• C. 99 • [10]

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La última vez que Hyunjin había atravesado las terrazas de Gatlon City a toda  velocidad y en la armadura del Centinela, estaba cargando a JeongIn medio muerto en sus brazos. En este momento, solo estaba levemente menos asustado.

El mensaje de Jisung había sido muy enfático y carente de explicaciones. Respondió inmediatamente, desesperado por saber por qué estaba convocando al equipo, pero todavía no había recibido una respuesta.

Así que corrió.

O saltó.

Algunos hasta podrían decir que voló. Era lo más cerca que estaría de volar, por lo menos hasta que descubriera una manera de tatuarse alas en la espalda. Los resortes tatuados en las plantas de sus pies lo impulsaban hacia arriba, planeaba sobre las calles y los rascacielos. No estaba siendo particularmente discreto, descubrió que no muchas personas en la ciudad se detenían para alzar la mirada y, si lo hacían, esperaba que creyeran que el brillo de su armadura no era nada más que una ilusión en el sol de mediodía. Incluso si reconocían al vigilante infame, ya se habría marchado mucho antes
de que alguien pensara en detenerlo.

Jisung vivía con su familia en un departamento con tres habitaciones en el
vecindario de Shademont. Muchas personas en la ciudad creerían que tres habitaciones es bastante espacioso, pero seguía siendo un alojamiento ajustado para Jisung y su familia: sus hermanos gemelos —Sterling y Jade—, sus padres y su abuela. Hyunjin no recordaba haber escuchado alguna vez a Jisung quejarse por compartir habitación con los chicos, que cumplirían doce años en pocos meses, pero tampoco cuestionó jamás por qué no invitaba al equipo a su casa. En las extrañas ocasiones en las que se reunían en la casa de alguien, siempre había sido en la de Hyunjin.

Cuando llegó al techo del edificio de Jisung, estaba muy agitado. Un último salto y aterrizó con un golpe seco en el callejón. Un gato callejero aulló y siseó antes de huir por la esquina.

Hyunjin presionó una mano sobre su pecho y el traje se retrajo, se dobló sobre sí mismo hasta que pudo guardarlo debajo de su piel sobre su esternón. Se acostumbró a utilizar camisetas de mangas largas con tres botones en el cuello para tener fácil acceso al traje y luchó para cerrar los botones mientras
caminaba hacia el frente del edificio. Sus piernas se sentían un poco inestables después de todos esos saltos, pero las ignoró. Cuando llegó al apartamento de los Tucker en el segundo piso, ya estaba recuperado. La puerta se abrió antes de que pudiera golpear. No era Jisung, sino su abuela, una pequeña mujer con mechones grises entre su cabello pelirrojo. Sus manos estaban encorvadas por la artritis, Jisung había mencionado que era el resultado de años en el oficio de las joyas y de utilizar sus dedos para las tareas más pequeñas y detallistas. De todos modos, todavía tenía una elegancia y una fortaleza en su expresión que Hyunjin había admirado desde el momento en que la conoció.

—Están en la habitación de los niños —dijo dando un paso atrás para dejarlo entrar—. La última puerta a la izquierda.

Le agradeció y se apresuró por el pasillo. La puerta estaba levemente abierta y podía escuchar voces dentro: sus hermanos gritaban excitados y Jisung los callaba, sonaba frenética. Hyunjin abrió la puerta. Los gemelos, sentados juntos en el colchón superior de sus camas marineras, dejaron de hablar inmediatamente para mirarlo
boquiabiertos. Minho estaba allí, sus piernas también colgaban de la cama superior, su bastón descansaba en uno de los peldaños de la escalera. Al principio, Hyunjin se sorprendió de que Minho hubiera llegado antes que él hasta que recordó que no vivía muy lejos mientras que él tuvo que atravesar los kilómetros que lo separaban del hospital.

—Al fin llega el holgazán —dijo Minho resplandeciendo.

Esa sonrisa ayudó a calmar el corazón agitado de Hyunjin. Entró en la habitación. Jisung estaba sentada en la cama de una plaza que estaba paralela a las camas marineras. Los únicos otros muebles que cabían en la habitación eran una cómoda y un pequeño escritorio que había sido encastrado en el pequeño espacio entre las camas. Y había otra persona acostada sobre la cama de Jisung.

SUPERHERO   •   [Hyunlix]  •  ADAPTACIÓN Donde viven las historias. Descúbrelo ahora