• C. 137 • [48]

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Felix subió las escaleras de la torre noreste a toda velocidad. Cuando llegó a la cima, se asomó por una de las ventanas angostas. Ace y el Capitán estaban en un techo plano que se extendía debajo de una serie de arbotantes de estilo gótico. La cabeza del Capitán estaba inclinada mientras se estrellaba con cada obstáculo que Ace ponía entre ellos, sus puños destruían piedras y gruesos pilares y los lanzaba del otro lado del claustro. A pesar de su fuerza, el rostro del Capitán Chromium estaba enrojecido y sus cejas brillaban por la transpiración. Hasta él se estaba cansando por los ataques incesantes de Ace.

Felix evaluó la base de las escaleras. Había una estatua de una mujer rezando en un nicho dentro de la pared. La mujer fue arrancada de su base y arrojada por la ventana. La estatua atravesó el vitral y llenó el techo debajo de fragmentos coloridos. Pateó los bordes de vidrio restantes, atravesó la apertura y se dejó caer en el techo.

El Capitán se había subido sobre uno de los arbotantes buscando una manera de llegar al villano.

—¡Ace! —gritó Felix.

Que el Capitán casi se cayera del arco en el que estaba era una clara señal de su agotamiento. Sujetó la cabeza de la gárgola para sostenerse. Felix lo ignoró, su atención estaba en su tío. Todavía no sabía qué podía decir o hacer, pero si iba a neutralizarlo, tendría que acercarse. Quizás hasta podría acercarse lo suficiente para dejarlo dormido, lo que haría todo más sencillo.

Pero primero, necesitaba que bajara al techo.

Ace bajó lo mirada hacia él, sus ojos estaban cubiertos por una fina capa de desconfianza.

—Ah, pero si es mi pequeña Pesadilla. Qué considerado de tu parte unirte a nosotros —escaneó la torre detrás de ella—. ¿El chico Bang nos acompañará?

Felix alzó su mentón y se inspiró en todo lo que había aprendido estos últimos meses sobre mentir y traicionar.

—Está muerto —dijo con voz rígida y serena—. Lo maté, como pediste. Lamento haber dudado antes. No volverá a suceder.

Podría ver a Ace analizando sus palabras. Tal vez se preguntaba si podía confiar en él.

—¡Estás mintiendo! —gritó el Capitán Chromium.

Felix lo miró y aunque deseaba poder transmitirle que sí, que estaba mintiendo, no podía arriesgarse delante de Ace. En cambio, alzó su voz y la hizo más fría y severa.

—Cuando murió, todas las cosas que había dibujado en el pasado murieron con él —tomó su brazalete del bolsillo, el broche estaba roto, pero la estrella brillaba como siempre—. Una vez reparó este brazalete —encogió los hombros—. Supongo que es hora de que lo lleve a un joyero.

El Capitán se dejó caer en el techo furioso y tomó la cadena de cromo. Felix apenas tuvo tiempo de parpadear antes de que un extremo estuviera volando hacia él con fuerza suficiente para arrancarle la cabeza. Un capitel de piedra se separó de la columna detrás de Felix y se partió en miles de fragmentos al interceptar la cadena.

Felix se trastabilló contra la pared, sentía el crujido de los vidrios debajo de sus botas.

—¿Te atreves a atacar a mi propia sangre? —bramó Ace aterrizando entre Felix y el Capitán. El corazón de Felix se aceleró por la oportunidad, pero todavía estaba a por lo menos diez pasos delante de él, no estaba lo suficientemente cerca para tocarlo.

El estuche con el dardo del Agente N se sentía pesado en su cadera. Se aseguró de que el cierre estuviera abierto y comenzó a acercarse lentamente hacia Ace mientras él le daba la espalda.

—Basta de juegos, Capitán —dijo Ace, le echó un vistazo a Felix. Él se congeló al sentirse descubierto, pero su tío estaba sonriendo—. ¿Sabes cómo mi brillante sobrino fue capaz de recuperar mi casco? Me contó sobre tu pequeña caja. Sospecho que pensabas que era invencible al igual que tú… pero no lo era, ¿no? Verás, tenemos una nueva arma, fue la última que hizo mi hermano y la más poderosa.

SUPERHERO   •   [Hyunlix]  •  ADAPTACIÓN Donde viven las historias. Descúbrelo ahora