• C. 108 • [19]

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—¿En qué momento debería recordarte que esto es una terrible idea? —susurró JeongIn.

—Estará bien —dijo Hyunjin apoyado contra la pared. Estaban escondidos en un pequeño rincón, a la vuelta de la estación de las enfermeras. Bueno, Hyunjin estaba escondido. JeongIn era invisible. Turbo estaba en su pequeña jaula, sostenida por JeongIn para también mantenerla invisible.

Había dos personas de enfermería: un hombre de pie al lado de un escritorio hojeando un archivo y una mujer sentada frente a una computadora, clavando distraídamente un tenedor de plástico en un contenedor con una ensalada jardinera. Cada tanto, el hombre intentaba involucrar a la mujer en algún chisme sobre uno de los doctores del hospital, pero la mujer parecía
completamente desinteresada. Finalmente, tras revisar algo en un portapapeles, el hombre guardó el archivo debajo de su brazo y se perdió en el pasillo. Hyunjin presionó su espalda contra la pared, conteniendo la respiración hasta que se marchara.

—Okey. ¿Recuerdas lo que tienes que decir?

—Esto no funcionará nunca —respondió JeongIn.

—Ese es el espíritu.

Hyunjin se acomodó el cuello de su camisa mientras se acercaba al escritorio.

—Hola —saludó con una sonrisa brillante.

La mujer alzó la vista y sus ojos se ensancharon.

—¿Hola? —tartamudeó—. ¿No eres…?

—Hyunjin Bang —extendió una mano y la mujer la sujetó sorprendida.

—¡Sí! —replicó—. He estado ayudando a cuidar de JeongIn. Encantada de conocerte. Guau, luces igual que en las revistas.

—Supongo que sí —respondió Hyunjin con una risa extraña.

—Lamento tanto que no puedas visitar a JeongIn por su… —luchó por encontrar
la palabra adecuada— condición. Pero te aseguro que ha estado respondiendo muy bien al tratamiento y…

—De hecho, esperaba poder hablar contigo un poco sobre JeongIn y su tratamiento —se inclinó hacia adelante y bajó la voz—. De manera privada, si es posible.

—Ah. Mmm —le frunció el ceño a la computadora, insegura—. Se supone que
siempre debe haber alguien…

—Solo por un segundo. Es sobre… ya sabes… cosas de Renegados. Y es importante.

—Por supuesto —un rastro de curiosidad se asomó en su rostro—. Déjame cerrar esto…

Se desconectó de la computadora, luego apoyó el tenedor sobre el manto de lechugas y se puso de pie. Hyunjin la guio, pasaron por el rincón donde sabía que JeongIn estaba esperando y, con discreción, alzó el pulgar derecho. Luego, se detuvo y enfrentó a la enfermera. Creyó escuchar el movimiento silencioso de un traje de hospital a unos metros de ellos, pero era difícil estar seguro por los constantes pitidos de las máquinas del hospital.

—Bueno… —comenzó Hyunjin—. En primer lugar, quiero que sepas cuán impresionada está mi familia por el cuidado que JeongIn ha recibido aquí. Es claro que el personal es de primera calidad y solo… realmente apreciamos cuán atentas han sido todas las enfermeras y los doctores, los fisioterapeutas, a decir verdad, todos. Es evidente cuánto se preocupan por sus pacientes.

—Bueno, hacemos nuestro mejor esfuerzo —la mujer se sonrojó.

—Se nota —Hyunjin le sonrió.

Detectó movimiento en la estación de las enfermeras. Alguien estaba levantando el micrófono del sistema de intercomunicación.

—Y sabemos que el tratamiento de JeongIn ha sido poco convencional —continuó Hyunjin intentando mantener su atención en la enfermera—. Sé que los sanadores prodigios que trabajan aquí cargan con mucha responsabilidad, pero el personal civil realmente se esforzó para ayudar a JeongIn a recuperarse y se aseguró de que reciba… solo… el mejor cuidado posible, incluso sin un sanador prodigio.

SUPERHERO   •   [Hyunlix]  •  ADAPTACIÓN Donde viven las historias. Descúbrelo ahora