? ¿Si habían limpiado su nombre de verdad? En ese caso… ¿cómo?
Tenía la piel de gallina, en parte por el viento que lanzó su flequillo sobre su rostro, pero también por la expectativa de una emboscada. Tal vez su ejecución había sido adelantada. Tal vez no querían que fuera pública después de todo. Casi esperaba una bala en la nuca en cualquier momento, pero cuando alzó la vista hacia los guardias en las torres a cada lado del portón, vio que sus rifles apuntaban al cielo. Uno de ellos lo saludó sin expresión. El otro estaba concentrado en las olas agitadas del mar y en la niebla que escondía la línea del horizonte de la ciudad. Sentía como si la pequeña isla fuera parte de otro universo y la sensación hizo que Felix se congelara hasta la médula.
El pequeño vehículo lo llevó a él y a sus acompañantes hasta el muelle, donde un bote blindado se mecía sobre aguas turbulentas, donde el mismo capitán y el mismo par de guardias que lo habían traído a la isla lo esperaban para llevarlo de vuelta.
Y luego lo vio.
Estaba esperando en el muelle con un abrigo de lana, una gorra negra tejida y jeans. Hyunjin Bang lucía demasiado bien para ser verdad en este lugar húmedo y lúgubre. En la mano izquierda, tenía un ramo de flores: las margaritas amarillas más brillantes que Felix había visto en su vida. En la derecha, tenía un cinturón de herramientas similar al que Felix solía vestir sobre su uniforme de Renegado. Felix no se percató de que había dejado de caminar hasta que la guardia con ojos negros aclaró su garganta con educación.
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SUPERHERO • [Hyunlix] • ADAPTACIÓN
FanfictionEncontrar amor donde buscaba venganza... Encontrar venganza dónde una vez hubo amor... Felix decidió unirse al equipo de sus rivales con un único objetivo en la mente: Vengarse.