—¿De dónde sacaste esto? —preguntó Felix. Urraca pulsó el botón del elevador, y luego giró lentamente, con una expresión de desinterés absoluto.
—¿De dónde crees? —preguntó, apenas mirando la máscara—. Lo saqué de los escombros del Parque Cosmópolis. Tú estuviste allí ese día, ¿verdad? —cruzó los brazos—. A los superiores les pareció que debía ser archivada, pero me da igual si la arrojas a la basura. Es solo un trozo de aluminio abollado. Si lo quisiera, hasta yo podría fabricar uno.
Los dedos de Felix se curvaron a la defensiva.
—Eso fue hace mucho tiempo. ¿Por qué lo traes recién ahora?
Urraca alzó una ceja temeraria.
—Porque durante el último mes hemos estado hurgando allá abajo, en los túneles subterráneos, entre los desechos que abandonaron esos patéticos Anarquistas. Me tendrían que dar una medalla por la cantidad de basura que he tenido que examinar. Nada de valor y absolutamente nada que ayude con la investigación. Una pérdida de tiempo, eso y la casa de la risa. Pero —alzó las manos— da igual. Solo soy una operaria.
—¿Encontraste alguna otra cosa… interesante?
—¿Qué? ¿Como partes de cadáveres? Mis habilidades no se traducen a carne humana.
—Y… ¿nada en los túneles tampoco? La campanilla del elevador sonó, y Urraca le dio la espalda.
—Eres tú quien tiene que catalogarlo todo, ¿verdad? Supongo que ya te enterarás.
Felix la miró furiosa. Se quedó parado, con la máscara entre los dedos.
—En fin, ¿cómo funcionan tus poderes? ¿Eres una especie de detector de metales andante? ¿O un imán? ¿O qué? realmente.
Las puertas se abrieron y apareció un muchacho desgarbado con cabello desgreñado color café y las mejillas salpicadas de pecas. Su rostro se
iluminó cuando vio a Urraca.—Maggie Jo, ¡dime que es cierto! ¿Nos trajiste nuevos tesoros? —se dirigió para darle un golpe con el puño, pero Urraca lo ignoró mientras pasaba rozándolo para entrar en el elevador.
—Ese no es mi nombre —respondió airada, oprimiendo el pulgar con fuerza sobre uno de los botones de planta—. Y mis poderes —dijo, dirigiendo su mirada de furia a Felix— no son asunto tuyo.
El muchacho retrocedió mientras el elevador se cerró.
Aprovechando su distracción, Felix metió la máscara de metal en la parte trasera de su cintura. Nada que no estuviera en la base de datos había sido recibido, ¿verdad?
—Esa chica tiene que relajarse un poco —comentó el muchacho, girando hacia Felix—. Pero debo decir que trae objetos cool. Una vez rescató una caja de música antigua del fondo de Harrow Bay. No tenía ningún poder especial pero, de todos modos, ¿no te parece increíble? —su sonrisa se amplió—. Tú debes ser el infame Insomnia —se acercó prácticamente a los saltos a él y arrojó una palma hacia Felix—. Taehyung. Un
verdadero placer.—Felix —respondió, estrechando su mano—. Tina dijo que podías enseñarme el lugar.
—Por supuesto que sí —Taehyung levantó el contenedor de plástico y lo empujó bajo el escritorio—. Aquí tenemos algunos de los objetos más cool. Te encantará. Vamos.
Avanzó hacia la sala de archivos sin fijarse en si Felix lo seguía. Empujó la puerta para abrirla y saludó a Tina con el mismo entusiasmo con que había saludado a a Felix y a Urraca. Luego rodeó las hileras de archivadores camino a una enorme puerta de metal al fondo de la sala.
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SUPERHERO • [Hyunlix] • ADAPTACIÓN
FanfictionEncontrar amor donde buscaba venganza... Encontrar venganza dónde una vez hubo amor... Felix decidió unirse al equipo de sus rivales con un único objetivo en la mente: Vengarse.