•: C. 81 :• [38]

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—¿Bailamos?

Las palabras, susurradas casi al oído, le provocaron un susto tremendo. Le llevó un momento procesar la pregunta. Miró confundido a Hyunjin, parpadeando, al tiempo que un hormigueo recorría su cuerpo. Tenía una lista, armándose en su cabeza. Una decena de listas. Todo lo que aún tenía que hacer. Todo lo que podía salir mal esta noche.

Hyunjin señaló hacia la pista de baile, donde ya se encontraban Jisung y Minho. Felix no los había visto abandonar la mesa. En lugar de dejar que su bastón le impidiera moverse, Minho lo estaba usando como un elemento escenográfico, haciendo que un instante Jisung se alejara con un giro, y al
siguiente, volviera hacia él, “atrapándolo” con la caña de pescar ficticia. Este sacudió la cabeza, momentáneamente mortificado, pero su risa no tardó en aparecer y se unió a la broma, inflando las mejillas y fingiendo nadar en círculos a su alrededor. Otros bailarines les echaban miradas de desconcierto, pero por lo que les importaba, podrían haber estado solos en la pista de baile.

—Claro —dijo Felix exhalando. Recordó que debía actuar con normalidad. Por lo menos, lo más normalmente posible—. Está bien.

Hyunjin tomó su mano mientras se abrían paso a través de las mesas. Aunque la llevaba relativamente suelta, Felix sintió de todos modos que una descarga eléctrica le recorría el brazo. Fue una vez que lo había tomado entre sus brazos y se hallaban rodeados por el ritmo efusivo de la banda que recordó que no sabía cómo hacer esto.

Lo habían entrenado para pelear. Para matar. ¿Qué sabía de bailar?

Pero Hyunjin no parecía mucho más cómodo que él, y se sintió aliviado cuando pareció que todo lo que sabía hacer era presionar una mano contra la parte inferior de su espalda y girar a ambos al compás de la música. Felix observó a quienes los rodeaban en la pista de baile. Su atención recaló en Blacklight. Normalmente, le habría parecido pomposo y presumido, pero le sorprendió verlo parodiándose a sí mismo. De un momento a otro pasaba de hacer ademanes afectados con las manos en el aire a torcer las caderas imitando algunos pasos de baile de mitad de siglo. Parecía estar divirtiéndose.

No lejos de allí estaba Tsunami, bailando con un hombre que resultaba casi corpulento al lado de su contextura pequeña. Se movían demasiado lento, mirándose a los ojos, como si fueran los únicos en el salón. ¿Era su esposo?

Felix jamás lo había visto, y no encajaba en absoluto con quien habría imaginado como compañero de Tsunami. Era demasiado bajo, demasiado rollizo, demasiado… calvo. Era todo lo contrario a lo que hubiera imaginado como pareja de una gran superheroína, pero no había duda respecto de las miradas de amor que se prodigaban.

Apretó la mandíbula, aunque no entendía por qué le irritaban tanto. Volvió la atención de nuevo hacia Hyunjin, intentando adoptar una expresión agradable mientras por dentro quería gritar. ¿Cómo podía ser tan amable, tan dulce, tan auténtico, siempre tan malditamente auténtico?

¿Cómo podía ser uno de ellos?

—Escucha, Felix —empezó a decir—. Quería estar seguro de que… anoche… —su voz se desvaneció, y el pulso de él saltó cuando una mezcla de recuerdos confusos acudió a su mente: sus besos, sus manos, los auriculares, la estrella—. Yo… no… me sobrepasé ni nada, ¿verdad?

Él rio, aunque más por el malestar que por otra cosa.

—Tampoco fue que me resistí demasiado —replicó. Sus mejillas se ruborizaron. Al recordarlo, al reconocer la verdad de sus palabras.

Una sonrisa débil curvó sus labios.

—Sí, pero… no quería que creyeras… —de nuevo, parecía incapaz de terminar su frase, y Felix se preguntó qué era lo que no debía estar creyendo. Luego los pensamientos de Hyunjin parecieron cambiar de dirección—. Y no sabes cómo lamento haberme quedado dormido. Supongo que no me di cuenta de lo cansado que estaba, y no quiero que pienses que estaba… ya sabes, aburrido o algo así.

SUPERHERO   •   [Hyunlix]  •  ADAPTACIÓN Donde viven las historias. Descúbrelo ahora