Antes de que lo arrestaran, cada vez que entraba en el Cuartel General de los Renegados, Felix sentía que podía estar dirigiéndose a su perdición. De seguro, ya lo habían descubierto a esta altura. De seguro, esta vez estarían esperando para encadenaron.
Y así fue como, con una liviandad peculiar, empujó las puertas giratorias un día después de haber sido liberado de la Penitenciaría Cragmoor. De alguna manera, lo peor ya había sucedido. Lo habían descubierto, arrestado y enviado a prisión. Sus secretos habían sido revelados. Y, sin embargo, salió a flote ileso.
Sus mentiras ahora se sentían más seguras que nunca. No solo tenía una coartada sino también un chivo expiatorio —Narcissa Cronin, quien asumió el rol de su alter ego —. Felix sentía que el peso de la paranoia y la sospecha constante fue levantado de sus hombros. Por primera vez en un largo rato, sintió que casi pertenecía en el cuartel general. Sintió que se había ganado el derecho de estar allí.
—¡Insomnia! —gritó Sampson Cartwright, el empleado no prodigio que se ocupaba de la recepción. Saludó a Felix con la mano mientras él se acercaba a él—. ¡Qué bueno volver a tenerte aquí!
Felix sonrió y devolvió el saludo un poco avergonzado, aunque sabía que Sampson era una de las personas más genuinas del personal. Lo hizo sentir bien pensar que tal vez algunas personas aquí, además de Hyunjin y su equipo, podrían haberlo extrañado.
Fue recibido con una mezcla de emociones en los rostros de los Renegados y del personal mientras caminaba hacia los elevadores. Algunos lo miraban con sospechas, todavía no estaban listos para creer en su inocencia. Otros la miraban con una expresión que estaba entre una sonrisa amistosa y una mueca, acompañada de culpa por su falso arresto. Unas pocas unidades de patrullaje que apenas conocía le chocaron los cinco de manera entusiasmada. Otros evitaron hacer contacto visual con desconfianza.
Felix casi había llegado a los elevadores cuando escuchó que alguien gritaba su nombre desde la otra punta de la recepción.
Se volteó y vio a Han Jisung saltando hacia él.
—¡Lo lamento tanto! —gritó y jaló a Felix hacia él para abrazarlo—. ¡Lo lamento tanto, tanto, tanto! —se alejó y tomó a Felix por los hombros. El verdadero Nightmare no pudo distinguir si los ojos de Jisung estaban brillosos por lágrimas no derramadas o por simple felicidad.— Estoy increíblemente feliz de que no seas Nightmare, pero también me siento horrible por haber creído lo contrario. Deberíamos haber dejado que nos explicaras antes… Bueno, realmente lo lamento.
—Está bien —afirmó Felix y lo decía en serio. Hyunjin había creído que él era el célebre villaoa que una vez luchó contra ellos en las terrazas durante el desfile. No podía estar ofendido—. Todo está en el pasado. He vuelto.
—Y estamos encantados —dijo Minho apareciendo al lado de ellas y alzando un
puño que Felix chocó con felicidad—. Debo admitir, que me he encariñado contigo y con tus métodos rudos que no aceptan tonterías. Y, por cierto, yo también lo lamento mucho.—No más disculpas. Está bien. Cualquiera hubiera hecho lo mismo en su lugar.
La atención de Felix se posó en el tercer miembro de su grupo. Aunque Yeji había seguido a Jisung y a Minho, se había quedado unos pasos atrás, de brazos cruzados y con la mandíbula tiesa. Claramente no estaba a punto de disculparse. Pero Felix se había preparado para esto. De todas las personas a las que tendría que persuadir de su inocencia, sabía que Yeji sería una de las más difíciles. Su acusación había enviado a Felix a prisión. Felix todavía no sabía con seguridad qué había visto Yeji, solo sabía que su testimonio debería haber sido lo suficientemente débil como para darle lugar a las dudas una vez que Narcissa apareciera con la máscara de Nightmare y el casco en la mano.
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SUPERHERO • [Hyunlix] • ADAPTACIÓN
FanfictionEncontrar amor donde buscaba venganza... Encontrar venganza dónde una vez hubo amor... Felix decidió unirse al equipo de sus rivales con un único objetivo en la mente: Vengarse.