El estadio vibraba con cánticos y con el taconeo de las gradas, y las pruebas de
selección todavía ni siquiera habían empezado. Hyunjin se hallaba de pie,
reclinado contra la pared, justo dentro del pórtico que conducía al campo de juego. Miró a su alrededor mientras las gradas se llenaban de gente.La multitud estaba atestada de vistosos letreros rojos que se entregaban en la entrada. De un lado rezaban “héroe”, y del otro, “cero”. Se imaginó que, para los no prodigios que venían a observar las pruebas de selección, eso era parte de la diversión. Aunque la decisión de quiénes aceptarían a los Renegados recaía, en último término, en los equipos mismos, los espectadores podían simular que influían en esa decisión levantando en el aire sus letreros cada vez que un participante entraba en el campo.
Nunca le habían gustado los días en que se efectuaban las pruebas de selección. Este era el cuarto evento anual, y le seguía provocando un malestar en el estómago. Es que todo el evento tenía un componente tan ridículo: el hecho de que el futuro de un prodigio se pudiera decidir basándose en algunas preguntas y en demostraciones de poder, que duraban treinta segundos. ¿Sería realmente todo lo que hacía falta para juzgar si alguien estaba en condiciones de ser un héroe? ¿Si era capaz de pelear por la justicia, defender a los débiles, proteger la ciudad?
Realmente lo dudaba, y lo que era más, sospechaba que, si lo hubieran obligado
a someterse a las pruebas para entrar, tal vez, no lo hubiera conseguido.Hyunjin se había convertido en un Renegado prácticamente de antemano. Era el hijo de Lady Indómita, y desde su muerte, lo habían criado el Capitán Chromium y Dread Warden. Nadie se hubiera atrevido a objetar a que le entregaran un uniforme. Por eso, tenía muchas oportunidades para demostrar su valía y sus habilidades. Una y otra vez, darles vida a sus ilustraciones resultó ser inmensamente útil.
Pero no siempre era lo que importaba en las pruebas de selección. Al menos, no para los espectadores. Querían ser deslumbrados, apabullados y, tal vez, un poco atemorizados. Querían estallidos y terremotos y, seguramente, el poder de Hyunjin habría decepcionado a los concurrentes.
Salvo que hubiera dibujado una granada de mano.
De hecho, una granada de mano habría sido algo bastante asombroso. De todos modos, no había sido hecho para competir por un lugar con los Renegados, así que nunca sabría si lo habrían elegido o no.
Hoy no importaba demasiado lo que alguien pudiera pensar de sus poderes, no desde que había alterado su propia habilidad dibujándose tatuajes. Ya no era Sketch, un Renegado y un artista.
Era el Centinela.
Nunca nadie había tenido tanto poder como él, al menos, hasta donde él sabía. No se parecía a ningún otro prodigio con el que alguien se hubiera topado; había sido transformado. Era extraño volver a llevar su uniforme de Renegado tras haber estado dentro de la armadura del Centinela: de pronto, la tela ceñida lo hizo sentir vulnerable. No dejaba de deslizar el dedo entre el cuello de la camisa y la garganta, intentando darse más lugar para respirar.
–—¡Feliz día de pruebas de selección, ju, ju, ju!
Hyunjin giró y vio a Minho descendiendo sin prisa por el corredor de bloques de hormigón. Asestó varios golpes en el aire con el bastón antes de volver a apoyarlo sobre el suelo.
—Traigan a los principiantes porque estoy listo para dictar sentencia.
Jisung lo seguía de cerca, rebotando sobre las plantas de los pies.
—¿Qué tal luce ahí afuera? —preguntó, parándose junto a Hyunjin. Sus ojos se
agrandaron—. Cielos, hay mucha gente —su heliotropo colgaba de la muñeca, descansaba sobre el muslo mientras paseaba la mirada por el estadio atestado de gente. Luego Han volvió la atención a las mesas que rodeaban el campo. Había cerca de cuarenta, cada una cubierta con una tela roja. Todas las unidades de patrullaje debían asistir a las pruebas (por lo menos, las que no estuvieran en servicio activo aquella noche) durante las cuales se sentarían a las mesas y observarían a los candidatos que intentaban impresionarlos para, finalmente, decidir su suerte—. ¿De verdad existen tantas unidades de patrullaje hoy en día? —preguntó Jisung —. Cuando yo me postulé, no había ni la mitad. Hay mucha menos congestión cuando estamos en el cuartel general.
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SUPERHERO • [Hyunlix] • ADAPTACIÓN
FanfictionEncontrar amor donde buscaba venganza... Encontrar venganza dónde una vez hubo amor... Felix decidió unirse al equipo de sus rivales con un único objetivo en la mente: Vengarse.