•: C. 76 :• [33]

16 1 0
                                    

Felix recordó poco más sobre la conversación durante la cena, la mayor parte de la cual giró alrededor de los planes del Consejo para los programas de alcance comunitario en curso. Finalmente, Christopher y Seungmin se levantaron de la mesa y empezaron a cargar el lavaplatos, moviéndose como un equipo bien ensayado. Felix los observó un instante, incapaz de conciliar esta sencilla tarea doméstica con los superhéroes que habían derrotado a Ace Anarquía.

—Entonces... —empezó a decir Hyunjin, atrayendo una vez más su atención hacia él. Ahora parecía más calmo, y sospechó que estaba aliviado de que la cena hubiera terminado—. Probablemente, tengas que regresar a casa.

Lo miró parpadeando, y casi soltó una carcajada.

Regresar a casa.

Seguro.

—¿Y esa película que nunca pudimos ver? —formó una sonrisa forzada.

Así fue cómo Felix se halló nuevamente en la guarida de Hyunjin, sentado en el gastado sofá. La industria del entretenimiento era una de las actividades que se había interrumpido durante la Era de la Anarquía. Desde entonces había empezado a repuntar lentamente. Por eso, la colección entera de sus películas consistía de "clásicos" de hacía treinta años. Felix no había visto ninguna. Hyunjin eligió una película de artes marciales, pero a él no le importó realmente qué elegía. No la estaría viendo de cualquier manera. Él se instaló en el sofá. Sin tocarlo, pero lo suficientemente cerca como para sugerir que podía haber algún contacto si el lo elegía. O quizás no hubiera un motivo oculto, y sencillamente tenía un sitio favorito, un cojín preferido.

Felix se reprendió por los rápidos latidos del corazón. Casi parecía que un desconocido le hubiera secuestrado el cuerpo. Alguien que había olvidado quién era y de dónde venía. O, más importante aún, quién era Hyunjin. Esta atracción tenía que terminar. El era un Anarquista. Era Nightmare.

¿Qué creía que pasaría exactamente cuando él se enterara? Porque con el tiempo lo descubriría. Era inevitable. Una vez que obtuviera el casco, y el Talismán de la Vitalidad, y ya no tuviera que jugar este juego.

Tomando un respiro tranquilizador, se acercó un poco más a Hyunjin y apoyó la cabeza sobre su hombro. Él se tensó, pero fue apenas un instante. Luego deslizó el brazo alrededor de el, y él se dejó caer sobre su costado, previniéndole a su cuerpo que no se relajara. Que no se permitiera gozar de su tibieza ni de la fuerza sutil de aquel brazo, ni del olor a pino que podría haber sido jabón o loción de afeitar. Esta vez, sus pensamientos calculadores se sobrepusieron a los latidos de su corazón. El tic-tac del reloj mental resultó más rápido que su pulso.

Los créditos iniciales de la película se deslizaron sobre la pantalla. Un hombre apareció caminando penosamente a través de un temporal. En lo alto de una montaña se erigía un templo inhóspito. La mano de Hyunjin descansaba sobre su pierna. Con la mayor naturalidad posible, Felix hizo un ademán como para tomarla. Estaba a instantes de enlazar los dedos con los suyos cuando él se apartó, moviendo el cuerpo tan rápido que él estuvo a punto de caer en el espacio entre los cojines.

Se enderezó.

Hyunjin se había vuelto para mirarlo, levantando una rodilla sobre el sofá. Tenía una expresión de preocupación, pero sus hombros permanecían firmes. Felix se retrajo, sus mecanismos defensivos erigiéndose como los muros de un castillo.

—La gala de mañana por la noche —soltó sin más, las palabras pronunciadas a tal velocidad que se confundieron en una única afirmación confusa.

Felix lo miró boquiabierto.

—¿Disculpa?

—La gala. Si tú vas y yo voy, y... ¿Te gustaría que fuéramos juntos? Me refiero a como si fuera una cita. Esta vez, oficialmente —su nuez de Adán se deslizó de arriba abajo en la garganta—. Sé que aquella vez en el parque fui poco claro, así que ahora lo diré de entrada. Me gustaría que fueras mi pareja. En realidad, me encantaría... —hizo una pausa antes de añadir, un tanto avergonzado— Y también... si es lo que tú deseas.

SUPERHERO   •   [Hyunlix]  •  ADAPTACIÓN Donde viven las historias. Descúbrelo ahora